Y ayer de repente, se fue la luz, el internet, y el celular tuvo que suplir a la computadora, hasta agotarse. Sin poder cocinar, había que salir a buscar comida, y al caminar por las calles del viejo barrio, volví a escuchar el ruido de los grupos electrógenos, y de inmediato me hizo recordar aquellos años, donde el espíritu de no rendirse jamás, hacía que contra viento y marea, con bombas y sonido de balas y sirenas, horrorizados día a día, siguiéramos dando frente a la insania del terror, y al resultado de los malos manejos en la economía nacional, con una inflación millonaria y depreciación total de nuestra moneda.
Recuerdo el pluriempleo que tenías que ejercer para sobrevivir y costear la educación de los hijos, más la gestión de la pequeña empresa, dónde también se tuvo que comprar grupo electrógeno, para que los colaboradores tuvieran condiciones de producir y poder pagar sus remuneraciones, sin que se pasaran mirándose las caras todo el día por falta de corriente eléctrica, ya que cada día había sido derribada alguna torre de transmisión. Que épocas, y miro otra vez hacia ahora, y es más de lo mismo. Insatisfacción de lo que se vive en el Perú. De repente ahora, no vivimos la depreciación de la moneda, pero sí vivimos la depreciación de la sociedad.
¿Qué nos ha pasado?, ¡Que tal deterioro de valores! La depreciación de la sociedad, se observa desde García 1985 a la fecha, de 9 presidentes, sólo dos presidentes, que no fueron elegidos, no han tenido o tienen problemas con la justicia. Pero para colmo de nuestros males, al presidente actual que según informan los medios, (en gran parte, concentrada por el grupo Miró Quesada, que según leí, su mayor accionista con 6% era José Graña Miró Quesada ex CEO de Graña y Montero que en el caso Lava jato ha confesado corrupción en 16 proyectos de infraestructura, por lo que está en proceso legal), ha sido denunciado constitucionalmente, ante el Congreso, por liderar una organización criminal, tráfico de influencias y colusión, por la Fiscal de la Nación, en base a afirmaciones de “colaboradores eficaces”, que se deben corroborar, y también por lo que se lee, presenta serias dudas con respecto a su idoneidad moral, al tener hermanas con problemas por esclarecer, ante súbitos incrementos patrimoniales, cambiando a la fiscal que investigaba a su hermana, y tener estudios en universidad no aprobada por la SUNEDU.
Hecho que nos hace recordar el siglo pasado, cuando Víctor Raúl Haya de la Torre, decía: “¿quién moraliza al moralizador?”. Confirmando, que el Perú sigue igual, igualmente enfermo. Cómo decía a fines del penúltimo siglo del milenio pasado, Gonzáles Prada, cuando aún no habíamos cumplido ni los 100 años de nuestra independencia, “En resumen, hoy el Perú es organismo enfermo: donde se aplica el dedo brota pus” (Propaganda i ataque, 1888).
La autoridad moral es muy importante, pareciera que no se la dimensiona en su verdadera magnitud. Se lidera con el ejemplo. Adicionalmente, constitucionalistas serios, afirman que la denuncia no prosperará, por ir en contra del artículo 117 de la constitución, y en La República leo: “Hildebrandt: “La fiscal de la Nación, Patricia Benavides, ha construido un alegato digno de jirón Azángaro”. César Hildebrandt califica denuncia de Patricia Benavides como “un texto chiflado y odioso”. “¿A falta de váucheres e investigación efectiva, la magia de los testimonios?”, dijo”.
Cómo es lógico suponer, la parte denunciada ha hecho su contraofensiva legal, con una serie de denuncias a cargo de abogados allegados, a los que se suman, la de la congresista y ministra Betsy Chávez que ha presentado una denuncia constitucional contra la fiscal de la Nación Patricia Benavides por presuntas infracciones a la Constitución y delitos, y a las que, para completar el panorama, se adicionarán, las de los abogados del presidente.
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