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Germán Lench

Germán Lench / ¿Ministro y la reactivación? (1 de 2) 

El economista José Arista al sumir la cartera de economía hace más de meses, por su experiencia, alivió la opinión de los críticos sobre el rumbo económico favorablemente.

Sin embargo, luego del tiempo transcurrido, a pesar de tener los puntos claros a resolver, Arista no viene actuando como una gestión diferente a la del ex ministro - Alex Contreras para los que observamos de cerca la economía.

 

El MEF proyecta que la economía crecerá 3% el 2024 lo cual ha sido ratificado por el ministro, pero lejos de su crecimiento potencial de 4.5%. Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta a 2,5%; el Banco Mundial 2,5% y Citi Research 2,4%, entidades que advierten fallas estructurales en el sistema neoliberal, como el monopolio y la injerencia política de los grandes empresarios, que nos colocan lejos de nuestro potencial.

 

LatinFocus Consensus Forecast, del FocusEconomics 2.4%, BBVA Researchs 2.7%, Instituto Peruano de Economía IPE 2.4%.

 

PROYECCIONES DEL Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP)



 

Debo precisar que, hay una recuperación débil del PBI por efecto rebote, pero hay proyecciones que esperan que la economía crezca solo 2% o 2.6% las que son tasas anémicas y con la economía estancada no permite reducir la pobreza y el desempleo. Las consecuencias del estancamiento son bajo crecimiento económico, poca   creación de empleo, escaso incremento de los salarios y bajos niveles de inversión.

 

Salir de la recesión no es reactivación ni crecimiento sostenido. Solo se trata de evitar el quiebre de negocios, caída del empleo y el riesgo de que la disminución del PBI impacte en el sector financiero y desencadene una morosidad en los créditos. Para incrementar el PBI no se trata solo de aumentar el gasto público, sino se requiere mayor inversión privada en un entorno donde las expectativas empresariales mejoren.

 

Lo que requerimos es un shock de inversiones ya que la inversión privada y la pública han caído en cinco de los últimos diez años. Así mismo se deben adoptar acciones estratégicas urgentes para reducir la pobreza, la que aumento de 27.5% el 2022 ha 33% el 2023.

 

Pese al ruido político y el escándalo por la investigación de los Rólex a la presidenta Dina Boluarte y las contrarreformas del Congreso; nuestros fundamentos macroeconómicos todavía se mantienen sólidos.

 

El ministro Arista dice: “Si uno no está controlado o podando rápidamente los gastos que no son relevantes para el servicio público, comienzan a aumentar y ‘se comen todo el espacio financiero’. Esto siempre hay que podarlo”. Pero la autoridad del MEF sigue mermada. El Gobierno sufre por falta de liderazgo y eso tiene impacto en la economía. Lo que es notorio es que, con Arista a cargo del MEF, continúan las limitaciones que es el factor político.

 

El ruido político genera una sensación de precariedad de las autoridades. Esto hace creer que las reglas de juego pueden cambiar rápidamente dependiendo de lo que estamos viendo afectando a la gran y mediana inversión privada, complementariamente la corrupción es una variable no económica que genera temor en los inversionistas por el riesgo que es mayor. 

 

Arista inicio su gestión dando optimismo y una imagen comprometida en que sabía lo que decía, que regresaríamos a estar dentro del límite de la regla fiscal. El ministro afirmó que “nuestro déficit fiscal del 2024 seria 2% según la regla”. Y aprobó un Plan de Austeridad para disminuir gastos innecesarios para compensar los ingresos limitados.

 

El 2023, no cumplimos la meta de déficit fiscal. El “tope” era de 2.4% del PBI, pero el resultado fue 2.8%. Sin embargo, esta semana en la Comisión de Fiscalización del Congreso de la República, cambio de opinión y reconoció que no logrará cumplir con el límite de la regla fiscal. ¿Igual a Contreras? o peor.

 

El Nobel de Economía 2004 Edward Prescott cree que se debería reducir los gastos y no mantener el déficit público. El aumento de tipos impositivos no consigue una mayor recaudación. Al final hay que reducir el gasto público corriente, que no estimula la economía.

 

El señor Arista crítico duramente la gestión de Contreras y cuestiono al Congreso, señalando que es “es un mal ejemplo cuando, tratamos de reducir el gasto lo que más se puede, sin embargo, el Congreso con la potestad y libertad que le da la Constitución, entrega bonos a los parlamentarios y sus trabajadores, siendo un muy mal ejemplo que genera expectativas negativas de derroche”. 

 

El Congreso otorga bonificaciones muy por encima del resto del sector público afirmo. Pero luego nuevamente retrocede: Arista trata de sanear las cuentas fiscales critica al Congreso por los bonos y publico un decreto para limitar los gastos públicos; sin embargo, luego, aprueba un crédito suplementario de más de S/50 millones al Parlamento.

 


 

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