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Francisco Dumler / SEDAPAL Cambiando vidas (1 de 2)

En los últimos dos años, en Sedapal se han tomado una serie de decisiones de cara a cumplir con su propósito: llevar agua a más peruanos, mejorar la calidad del servicio y garantizar el recurso hídrico para los próximos años. Sin embargo, estas decisiones no han sido al azar, sino que, por el contrario, han respondido a una estrategia concertada entre las diferentes instancias las cuales se enmarcan en cuatro pilares definidos a principios del 2019: (i) Menor plazo para la entrega de proyectos, (ii) Reposición agresiva de activos costo-eficiente, (iii) Alianzas estratégicas en el sector privado y (iv) Potenciamiento de instrumentos de gestión innovadores.


¿Cómo es que nacen estos pilares? A partir de un diagnóstico consciente y una mirada crítica sobre las oportunidades de mejora que tiene la entidad en cuanto al abastecimiento de los servicios y en la calidad de los mismos. Así, en el caso del primer pilar —Menor plazo para la entrega de proyectos— se observó que instalar las conexiones del servicio de agua potable puede demorar alrededor de diez años, sin duda un plazo extenso. Por ello, una de las acciones tomadas fue la suscripción de convenios con la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) para el desarrollo de obras de mayor escala y menor tiempo. Como primera experiencia, se ha dado inicio al megaproyecto Nueva Rinconada: la obra licitada más grande en la historia de Sedapal hasta el momento.


Esta obra contribuirá con el cierre de brechas y mejora de los servicios de saneamiento en los distritos de San Juan de Miraflores, Villa María del Triunfo y Villa El Salvador, beneficiando a más de 300 mil personas.


En esa misma línea, se han identificado alrededor de 27 proyectos orientados directamente al cierre de brechas, los cuales se espera que sean entregados en un menor plazo. El avance ha sido significativo; sin embargo, dada la falta de ordenamiento de los territorios, los costos para reducir las brechas han sido elevados.


La pandemia de la COVID-19 ha sido un reto para todos los peruanos, especialmente para los que no cuentan con el acceso al servicio de agua potable, un recurso que tomó un rol clave para la lucha contra este virus. Ciertamente, ha sido todo un desafío para la institución abastecer gratuitamente de agua potable a los más de 800 000 habitantes de Lima Metropolitana. Sin embargo, más allá de ser una respuesta rápida y empática por parte de Sedapal, nos recuerda la urgencia de acelerar el cierre de brechas a fin de mitigar los posibles riesgos para este sector de la población.


En cuanto al segundo pilar —Reposición agresiva de activos costo-eficiente— se identificó que un 35% de las redes excedía su vida útil, como resultado de la falta de planificación para su reposición, generando así roturas y fugas a diario. Para mitigar este efecto, se ha previsto elaborar contratos de servicios de largo plazo, con el fin de evitar reposiciones puntuales, reduciendo así la ineficiencia y los costos altos. En ese sentido, se está recurriendo a mecanismos como el de Gobierno a Gobierno (utilizado en los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos) para utilizar tecnologías trenchless y así cambiar sus redes matrices. Cabe destacar que, durante el 2020, Sedapal ha realizado el cambio de 3,5 kilómetros de tuberías primarias.


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