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Fabiola Morales / Crónica de la Vacancia


La Moción de Vacancia por incapacidad permanente, fue presentada por el congresista Edward Málaga, contra el Presidente José P. Castillo, y admitida por el Pleno del Congreso con 73 votos a favor, 32 en contra y 6 abstenciones, un número todavía lejano a los 87 votos que se requería para conseguir el objetivo planteado.


Se acordó que el miércoles 7 de diciembre se debata el tema de fondo y se vote, para lo cual el Presidente deberá asistir al Congreso con su abogado, para hacer los descargos pertinentes e intentar salvarse de la vacancia. Pero, aparentemente, es su deseo dilatar el tiempo que le ha puesto el Parlamento, ya que, una vez recibida la notificación de la moción, Palacio ha optado por “devolverla”, aludiendo a que hace falta acompañar el documento del Legislativo, con determinados “anexos” que ha solicitado.


La Oficialía Mayor del Congreso se lo ha comunicado al autor de la moción de vacancia, el congresista Málaga y éste ya respondió afirmando que el citado documento está completo; con lo cual, el presidente José Willams deberá responder, eventualmente, en el mismo sentido a Palacio o simplemente continuar con el proceso planteado y agendado por el primer poder del Estado.


Los juegos de bengala que los abogados de Palacio usaron para confundir a la opinión pública e incluso a los mismos congresistas, fueron parte de una estrategia que ralla con el ridículo y el tinterillaje; pero que, a su vez, muestran el nivel de manipulación y mentira de la que pueden ser capaces, con tal de pretender “borrar” de la mente de los incautos, el verdadero motivo de la crisis política: las carpetas fiscales que el Ministerio Público ha entregado al Congreso para su evaluación y las denuncias de corrupción que se van sumando contra el Presidente y su entorno.


¿Por qué los congresistas de gobierno y el mismo Palacio querían dilatar la votación de vacancia? La sospecha se cae de madura: eventualmente, para ofrecer posiciones de poder bien remunerados en la gigantesca administración pública que, en muy poco tiempo, ha sido infiltrada por personajes sin formación y con mucha angurria, dejando de lado en muchos casos a los funcionarios de carrera y con experiencia de los principales ministerios. Todos días, los periodistas de investigación nos muestran esta realidad.


Son diversos los casos curiosos de reclutamiento. Tenían ministros congresistas en este gabinete. Una de ellos ingresó por determinado partido, de donde la expulsaron por supuestamente haber filtrado una grabación de una conversación privada; después de lo cual fue aceptada por otra bancada y otro partido, del que renunció, para aceptar la invitación del Presidente, para conformar su Consejo de Ministros.


El transfuguismo, ahora visto con mejores ojos que en el pasado, es también parte de la falta de estabilidad política y, hoy más que nunca, esta herramienta parece ser usada, con todo descaro, para “negociar” votos, en una lógica casi mercantil donde “todo se compra y todo se vende”. La conciencia ético-política perdió terreno y cedió a una falta de identidad, donde ya no se sabe quién es quién, ni cuáles son sus valores; porque, lo más probable es que algunos congresistas, no los tengan.


Es por eso que, llegado el miércoles 7, el resultado de la votación era de “pronóstico reservado”, donde hasta el “factor Dina” influyó. La vicepresidenta que, esperando una oportunidad para ascender, trae un buen “capital” de poder que ofrecer, para que prospere la vacancia; aunque esta se produjo por mano propia.


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