Ser emprendedor no es tarea sencilla. Sobre todo, en esta época, en donde hemos alcanzado niveles supremos de cambios e incertidumbre.
Usualmente, no nos preparan para ser emprendedores. En las escuelas y universidades nos preparan para ser profesionales, pero no necesariamente para ser empresarios. En muchos hogares sucede los mismo cuando los padres condicionamos a nuestros hijos a estudiar una carrera universitaria y no necesariamente a iniciar un negocio. Cuando están en la adolescencia ya les estamos preguntando ¿qué carrera vas a estudiar? ¿dónde? Esto último, aunque no es la regla absoluta (hay excepciones), suele ser la regla general.
Sobre la base de mi experiencia como emprendedor me he animado a escribir algunas recomendaciones que pueden ser de utilidad a cualquier persona que por vocación (o por necesidad) está pensando en iniciar un emprendimiento.
1) Construye tu emprendimiento a partir de tu talento. Todas las personas tenemos un talento. A veces es tan natural a nosotros que no lo percibimos con facilidad. Recomiendo que te hagas las preguntas ¿qué sé hacer bien? ¿en qué rol he recibido felicitaciones o halagos? ¿qué me gusta hacer y puede ser rentable para mí? Algunas personas tienen su talento en cocinar bien, otras en reparar artefactos eléctricos, otras en habilidades tecnológicas o digitales. Comienza por descubrir tu talento y luego apaláncate en él.
2) Elige bien a tus socios. No todos los emprendimientos requieren socios, pero si se van a necesitar, es fundamental que compartan contigo valores y objetivos. Se necesita que ambos estén alineados con los tuyos, como en las parejas de vida. Si uno de ellos no se da, el proyecto no irá bien. Los desentendimientos y daños futuros podrían ser severos.
3) Trabaja para que el cliente regrese. Más importante que el “cierre” de una venta es la relación con el cliente. Ello permitirá que él vuelva a comprar o que recomiende al negocio. Si superas sus expectativas, es muy probable que regrese. Sólo así sabrás que tu negocio está desarrollándose.
4) Busca buenos consejeros. Todas las personas tienen referentes y personas cercanas que estén dispuestas a ayudar a emprendedores, compartiendo su visión y experiencias. Es muy probable que eventualmente lo necesites, ya que el mundo del emprendimiento requiere tomar algunas decisiones con alto nivel de tensión e incertidumbre.
5) Mantén los costos fijos al mínimo posible. Esto permitirá al negocio estar mejor preparado para enfrentar variabilidades en ingresos. Tercerización y pagos variables pueden ser alternativas que te ayuden. Ten en cuenta que, por lo general, los emprendimientos tienen ingresos variables y costos fijos, por lo que en la medida en que estos últimos sean más bajos, la presión operativa será menor.
6) Endeudarse debería ser la última opción. Es un mito pensar que todos los negocios requieren capital y por lo tanto se requiere tomar una deuda bancaria o similar. La realidad es que algunos negocios no lo requieren. Sin embargo, las opciones de financiamientos con recursos propios, de familiares, de proveedores o incluso de clientes, son preferibles a una deuda que implica intereses y que lleva al negocio hacia una presión financiera inconveniente.
7) Visiona tu negocio y proyéctalo a largo plazo. Esto no sólo te dará un objetivo, una idea de la hoja de ruta que necesitarás y una sana ambición, sino que también te dará motivación. Muy probablemente la necesitarás porque el emprendimiento tiene altibajos intrínsecos. Algunos días recibirás buenas noticias, otros días será lo opuesto.
8) Cuida tu reputación y la del negocio. En mi opinión, éste es el activo más valioso que un emprendedor debe cuidar. Cuando tomes una decisión, piensa si lo que decidirás beneficia o perjudica la confianza que otros tienen en ti y en tu negocio. A veces tocará perder dinero para cumplir la palabra y mantener la confianza. Recuerda que esta última es la base de toda relación. Hay situaciones en las que “perder” es “ganar”.
9) Sé humilde. Esto te recordará siempre que es necesario seguir aprendiendo, que no lo sabemos todo, que siempre podremos mejorar y que siempre tendremos una mejor forma de hacer las cosas. Lo mejor de ser humilde es que te dará mayores posibilidades de ser un mejor líder. Podrás inspirar a un mayor número de personas para desarrollar más y mejores líderes. El mundo lo necesita.
10) Se agradecido. Las personas agradecidas son más felices y estarán mejor preparadas para afrontar las “caídas” que tendrá el negocio. Es decir, tienen mayor resiliencia. Además, tenderán a ver el vaso “medio lleno” en lugar de verlo “medio vacío” y eso los hará más optimistas. El optimismo es la base natural del emprendimiento (no recuerdo haber conocido a un emprendedor pesimista) y es además la fortaleza e impulso para el atrevimiento en el desarrollo de nuevos negocios.
11) Se curioso. Si te interesas en el porqué, probablemente entenderás la verdadera causa de los problemas y tendrás mayores posibilidades de resolverlos. También descubrirás la razón por la que los clientes llegan a ti, notarás oportunidades que otros no ven, encontrarás soluciones con más facilidad y tendrás un chip innovador. También pregúntate de vez en cuándo ¿por qué no? Es parte de la curiosidad.
12) Rodéate de un buen equipo. Esto no sólo se refiere a los colaboradores del negocio, sino también a proveedores o socios comerciales. Recuerda que “los partidos se ganan con buenos jugadores”. Un equipo unido, comprometido y competente hará la diferencia. Los emprendimientos tienen siempre un líder, pero en esencia son un equipo.
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