Aplicaremos esta denominación para calificar el actual comportamiento político tanto de los poderes del estado, como la sociedad en su conjunto. Ampliando una concepción usada mayormente en el ámbito empresarial conocido como la “Miopía Gerencial”, y que ha llevado al fracaso a múltiples organizaciones, empresas, naciones e imperios de éxito transitorio debido a esa soberbia institucional, que deviene de la actitud personal de quienes ostentan el efímero poder.
Una afección que no se resuelve volteando la cara y soslayando los impostergables problemas nacionales para recibir a cambio los elogios de los advenedizos y desinformados de siempre que solo buscan lucrar con las prebendas conseguidas. Es necesaria, por parte de todos, tener una actitud más gallarda, inteligente y sensata para “frentear” cara a cara las vicisitudes que nos afligen cada día.
La absoluta frivolidad y falta de seriedad- para no caer en adjetivos - capaz más descriptivos, como la irresponsabilidad, corrupción y falta de empatía de nuestros políticos “empresaurios” y habitantes con nuestra situación. El Perú, que no es del color rosa- del grupo social que nos desgobernó por 200 años- se percibe como una burla, una farsa doliente por no decir macabra ante las necesidades urgentes e imperiosas, de las grandes mayorías corroídas también por una ceguera social sin límites.
Este nuevo gobierno, con aires y anhelos provincianos de reivindicación de sus derechos conculcados durante tanto tiempo está perdiendo la brújula por la escasa visión global de los problemas que enfrentamos. Congelado en los reclamos “espacio-tiempo-históricos” quiere enfrentarse a ellos mediante soluciones cortoplacistas de antaño. Planes, acciones y reformas con visión y acción mayormente sindicalistas.
Y no se trata tampoco de defender la -tan venida a menos- democracia peruana, sino que estamos poniendo en juego el futuro de nuestro querido país. No es necesario, por obvio, hacer un recuento de todos los bien intencionados desaciertos que ha cometido y sigue cometiendo el equipo gobernante. Tanto en el ámbito burocrático y económico como en el desastroso (o intencionado) manejo de la salud. Aunque este último sea heredado de la genocida gestión anterior.
“Pero no podemos cerrar los ojos ante el evidente desgobierno y escasa percepción de nuestra realidad. Ningún cambio anhelado y justo para nuestra patria puede realizarse si nos encontramos peleando entre nosotros como ranas, cangrejos o langostas en una olla cocinándose a fuego lento. Y, sobre todo, mirando hacia adentro y abajo, en lugar de mirar hacia arriba y afuera.” (1)
La “cancha” está fuera del ámbito nacional y es allí donde juegan las grandes fuerzas y poderes exógenos que marcan la realidad global. Si no enfrentamos la Pandemia como una evidencia más que palpable de las nefastas intenciones de los gobernantes globales, como los describe Cristina Martin Jiménez en su libro “Los Amos del Mundo están al Acecho”. (2) no tendremos futuro.
Comprendo que el dueño del sombrero este preocupado en resolver los problemas nacionales endógenos- internos, valga la tautología- que representan las cadenas opresoras de la oligarquía peruana, aquella que tiene poder político preveniente del dinero. Camarilla que nos ha gobernado desde la conquista y en las cuales el presidente ha estado imbuido en sus afanes sindicales. No obstante, es menester levantar el ala del chambergo, que no lo deja ver, para percibir lo que sucede arriba y afuera en el contexto internacional.
Talvez resuelva, y así lo deseamos, los problemas que nos agobian y se geste ese hermoso país que todos aspiramos, pero seremos una sociedad distorsionada que, si bien escape de los maretazos internos, habremos caído en las fauces de un poder global, hegemónico, unipolar, hacia donde nos lleva el Nuevo Orden Mundial (NWO por sus siglas en inglés).
Resolver inteligentemente este reto global, combatiendo las armas biológicas y psicosociales de la sujeción y desastre que representa, en avanzada, la Pandemia; es la misión suprema a la cual debemos abocarnos todos los peruanos sin ningún tipo de distinción. No debemos “satanizar” la actual administración, sino más bien aconsejarla, apoyarla con buena voluntad, ya que estamos en el mismo barco, aunque en diferentes camarotes.
Si bien un prestigioso político peruano (3) decía, al arrostrarle su falta de conocimiento científico: “A los técnicos se les alquila”, podríamos re frasear el término proponiendo que a los técnicos se les convoca, para colaborar con la nación.
Referencias. -
(1) Ibid. facebook.com/1010540235/posts/10224312305247847/
(2) planetadelibros.com/libro-los-amos-del-mundo-estan-al-acecho/244882
(3) Bedoya, Reyes. Luis. wikipedia.org/wiki/Luis_Bedoya_Reyes.
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