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Fernando Villarán / Después del Coronavirus: otro transporte urbano (2 de 2)


Publicado en RPP Noticias / 06 de abril del 2020 - 11:21 AM


La ventaja del transporte público eléctrico, no solo estaría en la descontaminación: el pedido de esas unidades implica un sistema de transporte 100% digitalizado, con centrales de despacho, seguimiento y control con inteligencia artificial, enviando unidades a donde más se les necesite, en las horas punta; que sepa a qué hora salen los habitantes de San Juan de Lurigancho para ir a trabajar, a qué distritos se dirigen, cuánto tiempo están en esos lugares. A qué horas entran los estudiantes de San Marcos a sus clases, de dónde vienen, desde qué paraderos se les puede recoger, y luego dejar. Habrá una aplicación personal para los usuarios, en la que ingresan solo su destino, y el celular les muestra la mejor ruta en transporte público, cuánto se va a demorar (un WAZE personal), y de paso les cobra automáticamente, sin necesidad de comprar o recargar ninguna tarjeta. Este es el Big Data en transporte, y alrededor de ello tendríamos que diseñar el transporte público de las grandes ciudades.


El transporte público eléctrico, digital, moderno, se complementa con el transporte en bicicletas y peatonal, como en las ciudades más avanzadas del mundo, Ámsterdam, Copenhague, Amberes, Viena, Burdeos, Barcelona. No tenemos que esperar 20 años para llegar a ese lugar, hagámoslo ahora. Esto no requiere mayor inversión, es sólo decisión política. La mitad de las pistas en Lima, y las grandes ciudades, son para bicicletas; y si los autos se congestionan: piña. Aquí también el presidente Vizcarra puede hacer otra llamada, esta vez a su colega de la India, Ram Nath Kovind, ofreciendo facilidades para que fabricantes de bicicletas de su país pongan sus plantas aquí, en alianza con capitales peruanos.


¿Y qué hacemos con los automóviles de combustión interna? Pues a la chatarra, igual con su bono, para que no duela tanto. En realidad, los autos de combustión interna ya son reliquias del pasado. En 30 años van a estar solo en los museos (si es que Trump no continúa gobernando el mundo). Adelantémonos. Los que quieren conservar sus autos, para pasear por el país y AL, pues se les cobra un impuesto bien alto, y cada vez que van al centro de la ciudad, tienen que pagar 10 soles cada 30 minutos; todo cobrado por la Inteligencia Artificial de la que hablamos líneas arriba.


Los mayores interesados en esta radical reforma del transporte urbano deberían ser los del sector turismo, que es el más golpeado en esta crisis. ¿Creen que los turistas (sobre todo los mayores), que recién van a salir de este tremendo shock de salud, con miles de muertos, van a venir a una ciudad contaminada, con la posibilidad de adquirir nuevas y desconocidas enfermedades? Lima tiene el mejor aire de América Latina, viene del mar, desde la Polinesia; esta es la fuente principal de la salud, el aire que respiramos cada segundo. Y si además les ofrecemos una ciudad limpia, con un buen transporte, y la mejor y más sana comida del planeta, no hay forma que no vengan en masa.


Por eso, este tipo de proyectos ya no pueden estar a cargo de un solo sector como el de transporte, su diseño y ejecución tiene que ser necesariamente multisectorial, multidisciplinario: debe también involucrar a los sectores de salud, industria, comunicaciones digitales, turismo, trabajo, interior, municipios, entre otros. ¿Quién puede organizar este trabajo? El CEPLAN y el Acuerdo Nacional. Hay que empezar desde ahora para que cuando termine el coronavirus y todos salgamos a la calle, nos encontremos con una nueva ciudad.


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