Mucho floro y ni una gota de agua almacenada
Empezó la temporada de lluvias. El estiaje terminó. Hace poco estuve en la Sierra y llovió todos los días. Una vez más, como todos los años entre los meses de diciembre y abril, los ríos del Perú – todos – se cargarán con aguas de lluvias. Mucha agua dulce se perderá en el mar, sin ser aprovechada. Peor aún, muchos ríos – el río Ica, por ejemplo – estarán al límite de su capacidad. Incluso, algunos se desbordarán e inundarán cultivos y centros poblados. También habrá huaicos de lodo y piedras que interrumpirán carreteras y arrasarán con todo lo que encuentren a su paso. Es decir, agua como cancha.
La pregunta es ¿por qué algunos políticos, periodistas, académicos, y demás, dicen – y repiten – que no tenemos agua? Que las empresas agrícolas se la llevan toda. Que regiones como Ica – por ejemplo – no tienen agua. ¿Acaso no ven los ríos y acequias de los valles de la Costa? ¿No ven las aguas de nuestros ríos llegando al mar sin ser aprovechadas?
Todos los años es la misma historia. Todos los años, los agricultores aguardamos con impaciencia el inicio de la temporada de lluvias, y la llegada del agua nueva; la cual, semanas más semanas menos, siempre llega por esta época del año. Siempre.
La pregunta – entonces – no es si tenemos agua, o no. Porque está claro que tenemos agua, y abundante. El problema es que el agua que tenemos es estacional. Entonces, el desafío es ¿qué hacer para tener agua todo el año? No sólo en la temporada de lluvias… como ahora, que tenemos agua de sobra. Incluso ¿qué hacer para tener control de la situación durante las avenidas? ¿Cómo hacer para evitar los desbordes e inundaciones propias de esta época del año?
Pues bien, la respuesta es muy sencilla, aunque – por lo visto – no lo es para el Estado. Al menos, para el Ministerio de Agricultura, que no entiende la problemática del agua en nuestro país. Efectivamente, no entiende que la solución al problema del agua en los estiajes pasa indefectiblemente por la construcción de reservorios. Reservorios en la Sierra, allá arriba donde llueve. Incluso abajo, en los valles costeros para guardar parte de las abundantes aguas de avenida.
Dicho sea de paso, nada sería más beneficioso para la pequeña agricultura – o agricultura familiar, como quieran llamarle – que la construcción de muchos reservorios… grandes, medianos y pequeños. Por otro lado, la vegetación también es muy efectiva para retener aguas de lluvias, así que la plantación de árboles y pasturas en la Sierra ayudaría mucho a la solución del problema del agua. A esto se le conoce como Siembra y Cosecha de Agua. Así – y sólo así – los pequeños productores del campo tendrían agua todo el año, sin desbordes e inundaciones.
Eso es precisamente lo que hicimos bajo el liderazgo de la Dirección Agraria del Gobierno Regional de Ica, durante el período 2015 – 2018. Para ello, establecimos lo que denominamos “La Hermandad del Agua” entre Ica, Huancavelica y Ayacucho. Es decir, (1) dialogamos con respeto y cordialidad con nuestros pares andinos. (2) Creamos los Consejos de Cuenca de manera equitativa con nuestros vecinos de la Sierra. (3) Compartimos las aguas almacenadas con las comunidades altoandinas. Y (4) mantuvimos los ecosistemas a lo largo y ancho de todas nuestras cuencas; desde las nacientes hasta las desembocaduras.
Además, tecnificamos el riego, instalando aspersores en las partes altas y quebradas; y en las partes medias y bajas contamos con pozos electrificados con sistemas de riego por goteo.
Asimismo, infiltramos mucha agua durante las avenidas. Dimos tomas libres – levantar todas las compuertas – para que los agricultores regaran sin ninguna limitación. Y así rellenamos los acuíferos de Ica y guardamos agua para el estiaje. Estado, comunidades, juntas de usuarios, empresas privadas… todos nos dimos la mano en Ica, y la cosa funcionó.
He ahí una propuesta de política agraria con énfasis en la problemática del agua. En mi opinión, esa debería ser la máxima prioridad de la llamada 2ª. Reforma Agraria del actual Gobierno. El problema es que – contrario a la propuesta – la corrupción, la politiquería, y el desgobierno nos están llevando al clásico: mucho floro y ni una gota de agua almacenada.
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