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Germán Lench / Caos estancamiento y recesión

Caos nos lleva a mayor estancamiento y posible recesión 2023


Los problemas de gobernabilidad por los cuales venimos atravesando, la crisis y tensiones por agitaciones políticas elevadas, acompañada de protestas sociales, incremento de la violencia y bloqueo de carreteras, marca un punto de inflexión que nos permite afirmar que continuaremos con una economía estancada o podríamos entrar en un problema no previsto de recesión técnica. (Tenemos en pobreza 8.6 millones de pobladores y extrema pobreza 1.3 millones de pobladores con desigualdad) fuente: INEI. La economía peruana según el MEF ha perdido 3,200 millones en producción por protestas sociales.


No puede haber una sociedad floreciente y feliz cuando la mayor parte de sus miembros son pobres y desdichados (Adam Smith)


Según las proyecciones del PBI 2023 el MEF señala un crecimiento de 3% a 3.5% apoyado por el reciente plan de reactivación Con Punche Perú, el BCR 2.9%, el BCP 2.3%, Scotiabank 2.4%, Macroconsult 2.1%, Moody’s Analytics 1.9%, Thorne & Associates 1.9%. La demanda interna que es la suma de la inversión más el consumo público y privado sufrirá un importante deterioro además los sueldos y salarios seguirán bajos con menor poder adquisitivo por la inflación.


Continuamos con el problema de la inflación, la proyección oficial es 4.5% el 2023. Mapfre Economics señala que ante la coyuntura compleja la inflación podría llegar a 5.2% y de agudizase la situación como viene sucediendo ahora podríamos llegar entre 6.4% y 7.8%, el IPE 6.0%.


En enero 2023 la inflación de alimentos perecibles agrícolas papa, legumbres, hortalizas ha sido de 26.5% según el BCR o sea estamos pagando más en los artículos básicos como son los alimentos e incluye a la energía, que es donde se concentran las subidas más fuertes de precios.


Si a esto le unimos que la mayoría de los Bancos, Cajas Municipales y Financieras, han subido los tipos de interés, esto implica menos consumo de las familias y menos actividad para las empresas, este último punto, es el que puede disparar el desempleo.


La inversión privada que es el 80% de la inversión total del país y que genera empleo según el BCR crecería 1% en el 2023 sin embargo empresas y consultoras señalan que caerá por incertidumbre, Macroconsult, Scotiabank, Thorne & Associates y Credicorp Capital esperan una caída de -2.8%, -2.3%, -1.1% y -1%. Hay que tener presente que 300 mil jóvenes se incorporan anualmente al empleo informal y de baja productividad. La informalidad laboral quedara estancada o empeorara este año.


El 2023 habrá un bajo nivel de inversión pública proyectada -8% por el BBVA, esta se vería afectada por el ingreso de nuevas autoridades. Al respecto va a haber un borrón y cuenta nueva por las autoridades en un contexto en que las municipalidades y gobiernos regionales recibirán un elevado presupuesto para inversión pública y como todos sabemos el gasto público no se distribuye bien ya que tenemos un sector público fallido con muchos casos de corrupción que es incapaz de acompañar a nuestra economía para que crezca por tener una maraña burocrática de tramitología, incapaz de actuar para revertir la desconfianza empresarial.


Con la última renuncia de la ministra de la Producción tenemos una demostrada carencia de liderazgo y por tanto visión de futuro, un equipo ministerial sin cohesión interna. Adicionalmente un Congreso de bajísima calidad caracterizado por políticas populistas que incrementan el déficit fiscal, el escándalo y el conflicto con una visión adversa del futuro del país más que sus propios intereses. Debemos reconocer que hemos vuelto a la inestabilidad e impredecibilidad política. Tenemos un gobierno de transición sin apoyo congresal que ha ingresado a la confrontación y el populismo. No olvidemos al profesor Folke Kafka en sus clases de Principios de Economía, en la versión peruanizada: “No hay lonche gratis”.


Las nefastas proyecciones para el presente año 2023 se explican por los aberrantes hechos políticos y la mala calidad de las políticas públicas que ha terminado dañando gravemente la confianza empresarial y la del consumidor. Continúa faltando un buen equipo elemental de gerencia publica

que acompañe a la presidenta para evitar que se siga haciendo estrepitosa la inversión pública. Adicionalmente no hemos podido apreciar ninguna reforma económica, sin embargo, los intentos de reforma “judicial” y “política” han significado simples bromas de mal gusto.


“Lo que hemos creado es una economía de extorsión en la que los ricos se hacen más ricos, los pobres se mueren de hambre y por lo visto a nadie le importa siempre que lo llamemos democracia.”


Por tanto, es necesario proponer un Plan de Emergencia Nacional donde participen profesionales de experiencia que conozcan los sectores y el sector privado en su diseño colaborando con la gerencia conjunta de las políticas públicas. Esto es urgente si queremos levantarnos y poder mirar nuestro futuro con optimismo. No preocuparnos por el crecimiento económico es jugar muy peligrosamente con el futuro del Perú.


“En un país bien gobernado la pobreza es motivo de vergüenza. Pero en un país mal gobernado, el motivo de vergüenza es la riqueza.” (Confucio).


No debemos olvidar que un gobierno débil, un Congreso al extremo populista y un próximo proceso electoral que debe ser necesariamente el 2023 con mucha incertidumbre, nos puede llevar a nuestro país al precipicio ya que actualmente la economía se encuentra en cuidados intensivos y al parecer no existe ni la más mínima idea de cómo aliviar al grave paciente. Concluyo sosteniendo que tenemos un Estado que está a la deriva donde quien conduce no solo no gobierna sino contribuye al caos. Aprender de nuestros errores y de nuestros aciertos es importante en momentos tan difíciles como este.


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