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Jorge Chávez / Capitalismo salvaje (2 de 2)

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Venezuela: capitalismo salvaje del siglo XXI

Productos hay ahora. Lo que no hay es demanda para comprarlos, porque la inmensa mayoría de la población sobrevive en la miseria. Aun así, se percibe cierto florecimiento económico en algunos sectores y zonas del país, aunque sustentada en la artificialidad de la apertura de 30 casinos (prohibidos hasta hace poco) y la proliferación de tiendas y patios de comida de lujo en barrios de ricos. Obviamente se trata de inversiones vinculadas a operaciones de lavado de dinero sucio proveniente de la inmensa corrupción de los jerarcas del régimen.


Se trata pues de una reactivación incipiente, sin sustento de demanda y sin bases sólidas y legítimas por el lado de la oferta, al punto de que el crédito bancario virtualmente ya no existe. Para traducirla a una recuperación plena se requiere lanzar un “Programa de Estabilización y Reforma Estructural” integral, orientado a restablecer el equilibrio de las cuentas fiscales y monetarias y a trazar reglas de juego claras y estables generadoras de confianza en el funcionamiento de una economía social de mercado, con libre mercado y leal competencia.


Se requiere establecer una secuencia óptima de las reformas necesarias, para evitar inconsistencias temporales. Los casos de fracaso de planes de rescate de economías colapsadas por políticas populistas y de sobre intervencionismo estatal están a la vista. Empezando por el primer gobierno de Alan García, que entre 1988 y 1990 aplicó sucesivos shocks que agudizaron la hiperinflación y la recesión en lugar de enmendarlas. Sucedió lo mismo varias veces en Argentina y Brasil.


Mientras internacionalmente se realizan esfuerzos para exhortar al régimen de Nicolás Maduro a volver a la mesa de negociación con las fuerzas democráticas para permitir elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y transparentes, urge una salida a la crisis económica concordada entre el oficialismo y la oposición.


Un sufrido pueblo venezolano está de por medio. El 94,2% de los venezolanos son pobres y el 77,7% vive en pobreza extrema. A quienes desde la izquierda más infantil peruana siguen pensando que el modelo socialista implica una simple pérdida de libertades y de productividad que bien vale la pena en aras de lograr una distribución del ingreso y la riqueza igualitaria, vale la pena que se miren en el espejo de Venezuela, cuya desigualdad es de lejos la mayor de América Latina y una de las dos mayores del mundo. [3]


Si el desmoronamiento del andamiaje populista-intervencionista prosigue sin ponerse en marcha un programa ordenador de carácter reformista, lo que va a suceder es que el Socialismo del Siglo XXI fracasado será reemplazado por un “capitalismo salvaje” ya en ciernes, caracterizado por un mercantilismo feroz liderado por mafias de la corrupción estatal, el contrabando y narcotráfico, lo que agudizaría las desigualdades y los males sociales. Los platos rotos los seguiría pagando el pueblo venezolano.


La comunidad de naciones tiene que contribuir a evitar este sino calamitoso. Dentro de este marco, el Perú debe cooperar decididamente para que Venezuela retome la senda democrática y de una economía social de mercado moderna.



Referencias:

[3] Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI). Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello, Informe de Coyuntura de Venezuela, Junio 2021. Datos promedio 2019-2020.


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