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  • Foto del escritorFernando Cillóniz

Fernando Cillóniz / Ica no tiene agua… en los estiajes 



Todos los años – de junio a setiembre – los iqueños sufrimos por escasez de agua de lluvias. Efectivamente, en los estiajes nunca llueve. Por eso, al estiaje, le llamamos “temporada seca”. El ciclo hidrológico en mención ocurre, tal cual, en todo el país. 

 

Todos los años – de enero a marzo – los iqueños, y los peruanos en general, botamos una enorme cantidad de agua dulce al mar. Me refiero a las abundantes aguas de avenida que discurren por nuestros ríos, a vista y paciencia de toda la población… y de nuestras autoridades.

 

Coincidentemente, todos los años – en pleno estiaje – los detractores del agro iqueño organizan foros que tiene que ver con la escasez de agua. ¿Por qué no realizan dichos foros en enero o febrero de cada año? Pues para no hacer el ridículo. Efectivamente, en enero o febrero de cada año, la ciudad de Ica siempre está al borde de la inundación… precisamente, por la abundancia de agua que discurre por el río Ica, y que se pierde en el mar.

 

Seamos sinceros… ¡qué poco hacemos por retener – aunque sea – una parte de esas aguas cuando están a nuestro alcance! Y luego… cuando los ríos se secan – todos los años, en los estiajes – ¡con qué desparpajo nos quejamos por la falta de agua! 

 

Es hora de actuar. ¡Basta de quejas y soluciones de escritorio! Y peor aún, basta de propuestas retrógradas y empobrecedoras como las de CODEHICA: “limitemos el desarrollo de la agroindustria para disminuir la demanda de agua”. 

 

Al contrario. Tenemos agua en abundancia… en los veranos. Es cuestión de retenerla, guardarla, infiltrarla en los acuíferos… cualquier cosa que evite que se pierda en el mar, para disponer de ella en los estiajes. 

 

Al revés de lo que propone CODEHICA, hay que construir muchos reservorios… todos los que se puedan para guardar la mayor cantidad de agua posible. Sin embargo – a este respecto – los peruanos hemos vivido equivocados. Siempre dijimos que sólo el Estado debía construir los reservorios, y que estos tenían que ser inmensos. 

 

“Sólo los grandes reservorios estatales – tipo Poechos en Piura – solucionarían el problema de escasez de agua en el país”. Aquellos que cuestan una millonada y – por ende – tardan una eternidad en construirse. Y – mientras tanto – nada de nada. ¡Craso error!

 

Más vale un pequeño reservorio… que nada. Inclusive, como los pequeños reservorios son baratos y rápidos de hacer, a la larga, es más fácil construir muchos pequeños reservorios, que sumados almacenan una gran cantidad de agua, que invertir en pocos mega reservorios que – en la práctica – nunca se construyen.

 

Segundo craso error. El agua sólo se puede almacenar en reservorios superficiales. Falso. Los acuíferos subterráneos suelen ser muy grandes y pueden hacer las veces de enormes reservorios de agua. Inclusive, pueden rellenarse artificialmente mediante técnicas de infiltración inducida. En síntesis, las aguas de avenida se pueden almacenar (1) en reservorios superficiales tradicionales, y (2) en reservorios subterráneos… o acuíferos.

 

Luego tenemos el poder retentivo de los bosques y praderas… los cuales hacen las veces de esponjas enormes capaces de retener humedad en grandes cantidades. Bueno pues… lejos de preservar los bosques y praderas como hubiera correspondido, los peruanos los hemos depredado a más no poder, sin ninguna consideración ambiental. Terrible. La demanda de leña y carbón de palo – literalmente – ha acabado con nuestros bosques naturales. 

 

¿Qué hacer al respecto? Muy sencillo. Replantar bosques… plantar millones de árboles para reforestar todo lo que hemos depredado a lo largo de los últimos años.

 

Y en cuanto al uso del agua, las claves para evitar su desperdicio están en el Riego Tecnificado. En los centros poblados… redes en buen estado y sistemas de tratamiento de aguas residuales. Y en las casas… “cierra el caño”. Para todo ello la fórmula secreta se llama “Tarifas de Agua”. El que consume más, paga más. El que consume menos, paga menos.

 

Menos egoísmos regionales. Más “hermandad del agua” entre cuencas vecinas. Menos floro. Menos teoría. Menos ideología anti empresarial… tipo CODEHICA. Más inversión en agroindustria. Más manos a la obra. Dejemos de lado la ignorancia y démosle paso a la sapiencia. Sobre todo, la ancestral. Y – por supuesto – más liderazgo político. Me refiero al liderazgo político del bueno. Sólo así resolveremos la paradoja de la escasez de agua en los estiajes… en Ica, y en todo el país.


 

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