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Eleodoro Mayorga / Reactivando el upstream (1 de 7)

Reactivando el upstream del sector hidrocarburos


Resumen Ejecutivo del Grupo de trabajo integrado por E. Mayorga (redactor principal), M. Celi, M. Sersen, A. Masías, R. Zoeger, P. Touzett, E. Bisetti y M. Bernales Alvarado.



PROLOGO


Este trabajo fue redactado a mediados del año 2020. A pesar del tiempo transcurrido - más de dos años y medio – en gran medida sus conclusiones restan válidas y son de gran utilidad para enfrentar el reto de: “Reactivar nuestra industria del petróleo y del gas natural”.


Estos dos años y medio podrían considerarse como años perdidos. Los continuos cambios en la dirección del ministerio del sector y la llegada a la gerencia de Petroperú, en particular, de personas no capacitadas, con interés lejanos del bien comun, ha en cierta medida empeorado el cuadro general y las posibilidades de solución. Los cambios tan nefastos que sufrió la conducción de la empresa hacen recordar a aquellos que tuvieron lugar en la segunda parte de los años 90.


Entretiempo, nuestra economía ha sufrido de la inestabilidad política logrando crecer a menores tasas de incremento del PBI. Por un lado, la demanda de electricidad y de hidrocarburos y sus derivados (incluidos los fertilizantes y explosivos) ha seguido en aumento. Por otro lado, los reclamos de la población tanto urbana como rural se han hecho más fuertes incluyendo como parte de sus reivindicaciones la mejora al acceso a formas de energía más, seguras, limpias y de menor costo. Si bien la economía ha registrado aun ingresos excedentarios, la polarización política y la falta de capacidad de las instituciones ha empeorado; haciendo muy urgente la solución de los conflictos socioambientales descritos más adelante.


La invasión de Rusia a Ucrania no solo ha revivido tensiones geopolíticas a nivel global sino también ha hecho que los gobiernos se vean obligados de actualizar sus políticas de seguridad, incluyendo aspectos de comercio, de alimentación y de lucha contra las actividades informales. En nuestro país esta actualización está por hacer.


La inacción del sector ha sido casi total; excepto la continuación por parte de Petroperú del Proyecto de Modernización de la Refinería de Talara y la suscripción de algunos contratos que buscan reiniciar las operaciones en los lotes abandonados con instalaciones vandalizadas, así como la ejecución de algunos proyectos de energías renovables. La sequía en estos años y ahora las lluvias, han afectado nuestra capacidad de generación hidroeléctrica, obligándonos a usar al máximo la infraestructura de transporte y consumo de gas proveniente de Camisea que disponemos, llevándonos en ciertos momentos a utilizar diésel importado en las centrales de reserva.


Convendría ante los nuevos desarrollos que la nota sea actualizada y que sus conclusiones y recomendaciones sirvan finalmente a las personas que tienen ahora y tendrán en los próximos años la conducción del sector a materializar los cambios que los autores de la nota oportunamente puntualizaron.



INTRODUCCION


1- Preocupados por el grave estancamiento de la inversión en las operaciones de exploración y producción de hidrocarburos en nuestro país, estamos desarrollando una propuesta técnica, que de implementarse aumentaría significativamente la producción nacional de petróleo y gas.


2- A la espera que la situación política del país mejore y podamos encontrar en el Gobierno los interlocutores adecuados; dispuestos a introducir las reformas que el sector de los hidrocarburos requiere para lograr las inversiones que hagan posible la explotación óptima de nuestros recursos para el bien de nuestra economía y la elevación de nuestro bienestar social, seguimos analizando alternativas fruto de la experiencia que el grupo ha acumulado. Vista la coyuntura política actual, nos parece conveniente esperar y, por el momento, continuar nuestro análisis y discusión con miras a mejorar nuestra propuesta.


3- Creemos que el desarrollo de nuestro país y la mejora del nivel de vida de los peruanos en las próximas dos – tres décadas va a demandar más energía comercial (electricidad y combustibles, en particular). Mientras se desarrollan las fuentes renovables, y avancemos siguiendo la tendencia mundial en nuestra transición energética, una buena parte de la energía que consumiremos en el mediano y largo plazo, seguirá proviniendo de los hidrocarburos.


4- A la fecha, las dos terceras partes de la energía que consumimos proviene de los hidrocarburos; el resto proviene de la hidroelectricidad, de la biomasa tradicional (leña, carbón vegetal y otros) y, en una menor proporción, de las energías renovables (solar y eólica).


5- Para efectos de responder a las necesidades de generación eléctrica - que ha venido creciendo unos 2 puntos porcentuales por encima del PBI - no hay en cartera proyectos hidroeléctricos. Contamos con el gas natural y en una mayor o menor proporción, con los proyectos RER que pugnan por materializarse. Todo indica que el gas sigue siendo imprescindible para asegurarnos una generación eléctrica eficiente (limpia y de bajo costo). De otra manera, la alternativa que aparece es aumentar las importaciones de diésel.


6- La demanda de combustibles del sector transporte continua en aumento y aún estamos lejos de introducir vehículos eléctricos de manera significativa. Ante una demanda por consiguiente creciente de combustibles líquidos, si bien contaremos con capacidad de refinación para procesar crudos pesados, el déficit previsible de hidrocarburos, que se tendrá que satisfacer con mayores importaciones, impactará negativamente nuestra economía. Reducir este déficit es nuestro principal objetivo.


7- Estamos convencidos que nuestro país posee reservas y recursos de hidrocarburos que merecen seguir siendo explorados y explotados durante este periodo de transición energética. En lugar que se importen combustibles, el incremento posible de la producción de crudo y de productos refinados, así como de gas natural, generará empleos, utilizará servicios de empresas nacionales, generara utilidades y por ende sostendrá el ingreso fiscal con regalías e impuestos y; beneficios que de otro modo serán recibido por algún otro país.



