Fabiola Morales / La tecnología reta al trabajo
- Fabiola Morales
- 5 may 2024
- 3 Min. de lectura

El primero de mayo hemos celebrado el Día del Trabajo, una fecha que nos recuerda las reivindicaciones de los obreros en Chicago en 1886, para conseguir la jornada laboral de 8 horas. Pero, el concepto de trabajo desde la época de la primera revolución industrial, a la actual, es muy distinto.
Los últimos cambios que vivimos están directamente relacionados con las herramientas de comunicación tecnológica que nos permiten el “trabajo remoto”, el mismo que no acabamos de digerir ni implementar. Es por eso que, todavía se conserva la llamada “modalidad presencial” o “modalidad híbrida”, en la que se combinan ambas.
Durante la pandemia del COVID-19 que nos encerró en casa, desde el 2020 al 2021, aproximadamente, se popularizó el trabajo remoto y, fue esta modalidad, la que nos permitió seguir con nuestras labores y aprender a realizar las transacciones comerciales de intercambio de bienes y servicios, mediante las redes de comunicación.
Aunque no estábamos preparados para este trabajo y -aún nos falta capacitación y reglas para su uso adecuado- los supermercados y almacenes pudieron seguir vendiendo, servicios variados y nuevos se siguieron ofreciendo y los alumnos pudieron seguir estudiando y, en el camino, pudimos darnos cuenta de que, si no hubiéramos tenido las falencias tecnológicas que aún sufrimos, como son la falta de un buen servicio de wife para comunicación óptima y celulares para todos, otros hubieran sido los resultados, sobre todo, en educación.
Las smart city o ciudades inteligentes son una realidad en muchos países y, más tarde que temprano, será también la nuestra; por tanto, no sigamos construyendo más edificios ministeriales, como los que ahora tenemos y, muchos de ellos son auténticos elefantes blanco por dentro, ni añoremos las edificaciones lujosas orientales como las de los países árabes para oficinas. Esa no es la tendencia laboral, sino la de aquella en la que los empleados van a trabajar desde su casa o desde cualquier otro lugar.
Las transacciones bancarias son cada vez más remotas y, como todos apreciamos, las oficinas de estas entidades, son cada vez más pequeñas; porque entienden que están en un proceso de transición. Pero, cada vez más aquí y en el mundo, el pago de los servicios y productos de cada día, como es el caso de los taxis, se realizan por medio de los todavía llamados “teléfonos” celulares.
Los estados y las empresas, no pueden seguir invirtiendo en grandes estructuras de transporte para trasladar a los ciudadanos desde su casa al trabajo; desde nuestro punto de vista, el presente y el futuro a corto plazo, está en el desarrollo tecnológico y en la preparación de las actuales y nuevas generaciones, para asumir los retos de un trabajo a distancia y con el apoyo de la inteligencia artificial.
Obviamente, algunas tareas seguirán siendo presenciales; pero hasta la telemedicina nos permite, actualmente, las operaciones quirúrgicas a distancia; como ya lo vienen haciendo los Hospitales de Solidaridad, desde hace algunos años y que ha salvado la vida de tantas personas que viven en lugares alejados de nuestra sierra y selva.
Si ahora, todavía el trabajo remoto no es óptimo, se debe a que no contamos con la mejor tecnología, ni los debidos conocimientos, ni leyes que nos protejan debidamente de los ciber ataques o ciber delincuentes. Pero, cuanto más se tarden las empresas, el Estado y los medios de comunicación en entender la nueva realidad del trabajo, estarán perdiendo más dinero y posibilidades de desarrollo.
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