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Fabiola Morales / La contracultura del vale todo 

Foto del escritor: Fabiola MoralesFabiola Morales


El pueblo católico salió a las calles, se aglutinó frente a la Iglesia de la Virgen de Fátima en Miraflores, para desagraviar a la Virgen, Madre de Cristo, por las ofensas que recibió de alumnos de la Facultad de Artes de la Universidad Pontificia y Católica, quienes difundieron un cartel de la Madre de Dios, donde aparecía un varón maquillado y disfrazado de la Virgen, anunciando una “obra teatral” cuyo nombre preferimos no repetir, por la ofensa que significa.

 

Hasta el momento, la tal obra no solo había recibido la autorización de la universidad para ser parte de un festival que se llevaría a cabo en su local de San Isidro, sino también el auspicio del Ministerio de Cultura para que se ponga en escena. Pero fue el pueblo católico quien protestó en una manifestación de fe, con rosario en mano y sacando en procesión a la Madre de Dios. Sin esta intervención y protesta, parecería que ni el Ministerio de Cultura, ni la Pontificia Universidad, ni su Canciller, ni la Conferencia Episcopal se habrían dado cuenta del hecho por demás irreverente, contra la persona de la Madre de Dios que, según la fe católica, ascendió al cielo, sin pasar por la experiencia de la muerte, de ahí la aclamación de la Iglesia: “Más que tú solo Dios”.

 

Producido este hecho que, por supuesto, ha ofendido a un pueblo que tiene en María a una Madre e intercesora ante Dios, nos preguntamos si los productores de la grotesca obra han recibido de la Pontificia y Católica Universidad alguna asignatura que les ofrezca conocimiento sobre la fe católica; ya sabemos que la ignorancia es atrevida y, por tanto, muchas veces las ofensas vienen de la falta de conocimiento. Nos preguntamos también si todos los alumnos de esta Pontificia y Católica Universidad conocen sus principios rectores, su visión y su misión; porque, siendo así, estos jóvenes tendrían la libertad de escoger cualquier centro de estudios que les acomode a su contracultura “woke”, asociada a la nueva izquierda y el progresismo que se expresa mediante ataques violentos, al menos psicológicos, contra la cultura de los pueblos que, desde su punto de vista, no aceptan sus excentricidades.

 

Algunos personajes mediáticos, que se caracterizan por seguir la corriente de estos “woke”, han recurrido al discurso “políticamente correcto” de argumentar que la “libertad de expresión” todo lo justifica y que, por tanto, este esperpento debió ser aceptado, aunque ofenda a la Madre de Dios, venerada por el pueblo del  Perú, salvo excepciones, en sus distintas advocaciones: Nuestra Señora de Chapi, Nuestra Señora de la Candelaria, Nuestra Señora de la Puerta, Nuestra Señora del Carmen, Nuestra Señora de Guadalupe, Nuestra Señora del Socorro, Nuestra Señora de las Mercedes, Nuestra Señora de Lourdes, Nuestra Señora de Fátima, entre muchas más. Advocaciones que han nacido de las apariciones de Nuestra Señora.

 

La libertad de expresión, como todas las libertades, no es absoluta; en términos sencillos, podríamos decir que la “libertad termina donde empieza la ofensa a los demás”. Sin embargo, en tiempos donde se rinde culto al “relativismo” del “todo vale”, donde se vive en la frivolidad, el materialismo, el hedonismo, tanto en la izquierda como en la derecha, las conductas humanas están monitoreadas por el voluntarismo individual. Ante la protesta de los ciudadanos católicos, se han publicado varios comunicados; sin embargo, se espera una reparación pública a Nuestra Señora que bien podría organizar el Arzobispado de Lima.

 


 

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