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Armando San Román / Origen y fin de la democracia como hoy las conocemos II

Foto del escritor: Análisis EfectivoAnálisis Efectivo

1. Antecedentes y contexto


En el documento anterior hablamos sobre el origen de la democracia como hoy las conocemos y sobre el fin de las luchas ideologícas para quedarnos con la ideología del mercado. A continuación, un resumen a grandes rasgos de lo que planteamos.


En la pre – modernidad


Tenemos una derecha que es representada por la burguesía el rey y los cortesanos por empresarios y una Izquierda representada por el pueblo, la plebe; el rey representa a la nación; los políticos son la burocracia del rey (cortesanos en su mayoría). El pensamiento de la época se centra en la política e ideología y en segundo plano en la economía. La Ideología de la época es centrada principalmente en la religión (fundamentalista), que tiene como función integrar y unificar a la masa (al pueblo o plebe) y es la base o el fundamento de todo (la Fe es la ley divina).

En la modernidad


Tenemos una derecha que es representada por empresarios y una Izquierda representada por las masas; los partidos políticos representan al Estado; los políticos pertenecen a partidos políticos (de izquierda y derecha). El pensamiento de la época se termina centrando primero en la economía y en segundo plano en la política. En una primera etapa, las luchas Ideológicas de la época corresponden al socialismo, marxismo, materialismo y en una segunda se transforma en la ideología de la economía de mercado, que tiene como función integrar y unificar a la masa de consumo y es la base o el fundamento de todo (la nueva fe son las leyes de mercado).


Como se puede observar. De ese breve resumen, la rivalidad entre política y económica se transformó en una sola ideología que llamamos economía de mercado, pero seguirá habiendo un conflicto interno y la política perdurará a un nivel secundario, ya no como ideología sino como mecanismo de diálogo (lo que nos permitirá discutir las normas) y como valoración de recursos (darle peso sobre lo que debemos discutir), forma y fondo.

Cabe señalar que en un determinado momento histórico la izquierda no combatió a nivel de fondo, sino en su forma o función, la izquierda de la época también era consumista y por ende no lucho contra la economía sino contra las políticas económicas que se emplearon y como se empleaban (es decir la forma de cómo debe ser planteada), por lo que fue una izquierda que se introdujo en la discusión, pero dentro de la ideología de la economía de mercado y no sobre otros planteamientos ideológicos que se dejaron de lado.

2. Nacimiento del liberalismo


El estado se convierte así en un capitalista colectivo (suma de interés de individuos económicos) y por tanto en ese momento es el inicio del fin de las ideologías que defendían la izquierda. En esos contextos nace el liberalismo como una tendencia que se mantiene al margen de la derecha y la izquierda porque no toma una posición de enfrentamiento ideológicos y postula que todas las cuestiones humanas se regulan bajo las fuerzas del mercado. Sin embargo, debemos señalar que el liberalismo extremo limita la libertad humana porque no es posible que se permita algo que tenga criterios diferentes al del mercado.


3. El fin de la democracia como hoy la conocemos

El ciudadano (que forma parte o pertenece a una ciudad) está unido a la política (palabra que proviene de polis, ciudad). Como hemos mencionado, una de las funciones de la política es el dialogo, el intercambio de ideas, la discusión sobre nuestra sociedad y eso es la fuente, base y estructura de una democracia.

Hoy en día, en contraposición al liberalismo, estamos inmerso dentro de un movimiento neoliberalista donde el individuo es un consumidor, que se presume “libre” y emplea esa total “libertad” para consumir más y exigir mejor servicio y calidad; donde no tiene interés real en la política (no es un político activo, más bien es pasivo y lo hace a disgusto porque no está contento con los servicios que le brinda). Si la política permite dialogar, el consumidor no dialoga a nivel político, no participa en discusiones (porque le quita tiempo de consumo). Así también, es un consumidor de “modas” y “marcas” (lo que genera una lucha constante y contradictoria entre ser parte de la sociedad de consumo que compra “marcas” de producción masiva y al mismo tiempo tratar de ser individuo único). Ya que es un individuo consumidor (alejado de la política) la moda es la que le impone el camino (camino que le gusta seguir porque el individuo se entrega a la era digital y expone su vida en Facebook, Instagram, y otros medios; medios que también miden sus “likes” y demás gustos a través del bigdata) porque es parte de la sociedad de consumo y del panoctico general.

Por tanto, el ciudadano como tal está muy ligado a la idea de democracia y a la capacidad de intercambio de ideas sobre ella (discusiones ideológicas) mediante este dialogo la construye. El individuo por otro lado, está alejado de la política y de ese dialogo, y por ende está sumergido en el autoritarismo del consumo que imponga la moda.


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