¿Los presupuestos públicos tienen ideología?
El ejecutivo acaba de presentar al congreso peruano el proyecto de Ley del Presupuesto, para el Año Fiscal 2023. Según sus autores, su objetivo es el “retorno gradual” a las reglas macro fiscales para el sector público no financiero. Quiere decir, que a partir de 2023 la deuda pública no exceda el 38% del Producto Bruto Interno (PBI), y ésta debe ser menor o igual a 30% en un plazo no mayor a 10 años. Entre tanto, el déficit fiscal anual, para los años 2023, 2024, 2025 y 2026, no debe ser mayor a 2.4%, 2%, 1.5% y 1% del PBI, respectivamente.
Cifras del presupuesto proyectado
El techo de gasto del Presupuesto Institucional de Apertura (PIA) para el 2023 asciende a 214,800 millones de soles, que viene a ser el 21% del PBI de 1,029 mil millones de soles proyectado en el Marco Macroeconómico Multianual (MMM) (2023 -2026), lo que equivale a una expansión económica de 3.5%. Si comparamos con el presupuesto de 2022 que fue de 197,000 millones, el nuevo proyecto tiene un aumento real de apenas 4%, insuficiente para encarar los enormes desafíos que tiene el país.
En cuanto a la distribución de la “torta” del presupuesto, educación tiene una participación de 19.5% (2022: 18.15%), salud 11.5% (2022:11.27%), transportes, 9.5% y otros el 59.5%. Mención especial merece el presupuesto de educación. Se observa un pequeño aumento, sin embargo, sigue siendo un exiguo 4% del PBI (2022:3.7%) y está en la cola de países de nuestro entorno más cercano, y lejos de las promesas del actual gobierno de 10% del PBI. De acuerdo a las últimas cifras del Banco Mundial, el país que lidera es Bolivia con 8.9% del PBI, seguido de Brasil (6.1%), Chile (5.4%), Colombia (4.9%), Argentina (4.7%) y Ecuador (4.1%).
Por destino o empleo de los ingresos del presupuesto, se observa que los gastos corrientes se llevan el grueso de la “torta”, es decir, 131,492 mil millones de soles. A gastos de capital (inversiones) se le asigna 59,342 millones y a servicios de la deuda pública 23,952 millones de soles. Si analizamos la evolución de estas cuentas de los últimos 10 años (2014 -2023), el servicio de la deuda (amortización del principal y pago de intereses) ha crecido en 136.50%, los gastos de capital en 95.59% y los gastos corrientes en 90.27%.
Sin entrar en más disquisiciones de las cifras del proyecto de presupuesto habría que decir, lo siguiente:
i) Las proyecciones de crecimiento recogidas en el MMM son muy optimistas, cuando todos los organismos internacionales y nacionales han rebajado sus estimaciones. Europa y Estados Unidos están técnicamente en recesión. China no logra revertir la caída de su economía a pesar de su política monetaria expansiva y reducción de tasas. Y, los beneficios empresariales a nivel global están en caída (véase el último Informe de Morgan Stanley). Por otra parte, el Perú, atraviesa una profunda crisis política, económica y social, como pocas veces hemos visto. Ésta es una realidad, se mire como se mire.
ii) En países con problemas estructurales como la pobreza, el desempleo, el hambre, etc. los presupuestos deben marcar objetivos, priorizar políticas y convertirse en herramientas clave para combatir dichos males o al menos aliviar, sin embargo, en el proyecto presentado al Congreso por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), no se advierte nada de eso, se limitan a señalar que su propósito es “cuidar los sólidos fundamentos macroeconómicos” de deuda pública y déficit público.
A los autores del proyecto habría que recordarles, que uno de los principales problemas del país es el desempleo, que genera a su vez más pobreza y más desigualdad. Las cifras de agosto 2022 del INEI revelan un 44% de peruanos en edad de trabajar (llamado PEA) como subempleada y 76% con empleo informal. Por otro lado, un reciente estudio del BCR sobre “Historia de dos pobrezas en el Perú” (mayo 2022), advierte que al cierre del 2020 había 36.2% de peruanos en situación de pobreza multidimensional.
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