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Jackeline Castañeda / América Latina: tendencias pre y post covid (1 de 2)


La Pandemia sorprendió herida a la economía de América Latina, según el Banco Mundial, se pronosticaba un magro crecimiento de 1.6% en el 2020 y 2.3% en el 2021, limitado por factores estructurales tales como: baja inversión, lento crecimiento de la productividad, baja calidad de las infraestructuras y la educación. Al mismo tiempo, marcada por un ciclo de menor crecimiento mundial, incertidumbre de las políticas económicas, crecientes demandas sociales y el incremento de la desigualdad. En este contexto, un inesperado y veloz virus nació en la ciudad de Wuhan (China); en diciembre del 2019 y expuso al mundo a riesgos epidemiológicos con graves consecuencias para la economía. La razón principal por la que el SARS-Covit 19 continúa avanzado sin cesar es porque, en comparación con otros coronavirus, es capaz de infectar velozmente a un gran número de personas, que involuntariamente ayudan a propagarlo aún más.


Para frenar el creciente contagio estimado en 7.5 millones, por la Organización Mundial de la salud- OMS, de los cuales en la región se registran más de 1,5 millones de casos. Habiéndose tomado serias medidas para evitar el colapso de los sistemas de salud; y salvar vidas, en este momento, es el epicentro de la pandemia. Si bien la famosa curva de contagios continúa disminuyendo en Europa, con los temidos rebrotes; para América Latina, no queda claro cuando se aplanará, a pesar de que se han implementado las medidas sanitarias de contención conocidas como el cierre el de fronteras, de escuelas y el prolongado confinamiento.


Para comprender la situación es necesario recordar los viejos problemas que aquejan a la región, expresados en cada país con matices, pero la misma intensidad durante la crisis, como la fragilidad institucional, los fragmentados y deficientes sistemas sanitarios tanto en acceso como en calidad; limitadas capacidades de los sistemas de compras públicas y la cadena de suministros médicos frente a la voracidad del mercado mundial, para comprender el tamaño del desafío.


En la misma línea, una creciente población vulnerable, confinada, desconfiada y demandante de una fuerte inyección de fondos focalizados oportunos y temporales en economías con casi 50% de la fuerza laboral en la informalidad; y muchas familias invisibles para las redes de protección social existentes, cuya supervivencia es crítica y un imperativo ético para la sociedad sostener y cuya movilidad pone en riesgo el centro de las medidas de confinamiento exitosas. La política fiscal esta presionada por la demanda un gasto público colosal para fortalecer el sistema sanitario, la atención a familias vulnerables y empresas, con esfuerzos titánicos para proteger los empleos y el tejido productivo. La región vive un desafío sin precedentes y ya La CEPAL advierte que la economía en América Latina va a caer 5.3% en este año; será algo muy parecido a una economía de guerra. El mundo intenta abrirse, pero la pandemia no da tregua, la economía va a caer 3,2% este año y no habrá una recuperación clara el 2021. Se estima que 170 países ingresaran a recesión (sólo China crecerá 1.2%) y la salida dependerá de las estrategias de consolidación de la “nueva normalidad”.


El nefasto legado del Coronavirus no es sólo una crisis sanitaria, social y económica sin precedentes, también es el enfrentamiento de ideologías, liderazgos, sistemas de cohesión social sometidos a prueba durante la gestión de la pandemia y post pandemia. El estado ha regresado con fuerza, su gasto se ha dirigido a los sistemas nacionales de salud, atención de población vulnerable, ingresos básicos y universales para millones de personas y garantías de préstamos o pagos directos a una gran cantidad de empresas, con una economía keynesiana a gran escala. El equilibrio del presupuesto, parece, por ahora, lejano ante el creciente número de empresas que dependen de los rescates públicos y que todos los gobiernos se han convertido en intervencionistas frente a esta crisis sanitaria. Se abrieron con mayor fuerza los debates de la intersección entre la economía y la salud pública, la eficiencia de los sistemas de salud más o menos descentralizados, la asombrosa restricción de las libertades personales, piedra angular de las ideas neoliberales, y el modo en que se exponen las tensiones en un mundo globalizado. Las consecuencias de la pandemia son imprevisibles pero lo que sí es seguro es que los pobres, asalariados y clases medias serán fuertemente impactados.


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