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Fernando López Parra / Tamaño del Estado

A propósito de la pandemia que nos azota, algunas voces han colocado en discusión sobre la importancia del Estado y su influencia. Seguramente en tiempos electorales esta discusión tendrá mayor alcance y lo que generalmente se coloca en el debate es el tamaño del Estado; y unos dirán, que hay que reducirle otros por el contrario argumentan que hay que ampliarle. Esta discusión en verdad está oxidada, desde hace algún tiempo, porque no es cuestión del uso de las tijeras y cinta métrica para mejorar al Estado.


Sin entrar en conceptos complejos sobre ¿Qué es el Estado? Diríamos que es el conjunto de instituciones que tienen los gobiernos para cumplir con sus políticas, entonces los gobiernos disponen desde la presidencia de la Republica hasta el puesto de salud en un barrio en la periferia de Chone para cumplir con sus políticas. Son todas estas instituciones que hacen parte del Estado y que la sociedad les confía a los gobernantes para que las usen en determinado periodo de gobierno.


Pero la cuestión clave es que las instituciones del Estado funcionen mediante políticas públicas inteligentes y oportunas. La habilidad de gobernar está precisamente en saber detectar el equilibrio entre necesidades y recursos institucionales para poder cumplirlas. En nuestro país pasamos por experiencias recientes de un número significativo de instituciones que no tenían razón de ser, existían ministerios sobre ministerios, super ministros, una cantidad innecesaria de empresas públicas y otras entidades sin fin. Este fue un claro ejemplo de que el mayor número de instituciones del Estado no es mejor gobierno y fue un evidente desperdicio de recursos. En cambio, también hemos observado que se caminó en el sentido contrario en una reducción drástica de la administración pública que debilitan el cumplimiento de las políticas para satisfacer necesidades elementales de la sociedad.


Según un reciente artículo, un querido colega argentino, Gustavo Blutman cita: “que el empleo público en los países nórdicos ronda en un 30%”, en nuestro caso no llega actualmente al 15% ¿Podemos decir que los países escandinavos funcionan mal? La respuesta es no y lo han demostrado con los mejores resultados para enfrentar la pandemia. Además, desde la Segunda Guerra Mundial son un claro ejemplo de buen funcionamiento de las administraciones públicas de esa parte del mundo.


Concluyendo, el problema del Estado no es de tamaño es si de habilidad de los gobernantes y de capacidades de las instituciones. Se requiere, por tanto, de instituciones estatales sólidas con funcionarios eficientes y honestos. La formación de calidad es clave para disponer de gobernantes y funcionarios públicos comprometidos con el fortalecimiento institucional. En fin, tengamos cuidado cuando se discuta del tamaño del Estado, porque el problema no es de tamaño.


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