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Jorge Chávez / “Pacto Perú” y “hoja de ruta 2020-2025” (1 de 2)

  • Foto del escritor: Análisis Efectivo
    Análisis Efectivo
  • 24 ago 2020
  • 2 Min. de lectura

(Publicado previamente en Alerta Económica de MAXIMIXE)


El fantasma de una depresión económica recorre el mundo entero y le toca la puerta al Perú. Es momento de hacer un gran esfuerzo de autocrítica y, más unidos que nunca, en torno al “Pacto Perú” que ha convocado el presidente Vizcarra, los peruanos debemos enrumbar al país por una “Hoja de Ruta 2020-2025” clara e innovadora.


Dicho Pacto se justifica por las circunstancias de tragedia económica, social e institucional que vive Perú, que nos plantea el doble reto de superar la crisis y a la vez alcanzar una ‘Nueva Normalidad’ que, a diferencia de la ´Vieja Normalidad´ previa a la pandemia, asegure un alto nivel de resiliencia y sostenibilidad económica, social e institucional a mediano y largo plazo.


Hace poco la agencia Bloomberg confirmó que el desplome de la economía peruana en el segundo trimestre (-30,2%) es un récord mundial, como también es un récord en la historia del Perú republicano con rastro estadístico trimestral.


Sin embargo, el gobierno se muestra confiado en que la economía ya estaría en recuperación (como lo reflejaría el aumento del consumo de electricidad), por lo cual con las inversiones públicas y privadas anunciadas en los discursos del presidente Vizcarra y el nuevo premier, fácilmente volveremos a crecer rápidamente en 2021 y todos felices y contentos. Sin embargo, se está confundiendo el repunte coyuntural originado por la normalización de las actividades económicas que estuvieron paralizadas, con un proceso de recuperación cabal.


En los hechos, durante el segundo trimestre sólo el sector financiero, seguros y pensiones creció a una tasa elevada (9,8%), seguido por las telecomunicaciones (2%) y la agricultura (1%). El resto de las actividades económicas siguen en el foso. Particularmente el comercio (-45,4%), los servicios prestados a las empresas (-43,1%), el transporte (-55,3%) y otras actividades severamente castigadas por el deterioro rotundo del consumo privado (-41%).




El nivel de empleo se ha reducido en 40% respecto al 2019 y 50% en áreas urbanas, debido al colapso del sector informal de la economía. Nótese que actualmente más de 65% (antes de la pandemia era el 58%) del consumo privado proviene de trabajadores de micro y pequeñas empresas mayormente informales que se han quedado sin trabajo al quebrar la mayoría de ellas.


Lo que significa que todo ese contingente de alrededor de 7 millones de trabajadores ha perdido su capital de trabajo y su patrimonio tangible e intangible, logrado tras muchos años de sacrificio y de ahorro familiar. Mientras no lo recuperen no será posible que el consumo privado vuelva a crecer, salvo que el sector formal absorba todo ese ejército de desocupados; un imposible.


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