La pandemia está agotando los sistemas de asistencia sanitaria, la capacidad fiscal de los gobiernos y la capacidad de las organizaciones para enfrentar al virus.
Reanudar la economía por fases sin sobrecargar el sistema de asistencia sanitaria, es un reto singular. Tenemos 6 meses de lecciones aprendidas en lucha contra el virus y no hay una sola medida que lo contenga, sino un grupo de elementos comunes en las estrategias exitosas: las restricciones de viaje, el aumento de la capacidad sanitaria, separar a los pacientes COVID-19 en los hospitales, las normas de distancia social, un esfuerzo de comunicación para concientizar a la población y las medidas post confinamiento. Estas medidas no son tan determinantes como garantizar su cumplimento en el lago plazo.
Peter Klimerk, investigador de Complexity Science HUB de Viena y miembro del equipo que asesora al gobierno austríaco resume esta lucha “siempre corres detrás del virus. Incluso cuando se hace el test, ya estas llegando tarde”. Esta particularidad que hoy nos hace guardar distancia social preventiva, no se conoció hasta marzo de este año y para Europa y Estados Unidos ya era tarde.
Los temidos rebrotes con imposibles de evitar, y en los próximos meses habrá muchos. Los expertos apuestan por concentrar los esfuerzos, en contenerlos mediante confinamientos a escala local y un intenso rastreo de contactos. El objetivo es no tener que volver a los cierres nacionales inasumibles para una economía mundial en crisis. Lo que ocurra en los próximos meses dependerá sobre todo del comportamiento de los ciudadanos.
Los efectos del COVID-19 son multisectoriales y han generado cambios dramáticos en la vida de millones de personas, en los próximos 12 meses enfrentaremos sus consecuencias con distintos costos económicos y sociales:
1. El principal impacto en la economía se expresará en la pérdida de empleos y una recesión prologada, como consecuencia de las políticas de respuesta a la pandemia expresada en billones de dólares que presionan la capacidad fiscal y la acción desde los Bancos Centrales, que necesariamente incrementaran la deuda en muchos países. Así mismo el crecimiento de los países en desarrollo se ha visto detenido críticamente con alto riesgo de colapso de los mercados, el mundo se abre para impulsar la economía, pero la demanda está seriamente contraída.
2. Los gobiernos se enfrentan a un riesgo significativo de rebrotes y los sistemas sanitarios concentran sus esfuerzos en contenerlos localmente y fortaleciendo la atención primaria. En España se expande y alcanza a 15 provincias de las 52 provincia. Los 120 brotes detectados hasta este momento han supuesto 2,139 nuevos casos, con un incremento de trasmisión en: Lleida, Zaragoza, Soria, Barcelona, entre otras. El perfil de los pacientes ha cambiado, los nuevos infectados ahora son jóvenes y con síntomas leves.
3. Equilibrar los ámbitos de la salud, la economía y el desarrollo de la capacidad de monitoreo del virus, un retador triángulo virtuoso, mientras se esperan tratamientos y vacunas efectivas. Países como Alemania han creado con éxito infraestructura necesaria para atacar rebrotes, pero los países en desarrollo carecen de infraestructuras sanitarias o de monitorización del virus, así como de ingresos o de seguridad alimentaria.
4. Incremento de la desigualdad social y redes de seguridad social tensionadas ante la demanda de apoyo de diversos y crecientes víctimas de la pandemia.
5. Los países emergentes se contraerán este año en 2,5% con una reducción del ingreso por habitante este año de millones de personas, que estarán expuestas a las vicisitudes del ciclo económico,
6. Caída brusca del comercio mundial como consecuencia de las restricciones al movimiento, junto a la inversión extranjera directa en el 2020. El comercio internacional, los viajes y el turismo constituyen motores económicos importantes que han sido fuertemente afectados por las medidas de confinamiento.
La trayectoria de recuperación es la oportunidad del “reajuste de los sistemas globales” con cuatro pilares:
1. La necesidad de encarar la emergencia sanitaria (por ejemplo, garantizar un suministro adecuado de equipos de protección personal y capacidad hospitalaria), porque no puede haber recuperación económica sostenible hasta que se haya contenido el virus.
2. Implementar políticas que protejan a la población más necesitada, provean liquidez para evitar quiebras innecesarias y mantengan los vínculos entre trabajadores y empresas.
3. Priorizar las empresas a rescatar, una decisión difícil y necesaria, no resucitar “zombis” que pueden limitar en última instancia el dinamismo y crecimiento.
4. Adecuar el gasto público a las prioridades de inversión y las condiciones que se imponen a los receptores. Con un pacto político y social de reconstrucción.
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