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Juan de Dios Guevara / Educación y Competitividad (2 de 3)


Aprender a vivir juntos, para participar y cooperar con los demás. Lo que implica, comprensión del otro. Distintas formas de interdependencias, proyectos comunes y preparación para tratar los conflictos. Vivir el pluralismo, la comprensión mutua y la paz.


Aprender a ser, proceso fundamental que recoge las tres anteriores, lo que implica, desarrollo de la propia personalidad. Capacidad de autonomía, de juicio, y responsabilidad personal. Desarrollo de la autoestima.


Con la tecnología existente y la red de banda ancha nacional, se debe desarrollar una educación acorde al mundo que nos toca vivir y el que se nos viene. Para ello, es importante considerar en el aprender a ser, las habilidades blandas más solicitadas en empleos ligados a tecnologías de la información.


Las habilidades blandas son un término sociológico, relacionado con el cociente de inteligencia emocional, y que es el conjunto de rasgos de personalidad, habilidades sociales, comunicación, lenguaje, hábitos personales, la amistad y el optimismo que caracteriza a las relaciones con otras personas.


Las habilidades blandas son el resultado de una combinación de habilidades sociales, de comunicación, de forma de ser, de acercamiento a los demás, entre otras, que forjan a una persona capaz de relacionarse y comunicarse de manera efectiva con otros. Es, por tanto, un componente muy apreciado en la actualidad por las empresas. En el país, el desarrollo de competencias blandas tiene una complejidad particular, ya que no se encuentra implementada en el sistema educativo tradicional, sino que pretenden que este se desarrolle a lo largo del tiempo a través de los desafíos del día a día.


El trabajo en equipo y la adaptación al cambio son alguna de las características fundamentales dentro de una serie de aptitudes que las organizaciones buscan en los candidatos, porque son pieza clave en la interacción con otras personas, ya sea dentro o fuera del ámbito laboral.


Otras capacidades que se exigen, son entre otras: Ética. Responsabilidad. Empatía. Sociabilidad. Facilidad de comunicación. Saber escuchar. Creatividad. Capacidad para resolver problemas. Optimización del tiempo. Actitud positiva. Espíritu de servicio. Seguridad personal. Tolerancia a la presión. Asertividad. Respeto a las opiniones de los demás. Tolerancia al error. Reconocimiento. Resiliencia.


Adicional que para aquellos cargos que son gerenciales resulta fundamental el nivel de liderazgo que pueda tener una persona, para conseguir la colaboración de los demás para lograr el objetivo deseado, y ello significa tener objetivos claros y motivación a los equipos, para que con actitud positiva colaboren todos al logro de los mismos.


Los contenidos educativos y los requerimientos del ámbito laboral no están conectados. La escuela no enseña las habilidades blandas que las compañías necesitan. Un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) indica que la educación formal está “desconectada” del ámbito laboral y que no enseña las habilidades que los empleadores valoran. Lamentablemente esas competencias “blandas” no las aprenden en la escuela.


Esas virtudes especiales incluyen capacidad de expresarse, de desenvolverse en diferentes contextos sociales. Hay un “desacople” entre lo que la escuela enseña y lo que el mercado necesita, una disociación entre la educación y el sistema productivo.


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