8- El valor anual de las importaciones de combustibles del 2010 en adelante ha promediado 5 mil millones de USD. Bajo algo en el 2015 – 2016 al caer el precio del crudo en el mercado internacional, pero ha vuelto a subir; en el 2018 – 2019 alcanzó los 6 mil millones de USD.


9- Los problemas en nuestro sector se han acumulado a lo largo de muchos años. Seguir en el estado actual de parálisis, acumulando conflictos legales, sociales y ambientales, con instituciones sectoriales debilitadas sin criterio para simplificar trámites ligados a la obtención de un sinnúmero de permisos, e iniciando estudios tras estudios; sin voluntad para cambiar las cosas, solo hará que no logremos las inversiones y el déficit de combustibles empeore.


10- La inacción hará que esta suma continúe creciendo constituyéndose en una grave sangría que impacte de manera seria sobre nuestra economía. Perdemos competitividad. Conforme nos repongamos del efecto de la pandemia, en cuestión de meses, la demanda de combustibles y de electricidad va a volver a aumentar por el efecto combinado de la reactivación económica y de la disponibilidad de combustibles de bajo costo. Al lado, tendremos una producción de crudo que seguirá estancada y/o disminuirá, y una producción de condensados del gas de Camisea que ya disminuye, en franca declinación.


11- A pesar que el precio del crudo y de los productos debe mantenerse a niveles bajos, el costo anual de las crecientes importaciones, conforme avance esta década, podría bordear los USD 10 mil millones. Esto equivale a la tasa de cambio actual a casi 100 millones de soles al día, los cuales en gran parte deberían quedarse en el país, sumando empleos, servicios locales, regalías e impuestos y utilidades de las operadoras.


12- El no hacer la reforma del sector y dejar que los campos se sigan abandonando, tal cual ha sucedido, además del enorme costo económico; nos estaría dejando una huella de pasivos ambientales de muy triste recuerdo. A esta huella, se sumará el desempleo en las regiones en las cuales hoy la industria opera. Muy seguramente estas regiones no lograrán sus objetivos en términos de cierre de brechas, sino que sus poblaciones frustradas entrarán en más serios y frecuentes conflictos sociales.


13- El no explotar de manera óptima nuestros recursos va pues al encuentro de cualquier visión de desarrollo sostenible y de todo principio de seguridad nacional. Es innegable la importancia geopolítica que tiene para un país el contar con las infraestructuras y empresas que le aseguran cubrir sus necesidades de energía, a partir de sus propios recursos. La ganancia en competitividad que trae el contar con energía propia segura y de bajo costo es considerado un pilar del desarrollo económico; más aún si esta energía logra estar disponible en la mayor parte de las zonas y ciudades importantes del país.


14- Nuestro país no tiene otra opción en estas dos – tres décadas que ir gradualmente adoptando los cambios tecnológicos que están marcando el futuro del sector de la energía. Por el momento no se están incorporando vehículos eléctricos a nuestro parque automotor y la participación de las energías renovables, gracias al esfuerzo de las subastas que han tenido lugar en años pasados apenas se acerca al 5% del mix de generación eléctrica. Este estancamiento no debe continuar. Los esfuerzos de planeamiento energético que se han realizado muestran que nuestro país está frente al reto de emprender una reforma en su sector de la energía; en la cual los hidrocarburos seguirán por dos o tres décadas jugando un rol importante. Es nuestro mercado interno el que debe sacar provecho de los recursos de petróleo y gas natural que hoy tenemos y que probablemente ya no nos van a servir más adelante.


15- No se trata de resolver un problema – sea el ambiental o el social o el régimen contractual – hay que resolver el conjunto. El escenario no es favorable, atraer hoy en día empresas petroleras y financiar proyectos que suman riegos geológicos, técnicos, y socio-ambientales es una tarea multisectorial de una dificultad creciente.


16- En este esfuerzo debemos de ser realistas al evaluar nuestro potencial y cómo es que este es percibido por posibles inversionistas. En los últimos años, el número de contratos ha disminuido por diversas razones; a comienzos del 2010 teníamos 87 contratos, de los cuales 68 eran por exploración, actualmente hay 40 contratos y solo 20 en fase exploración. El poco éxito de los últimos pozos exploratorios (i.e. en el Lote 76 de selva sur-central, en la cuenca del Ene Lote 108 y en el offshore profundo, Lote Z38, frente de Tumbes) juega en contra nuestro.


17- Es muy probable que los contratos que se firmen en los próximos años sean los últimos contratos petroleros que nuestro país suscriba. De ahí que no solo debemos prestar atención a desarrollar al máximo nuestro potencial ofreciendo una justa retribución a las empresas interesadas, sino en este esfuerzo debemos utilizar parte de los beneficios de la explotación de nuestras reservas remanentes actuales en la reparación de los pasivos ambientales acumulados y en crear condiciones de desarrollo alternativo para la población en las áreas de operación.


18- Nuestra experiencia nos indica que se debe diferenciar la estrategia a seguir para reactivar las inversiones en las distintas cuencas en explotación, diferenciando:


19- Nos proponemos desarrollar nuestra propuesta técnica diferenciando cada una de estas regiones, principalmente desde el punto de vista técnico económico, en lo posible superponiendo las consideraciones socio-ambientales hoy muy importantes, para redondear las estrategias en cada región. Para facilitar la comprensión de nuestra propuesta trataremos primero de ciertos aspectos de carácter transversal, validos en cada una de las regiones cuya estrategia técnica se verá más adelante.


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