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Fabiola Morales / Twitter: nuevo dueño ¿otro giro?


Después de un largo proceso de marchas y contra marchas, la red social Twitter terminó en manos de Elon Musk, propulsor de los autos eléctricos, quien compró este “bien intangible” que, se inició permitiendo a los usuarios escribir mensaje de 140 caracteres, por la altísima suma de 44 mil millones de dólares.


La historia de Twitter se inicia en el 2006, en California, cuando un grupo de jóvenes empleados en una empresa de podcasting, liderados por Jack Dorsey, presentó la idea de un servicio de mensajes por Internet para mantener a un grupo informado sobre lo que estaban haciendo. La idea los cautivó y el siguiente paso denominarlo “Twitter” que en inglés significa “el trino de un pájaro”, nombre que calzaba muy bien con su objetivo: “una corta ráfaga de información intrascendente”.


Para el 2008, Twitter tuvo 300 mil mensajes al día; el 2009, 2 millones quinientos mil y para abril del 2010, subió a 55 millones. Lo cual muestra su crecimiento exponencial desde los primeros años, un negocio nada despreciable donde las empresas exhiben sus productos y, sobre todo, una red mundial que permite el intercambio de contenidos, en tiempo real, en distintos idiomas.


La red empezó a ser usada por las estrellas del espectáculo, periodistas y políticos, para después ampliarse a las instituciones privadas y del Estado. En estos momentos, se podría decir que, no hay jefes de Estado, directivos empresariales, líderes sociales, en todo el mundo, que no posea una cuenta en Twitter, como tampoco sucede con las universidades y, por supuesto, los grandes medios de comunicación, las cadenas de noticias, o las agencias internacionales.


El “rebote” que en la gran prensa tienen sus contenidos es constante, al punto que se han convertido en fuentes confiables y oficiales, los mensajes que colocan en esta plataforma noticiosa los actores políticos, económicos y sociales, más relevantes. Muchos ya no necesitan hacer declaraciones, ni responder a entrevistas, ni llamar a conferencias de prensa para comunicarse con el público, como profetizara McLuhan, “el medio es el mensaje”.


Es a través de su cuenta de Twitter que, Elon Musk, su nuevo dueño, ha declarado en múltiples ocasiones, no estar de acuerdo con las limitaciones a los contenidos que, con el tiempo, empezaron a practicar los directivos de la red. Reclamaba para esta plataforma, mayor tolerancia y libertad. Recordemos que personalidades como Donald Trump fue uno de los censurados por con la clausura de su cuenta. En estos momentos, Musk ha despedido al 50% de empleados en todo el mundo (7,500) y la primera fue Vijaya Gadde, a quien el multimillonario llamaba la “censora jefa”.


Sin embargo, Musk ahora insiste con la “moderación de los contenidos” después que sintiera la caída de sus ingresos con el retiro de General Motors, Audi, Pfizer, General Mills y L Oreál, presionados por grupos activistas. “A pesar que nada ha cambiado con la moderación de contenidos y que hicimos todos lo posible para apaciguar a los activistas, es un gran lío, están intentando destruir la libertad de expresión es Estados Unidos”, ha escrito después de informar que pierde 4 millones de dólares al día.


Musk es reconocido en el mundo por su don de creatividad, pero pareciera que el reto de “intento ayudar a la humanidad” para que la “civilización tuviera una plaza pública digital” es más difícil de lo que pensaba. No es lo mismo gestionar un bien intangible como el de la comunicación, a los productos materiales que solo se compran y se venden.


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