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Francisco Dumler / El Rímac salud y seguridad hídrica


El río Rímac no lucia tan limpio como hoy, desde hace 50 años. En la Atarjea es donde más claro se nota este cambio, pues la planta de tratamiento de agua potable para la gran Lima, ha dejado de separar colchones, maderas, relave y sobre todo basura orgánica e inorgánica que hasta antes de la cuarentena venía con la corriente de agua.


Hubo tiempos en que en el Rímac se pescaba camarones, como hasta hoy se hace por ejemplo en el río Cañete, Lima era una gran consumidora de camarones y así lo atestigua un barrio en el distrito del Rímac, cuya columna vertebral es una calle llamada “camaroneros”; también hay diversos grabados de la colonia que nos muestran a camaroneros en plena faena, en una interacción muy saludable entre la ciudad y su rio, que no sólo proveía tranquilidad en grandes paseos construidos a su lado, sino de alimento y oportunidades económicas a los pobladores que de él vivían.


Si mantenemos el nivel de limpieza que hemos logrado en estos 48 días de aislamiento social, en los próximos dos años podríamos lograr que la vida vuelva al Rimac. Es un verdadero reto que los limeños dejemos de contaminar el río, contantemente con más de 50 toneladas diarias de residuos sólidos y líquidos, que no sólo dañan esta fuente de vida, sino que atentan directamente contra la seguridad hídrica de Lima.


Asimismo, cabe señalar que son necesarias nuevas inversiones, para la seguridad hídrica de la ciudad; debemos renovar las tuberías que conducen el agua hasta nuestras casas. Hace unos días, las acciones realizadas para atender el aniego que se produjo en San Juan de Lurigancho, fueron una demostración sobre el estado de las redes, pues el desperfecto se debió a la rotura de una tubería de agua potable que fue colocada en 1986 con recursos del Banco de Vivienda, cuyo tiempo de vida y exigencias actuales, terminaron por colapsarla.


Este aniego afectó a 20 casas de la zona y SEDAPAL dispuso la atención correspondiente para estas familias, pues ya se activó el seguro correspondiente y se están evaluando los daños en las propiedades para poder resarcirlos. Cabe señalar que, tan pronto se reportó la emergencia, las cuadrillas de Sedapal estuvieron presentes en la zona en 26 minutos para reparar la tubería.


El directorio de Sedapal realizará un proyecto integral de rehabilitación de todas las redes y tuberías de algunos distritos de Lima, así como incrementar 103,000 conexiones nuevas para que en cuatro o cinco años la población tenga redes nuevas y saneadas. Precisó que esta iniciativa demandará una inversión de S/1,500 millones y aseguró que la empresa está en negociaciones con el Banco Mundial para realizar este megaproyecto de infraestructura.


En la mayoría de ciudades de nuestro país, el uso del agua es prioritariamente agrícola, pero en la capital presenta una forma de distribución totalmente inversa. Más del 80% del uso del agua en las ciudades es de uso agrario y alrededor del 15% es poblacional e industrial, a excepción de Lima. Nuestra capital es sui generis. Es exactamente a la inversa, más del 80% del uso del agua de la cuenca del Rímac es poblacional.


Por eso, no todo debe ser infraestructura de fierro y cemento. Hace cinco años de la aprobación del Plan Maestro Optimizado de Sedapal aprobado en el 2015, donde se establece el cobro de una tarifa mensual a los ciudadanos limeños para la conservación y restauración de las fuentes de agua en las cuencas altas, el organismo inició en diciembre de 2019 el primer paquete de proyectos ecosistémicos. Este plan tiene como finalidad impulsar la conservación y restauración de la llamada “infraestructura natural” en las cuencas de los ríos Chillón, Rímac y Lurín. Para lograr este objetivo se cuentan con varios proyectos que han entrado al proceso de ejecución desde el año pasado, y que tienen un horizonte de 20 años para mejorar la calidad y cantidad de agua destinada para consumo.


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