Incluyo las que considero las ‘palabras malditas’, sus significados, origen, etimología, usos, y presencia en la vida diaria. Es un tratado, especialmente, de investigación.
8. Cachudo significa que ‘tiene los cuernos grandes’, referido a un animal, en Bolivia, Chile, Ecuador, El Salvador, Honduras, México, Venezuela, y Perú. De allí se deriva a la expresión ‘ponerle los cachos’, es decir, ser infiel a tu pareja, expresión que según la web cultural del diario ABC, se origina cuando en la Edad Media un señor feudal ponía en práctica el derecho de pernada sobre la esposa de un vasallo, se colocaba en la casa una cornamenta de ciervo que dio origen a la conocida frase «poner los cuernos», una de las expresiones cuyo origen revela la filóloga Héloïse Guerrier en un divertido glosario titulado «Con dos huevos». En ese sentido, es sinónimo de ‘cornudo’, que a veces da lugar a la expresión ‘tremenda cornucopia’.
En Chile, ‘cornudo’ puede significar ‘suspicaz’, En El Salvador ‘medio ebria’, en México, ‘de gesto adusto o mala cara’, en Uruguay, que ‘denota vulgaridad o mal gusto’, y en Colombia, El Salvador, Honduras, y Venezuela, es el ‘diablo’ (el cachudo).
En el siglo XVI, el español Lope de Rueda escribió su obra más conocida: ‘Contento y cornudo’ en la que al personaje Martín de Villalba, su esposa (Bárbara) le pone los cuernos con un estudiante llamado Jerónimo, pero ella le hace creer a su marido que el estudiante es su primo para que este no sospeche nada. El Decamerón de Giovanni Boccaccio presenta una colección de ‘cornudos’, personajes que han sido conspicuos en la literatura universal, especialmente en la española e italiana, desde hace más de cinco siglos.
9. Carajo (Caralho), según Wikipedia, es una palabra vulgar del idioma portugués con una variedad de significados y usos. Literalmente, es un sustantivo que se refiere al pene, similar al inglés dick, pero también se usa como una interjección que expresa sorpresa, admiración o consternación tanto en sentido negativo como positivo de la misma manera que follar en inglés. Caralho también se usa en los intensificadores para caralho, colocado después de adjetivos y, a veces, adverbios y sustantivos para significar "muchísimo" o "muchísimo", y do caralho, ambos equivalentes a las vulgaridades inglesas fucking y as fuck.
La etimología de caralho y sus afines es incierta, pero se han propuesto varias hipótesis. Sobre la base tanto de la semántica como de la fonología histórica, la fuente más plausible parece ser el latín vulgar no comprobado c (h) araculu, que habría sido un diminutivo latinizado del griego antiguo χάραξ (khárax, "palo"). Otra posibilidad es el latín tardío cassus o su diminutivo carassus ("vacío"), que eventualmente se usa para describir un nido de cuervos en un barco. La filóloga y romanista Joan Coromines sugirió que la palabra puede tener un origen prerromano en la raíz celta cario. El etimólogo Christian Schmitt propuso que el etimón es el griego antiguo καρυον ("nuez").
En el siglo X, la palabra se usaba comúnmente para nombrar monturas que tenían una forma fálica. Una evidencia temprana de su vulgaridad se remonta a 974, cuando el Monasterio de Sant Pere de Rodes recibió una donación de Gausfred, Conde de Rossillon, que se refería a mons Caralio, un monte cercano, por tener "un nombre deshonesto e indecoroso, aunque bien- conocido por todos ".
Su significado, según la RAE, es el ‘miembro viril’. En Costa Rica, Honduras, República Dominicana, y Venezuela, se refiere a una ‘persona a la que en una conversación no se quiere mencionar para desvalorizarla. Ya está aquí ese carajo’. También se usa como expresión ‘al carajo’ denotando ‘un fuerte rechazo de algo o de alguien. Al carajo tus consejos’, o como una expresión para expresar sorpresa o contrariedad, como es en el Perú en estos últimos dos casos. Es, quizás, la más suave de las palabras malditas, y muy frecuente en reemplazo de interjecciones como ‘caramba’, ‘caray’ o ‘pucha’, como un superlativo para denotar intensidad o molestia: “hace un calor del carajo’, o como un resultado negativo y contradictorio: “esto se ha estropeado, se ha ido al carajo’. Ocasionalmente, en el Perú, para deshacerse de la presencia de una persona se le manda ‘al carajo’, y, además, para expresar fastidio: “Qué carajo me dices”.
Su uso es múltiple pues e oportunidades denota fuerte negación, decisión o escaso interés: “me importa un carajo”, por lo que es un término muy versátil.
La web https://www.aulafacil.com/articulos/ presenta el origen de la expresión ‘mandar al carajo’: Cuando mandamos al carajo a alguien, estamos diciéndole de una manera vulgar que nos deje tranquilo, que pare de molestar y se marche. El carajo (además de la connotación sexual) era un cestillo o canastilla pequeña que se situaba en lo más alto del palo mayor de las embarcaciones, desde la que el vigía divisaba peligros, naves o tierra firme. Era un lugar poco deseado por lo incómoda de la ubicación (lugar alto, estrecho, inestable y que se balanceaba mucho), pero principalmente por el mareo que generaba en los que allí estaban. Para el capitán era por tanto un lugar socorrido para mandar a aquellos marineros que no cumplían con sus obligaciones o que cometían infracciones y debían ser castigados por ello, por lo que los mandaba al carajo y se olvidaba de ellos por un rato, además de que el castigado solía regresar mucho más dócil y diligente.
Comments