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Carlos Ginocchio / Financiamiento al sector agrario


En el agro peruano se desenvuelven 2.2 millones de productores, 1 millón de los cuales están articulados al mercado, producen para vender y hacer negocio, y de estos solo 200 mil cuentan con un crédito en instituciones del sistema formal supervisado por la SBS, por lo que existe un mercado potencial que representa una oportunidad para la expansión de la banca y la formalización en el sector rural.


En el corto plazo, las medidas son diferentes. Al restante 1.2 millones que producen para subsistir se les debe incluir en los bonos asistencialistas. Al millón de productores articulados a un mercado con un crédito del programa REACTIVA PERÚ, que puede perfeccionarse si el Estado coloca a su disposición los camiones del Ejército y del aparato público para el transporte de los cultivos a los mercados, cobrándoles solo el costo del combustible, y conectándolos directamente con los mercados minoristas, supermercados y agro ferias, se reducirá el costo de los alimentos y un mayor ingreso para el productor. El Estado cuenta con la información a través del CENAGRO 2012 y las bases de datos de instituciones financieras.


Las instituciones financieras consideran el sector agrario de alto riesgo, principalmente por la eventualidad de eventos climáticos y la informalidad. En el primer caso, la implementación de un Fondo de cofinanciamiento de un seguro agrícola comercial (diferente al catastrófico) que proteja la inversión de campaña del pequeño productor (máximo hasta 10 o 15 hectáreas), estrategia que se ha probado en el Agrobanco en 2016-17 y permitió que agricultores afectados por la sequía en Sullana (diciembre 2016) y el Niño Costero (2017) recuperen su inversión, y el bancosul financiamiento.


Solo 5% de las colocaciones del sistema financiero formal se destinan al agro. Si el Estado -como en la mayoría de países latinoamericanos- cofinancia hasta 60% de este seguro, que debe ser obligatorio con el crédito, ello demandaría para cubrir los créditos actuales a los pequeños productores de S/ 60 millones anuales. De esta manera, la banca se acercaría más al campo, y al crecer las colocaciones, lo haría también la adquisición de insumos, fertilizantes, insecticidas, y por ende, el IGV al Estado, lo que representaría, finalmente, una inversión antes que un subsidio, con resultados cualitativos como son la mejora del clima social y el combate contra la pobreza que, en el sector rural, representa 40% (promedio).


La prima de este seguro era de 3% de la inversión, pero la afiliación masiva atraerá más aseguradoras, pudiendo reducirse; en resumen, con una inversión de S/ 60 millones anuales se logrará una reactivación del agro, oportunidades para la banca y aseguradoras, así como distribuidoras de insumos.


La segunda conclusión es desarrollar un proceso masivo de evaluación y conversión de certificados de posesión en propiedad inscrita en Registros Públicos, a fin de dotar de garantías a los pequeños productores y propender a su formalización, aunque tengo claro que es el flujo de caja y el conocimiento del negocio, la base del crédito, antes que la garantía.


La implementación de la SBS de una tipología de Crédito Agrario, aunada Asus ocho categorías actuales de créditos (Micro, pequeña, mediana, gran empresa y corporaciones, consumo revolvente y no revolvente, hipotecarios) otorgará mayor flexibilidad para el tratamiento del financiamiento al sector. Los parámetros de evaluación, reprogramación, provisiones y análisis de riesgos difieren de los créditos urbanos.


El impulso del crédito forestal que ofrece numerosas posibilidades para combatir la pobreza en sierra y selva, así como preservar el ambiente reforestando tierras, promoviendo la participación de las AFP con disponibilidad de fondos a largo plazo y tasa de interés menores a las bancarias, con garantía del Estado, fomentando la intervención de entidades privadas o productores asociados con garantías ante éste, y asistencia técnica permanente. Actualmente, Perú importa maderables de Chile pese a contar con mayor cantidad de hectáreas para el desarrollo de esta industria, que genera trabajo masivo.


El crédito es fundamental para el crecimiento y el desarrollo, pero debe otorgarse a quienes tengan la posibilidad de pagarlo y cuyos negocios sean sostenibles, a tasas del mercado compatibles con la reducción de los riesgos ante las medidas propuestas anteriormente, y plazos acordes a los períodos de siembra y cosecha de los productores. No es la única herramienta para el desarrollo agrario, lo son también la asistencia técnica, capacitación, tecnología, programas de asociatividad, reconversión de cultivos y acceso a mercados, pero no deja de ser primordial la importancia del financiamiento, que es lo que tratamos en este artículo.



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