Pensando en la severa crisis política que atraviesa el país, repasaba la serie “El último bastión”, que, por su calidad, ambientación, buenos actores nacionales, lleva al espectador a vivir toda la trama histórica de la independencia del Perú, hace 200 años atrás. Ahí se aprecia que no hemos cambiado mucho, debido a que la dominación española, estableció grandes diferencias, ocasionando una creciente desigualdad, y diversidad cultural y racial, que hasta ahora nos ha sido difícil superar
Grandes resentimientos, por las desigualdades establecidas, que fueron escalando con el proceso de mestizaje, generando lo que en verdad somos, una mezcla letal, demasiado desunidos, y resentidos. Pero así somos, por mezclas no deseadas, pero que así se sucedieron, y que por lo tanto debemos evaluar, para superar esa gran carga, que nos impide construir una identidad nacional, base de cualquier planteamiento de desarrollo sostenido, de todo un colectivo.
Un estudio realizado por el Instituto Integración (Jorge Yamamoto PUCP) arroja “dos identidades en el Perú, una el peruano respetuoso, y otra, el peruano desubicado. Señala que el peruano respetuoso es empático, respetuoso de los derechos de los demás y culto en su manera de comunicarse y relacionarse, siendo los menos evidentemente. En tanto que el peruano desubicado, es egoísta, envidioso y chismoso. Busca su propio provecho incluso a costa de los demás. Es infeliz ante los logros del otro y los descalifica si ve la oportunidad”
Fuerte conclusión, pero nada alejada de la realidad. En dicha serie, que fue hecha con rigor histórico, cómo en los libros de la época se puede verificar, se aprecia claramente cómo los “peruanos respetuosos” eran minoría, frente a los “peruanos desubicados” y cómo lastimosamente al paso del tiempo, estos los siguen siendo, e incluso se han incrementado, atentando con los principios básicos de la cultura inca, originaria de este territorio, “ama sua, ama sulla y ama quella” (no seas ladrón, no seas mentiroso, no seas ocioso).
Por lo tanto, se deduce que en conjunto tenemos que trabajar para que esa minoría de “peruanos respetuosos” se vuelva mayoría, y así poder tener la fuerza suficiente para cambiar el país, y evitar que estas crisis políticas las vivamos repetidamente, frustrando nuestra legítima aspiración de desarrollarnos en paz y armonía. Gran tarea a priorizar y realizar
También tenemos que trabajar en esta sociedad dividida, en la parte económica, ya que mantenemos una desigualdad muy grande, que se refleja en que el 10% de peruanos concentra el 53% de los ingresos a nivel nacional y que el 1% gana casi la cuarta parte del total de ingresos antes de impuestos
De acuerdo con datos de desigualdad del World Inequality Database (WID), los países más desiguales en América Latina son Chile, México, Brasil y Perú. Esto nos indica que no sólo debemos reducir la pobreza mejorando unos estándares de bienestar, sino también reducir la desigualdad para poder construir una sociedad más justa y más cohesionada.
Estos datos nos deben hacen reflexionar sobre esta mala génesis histórica, que se tiene que cambiar, creando oportunidades. Y esta se logra con educación, con un estado eficaz y eficiente, con objetivos y reglas claras para que actúen en libertad los factores que generan riqueza, y ante las evidencias de cómo somos, sumar un cambio de mentalidad y comportamiento.
Es evidente, que, por la falta de educación, predomina la identidad del «peruano desubicado», por los de la identidad de «peruanos respetuosos». Hay que buscar consensos, para procurar el cambio, evitando los extremos, de la derecha que solo vela por sus intereses, y de aquella izquierda que no se dio cuenta que el muro de Berlín cayó en el milenio pasado y que el desarrollo de las tecnologías de la información y de las comunicaciones, nos ha convertido en una aldea global
Debemos encontrar puntos de acuerdo comunes para llevar adelante una reforma del estado, del sistema de justicia, de los servicios de salud, educación, transporte, vivienda, infraestructura, seguridad ciudadana, sistema de pensiones, empleo juvenil, seguridad alimentaria, agua y desagüe, cómo más derechos humanos necesarios para el crecimiento y desarrollo personal, que merece toda persona humana
Y para ello, necesitamos líderes, “peruanos respetuosos” que tengan la capacidad de convocar a los demás para obtener los resultados deseados, con un proceder acompañado de valores éticos y morales.
Recordemos que en “La Cumbre del Milenio”, celebrada en el 2000 en las Naciones Unidas, por la paz mundial, concluyó con la adopción por los 189 Estados miembros de la Declaración del Milenio, entre ellos el Perú, en la que se establecían los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM): 1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre 2. Lograr la enseñanza primaria universal 3. Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer 4. Reducir la mortalidad infantil 5. Mejorar la salud materna 6. Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades 7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente 8. Fomentar una asociación mundial para el desarrollo
Para el logro de esos objetivos, hay que hacer que la economía se desarrolle sostenidamente, para lograr los ingresos necesarios, que permitan cumplirlo. Para lo cual se reconoció los valores que tendrán que aplicarse en este milenio: la libertad, equidad, solidaridad, tolerancia, no violencia, respeto a la naturaleza, la democracia, la responsabilidad compartida.
Quizás sea bueno tener presente la adopción de estos acuerdos que el Perú suscribió, para que los “peruanos respetuosos” sepan comunicarlo para que cada vez sean más los “peruanos respetuosos”, hasta lograr ser mayoría sobre los “peruanos desubicados”, y así poder lograr algún día, el camino hacia una sociedad próspera y feliz, que nos merecemos todos los peruanos, incluso los “peruanos desubicados”, que cuando se enteren de las bondades de la identidad de los “peruanos respetuosos”, pronto querrán serlos
Qué bueno sería que así fuese. Y para lograrlo, un llamado a los “peruanos respetuosos”, de que llegó la hora de vencer a los “peruanos desubicados”, porque hasta cuándo vamos a ser indiferentes a la realidad que estamos viviendo. Nos están llevando al caos. No podemos, ni debemos seguir perdiendo el tiempo. Miremos al futuro. Hacia un mañana mejor
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