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César Ferradas / El fin de los “Edumediarios”


Con el vertiginoso desarrollo de las tecnologías de la información y su influencia en casi todas nuestras diarias actividades, desde las domésticas hasta las profesionales, el de la educación es uno de los campos que se esta viendo mas afectado por esta avalancha tecnológica.


Un primer cambio trascendente, en la trasferencia del conocimiento oral de generación en generación usada por siglos, se produce con la aparición de la imprenta y posteriormente con las comunicaciones escritas mediante los servicios de correo. Es así como aparecen los primeros “cursos por correspondencia” de hace unos 50 años atrás. Los alumnos recibían, vía correo tradicional, los materiales (libros o separatas) por entregas periódicas y después de asimilarlos resolvían las pruebas o “tests” de suficiencia para ser acreditados en las materias que cursaban.


Este sistema fue ampliamente divulgado por muchas instituciones educativas que encontraron así una forma de proyectarse hacia la comunidad en un tiempo en que el conocimiento estaba limitado a las grandes urbes académicas de los países más desarrollados. Sin embargo, el sistema cae en desuso hasta desaparecer por la falta de credibilidad y “representatividad” del método. Pueden haber influido aspectos como el escepticismo en la seriedad de los contenidos, la proliferación de entidades sin mayor solvencia académica, la calidad de los discentes o la honorabilidad de los mismos, la inflexibilidad en las comunicaciones, o el menosprecio de quienes impartían o recibían una educación escolarizada.


La educación a distancia, llamada ahora “educación virtual” o no presencial que tiene sus raíces en estos cursos epistolares, ha vuelto a ponerse en boga. Se esta convirtiendo en la moda actual y son muchísimas, y muchas de ellas, instituciones muy prestigiosas quiénes ahora ofrecen este tipo de oportunidades educativas. Las posibilidades de una realidad virtual -generando los campus “on-line”- basada en el avance de las comunicaciones, la WEB y la Internet; conjuntamente como los cambios en la cultura del aprendizaje pueden soslayar y superar las dificultades que tuvieron que afrontar los precursores cursos por correspondencia.


Un elemento clave para el éxito de esta modalidad, que talvez no fue muy bien percibido o debidamente enfatizado, es el hecho de que en este sistema “virtual” o “no presencial” debe existir una conexión directa entre el productor del conocimiento y el consumidor del mismo. Para que las asignaturas puedan ser conducidas a distancia, se requiere que los contenidos temáticos hallan sido preparados por los propios profesores en textos electrónicos y que estos estén directamente disponibles en un repositorio de información accesible por Internet. Se requiere, asimismo, una permanente comunicación interactiva de los profesores con los alumnos a través de foros, “chats”, e-mails, WAs, etc.


Los profesores tradicionales –intermediarios de la educación (“edumediarios”) hasta ahora- se ven entonces ante la inevitable crisis (¿oportunidad-peligro?) de realizar cambios radicales tanto en el fondo como en la forma de trasmitir sus conocimientos.


Primero, el tener que convertirse en autores y creadores de conocimiento pues ya no será adecuado el uso de textos “prestados” (“book of readings”) que después de leídos - y a veces mal interpretados, transmiten los contenidos distorsionados por sus propios sesgos e intereses- y se imparten pseudo-magistralmente a los alumnos. Segundo, tendrán que afrontar el reto de cambiar la tiza y la pizarra por los presentadores electrónicos audiovisuales.


Una perspectiva cada vez mas real y cercana de la educación escolarizada, es aquella que esboza un retorno al autodidacta, en el cual las instituciones educativas tendrán los importantísimos roles de orientación y guía en el ciclo inicial del proceso y luego el de acreditación de los conocimientos en la parte final; dejando el proceso de aprendizaje al libre albedrío de los educandos y en el cual los profesores no tendrán espacio para la “intermediación” de los conocimientos.


Investigadores, profesores, autores, orientadores, facilitadores, impulsadores y acreditadores sumamente informatizados son las nuevas características del docente de hoy. En resumen, la desaparición de los “edumediarios”. Intermediarios de la educación y el conocimiento.


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