Y, más Ajeno. Tal vez este sería ahora el nuevo título de la laureada novela “El Mundo es Ancho y Ajeno” que el gran escritor peruano -poco conocido ahora por las nuevas generaciones- Don Ciro Alegría le daría a su, combatiente y esclarecedora obra.
Y como lo que se hereda no se hurta, su hijo Gonzalo, hace honor a esa herencia, con su actitud gallarda y desprendida, al ponerse al servicio de la patria mediante el respaldo y asesoramiento del candidato y ahora flamante presidente Pedro Castillo. Y es que Gonzalo, cuya trayectoria reseño en la referencia, no es ningún advenedizo ni menos oportunista. Asumió una responsabilidad enorme difundiendo y defendiendo la democracia, en momentos en que pensar apoyar a Castillo era, para una gran mayoría elitista o desconcertada, apoyar al comunismo internacional y exponerse a ser objeto de diatribas, insultos y agravios de toda índole.
Coincidimos con él, en que el país no está para odios ni mezquindades; si no más bien para unir esfuerzos en fortalecer nuestra endeble democracia, en un momento de real división entre los peruanos.
Con acérrima defensa de sus creencias libertarias y patrióticas, Gonzalo asumió un delicado papel de defensa y sobretodo asesoría, aconsejando al candidato o supliendo sus notorias deficiencias en el ámbito económico y social. Candidato de los pobres en oposición- de esa infame dicotomía entre las clases sociales, distanciando y diferenciando a la nación en oposición a la otra candidata.
Conozco a Gonzalo, y puedo dar fe de su sinceridad, integridad y su gran nivel escolástico. Pertenece a la planta docente de una prestigiosa institución de pos grado, que podría deslindarse de su decisión política y poner en peligro su estabilidad laboral. No obstante, se empecina valientemente en seguir sus convicciones sin descanso ni tregua. Creo pues, sin temor a equivocarme, que esta actitud es un camino a transitar. Apoyar al nuevo presidente es un deber ineludible no solo para moderar su entusiasmo, sin claudicar de sus convicciones, sino también para atemperar sus propuestas, actitudes y métodos que puedan herir susceptibilidades o simplemente asustar a los descreídos de los modos democráticos.
Quienes piensan que seguir modelos trasnochados es el camino escogido, están en gran error. Teniendo, a la vuelta de la esquina los malos ejemplos venezolanos sería un despropósito y un inefable suicidio. Recordemos los pilares Chavistas: Militar educado en Perú imitando erróneamente la revolución velasquista, con alto grado militar en ejercicio y con el apoyo de esta milicia en pleno, un país donde la desigualdad y pobreza era evidente, con el manejo total del congreso y finalmente, pero no lo último, la enorme riqueza del petróleo.
Concluyendo, por comparación, ahora las fortalezas del nuevo presidente son escasas. Una FFAA, patriótica e institucional pero vigilante. Un congreso fragmentado, que bien podría conglomerarse en reunir 80 votos y hacer la vida imposible al ejecutivo. Un presidente sin partido solo sustentado en su capacidad de gestión. Una clase financiera empresarial a todas luces en su contra tratando de preservar sus particulares intereses y finalmente las arcas del erario vacías, dilapidadas por decisiones erradas, por lo menos en el ámbito laboral y sanitario, para no incluir los robos desaforados de los últimos gobiernos.
Solo nos queda rogar, parafraseando el mensaje del shock de los 90, ”Que Dios nos ayude”, por el bien de la nación y comprometiendo un leal apoyo a su gestión de parte de todos los habitantes de nuestra querida patria.
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