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Fabiola Morales / 472 años de la Decana de América


La Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) cumplió 472 años de fundación, dirigida por primera vez por una mujer, la rectora Jeri Ramón Ruffner, quien fue Decana de la Facultad de Ciencias Contables, con experiencia en lavado de activos y trabajos de prevención de delitos.


En la Casona que luce muy atractiva y bien refaccionada, se llevó a cabo el acto central de celebración de aniversario de la Universidad decana de América que fue fundada en el siglo XVI, con el nombre de Santo Domingo que tuvo su origen en el convento de los Frailes Predicadores. Al respecto, dice la historiadora andaluza Lourdes Díaz-Trechuelo que la pérdida de la Bula de su fundación hizo dudar por algún tiempo que sea la primera en América; pero añade que, posteriormente, ha sido encontrado su registro en el Inventario de bulas perpetuas de Pablo III que la reconoce como tal.


En lo que nunca hubo duda es que la UNMSM fue la que alcanzó mayor desarrollo desde sus inicios. Los Estudios Generales que se impartían al principio fueron autorizados por real cédula del 12 de mayo de 1551, siendo los primeros rectores los priores del convento. “En tiempos del virrey Francisco de Toledo, se eligió el primer rector laico, el cordobés Pedro Fernández de Valenzuela, oidor de la Audiencia de los Reyes y autor de los primeros estatutos de la Universidad, bajo el modelo de la de Salamanca y tuvo como Canciller al maestrescuela de la catedral de Lima”, afirma la misma historiadora.


Durante los siglos XVI y XVI, las facultades que funcionaron en la UNMSM fueron las de Teología, Cánones, Leyes y Medicina, reconocidas como las mayores, y la de Artes Liberales, considerada como la menor. La lengua académica era el latín y el método de enseñanza el escolástico, con lecturas y comentarios de textos. Las clases duraban una hora y los profesores impuntuales eran multados por el bedel (conserje). Las graduaciones de doctorado eran caras y pomposas; los gastos que causaba el doctorando eran cuantiosos, pues debía entregar propinas y guantes al rector, secretario, bedeles y doctores asistentes, invitarlos a una comida “suntuosa”, y tenían incluso que sufragar una corrida de toros.


La universidad, desde sus inicios, tuvo “autonomía”, un principio que nació con la institución misma en todo el mundo y fue exportada a América, escribe Díaz-Trechuelo que San Marcos “tuvo como primer órgano colegiado el claustro pleno formado por todos los catedráticos, profesores y oficiales más todos los graduados por ella. El poder universitario depositado en el claustro no tenía otra limitación que sus propias constituciones o estatutos”.



Es por eso que la actual rectora ha hecho bien en convertirse en la abanderada de la defensa de la “autonomía universitaria” que había sido confiscada, casi en su totalidad, por un órgano político, la Sunedu, en la medida en que es gubernamental, y que fue creado para “fijar parámetros de calidad para todas las universidades” y que ahora ha sido reformado en parte, pero que sigue atentando contra la vocación primera de esta importante institución.


Durante sus siglos de historia, que supera largamente los de nuestra independencia, San Marcos ha sido el alma máter de insignes peruanos, y ha vivido épocas de gloria y de oscuridad, como cuando fue tomada por grupos terroristas fanatizados; sin embargo, es y será siempre el orgullo del Perú y uno de los mejores aportes hispánicos al Nuevo Mundo, al mismo nivel que la Universidad de Salamanca.


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