“Estamos ahogándonos de información, pero famélicos de conocimiento”
John Naisbitt
El mundo ha tenido un shock negativo por el COVID 19 más grande de lo previsto, y la recuperación va a ser lenta, gradual, con mucha incertidumbre, por las proyecciones tan inciertas, y el impacto tan fuerte que ha ocasionado en los hogares de bajo ingreso. Esta crisis va a poner en peligro lo que se ha avanzado en la lucha contra la pobreza extrema, por lo que la comunidad internacional debe ser solidaria y asistir financieramente a los países menos desarrollados, en sus sistemas sanitarios, para que cuenten con los recursos adecuados para disminuir el impacto, y no agrandar la diferencia entre los países ricos y pobres.
Según el documento “Diagnóstico de Brechas de Infraestructura y Equipamiento del Sector de Salud” del @Minsa_Peru, de los 8.783 establecimientos del primer nivel de atención en todo el país, el 97% presentaba una capacidad instalada inadecuada al 2020.
Así mismo, la comunidad internacional, debe lograr el 2021 que se pueda vacunar masivamente a toda la población mundial y poder procurar en el 2022, un plan de reactivación económico mundial. La desaceleración del PBI en muchos países, cómo el Perú, ha sido un verdadero derrumbe, generando que el consumo y la producción hayan disminuido significativamente. Las familias se han consumido sus ahorros, sus fondos de pensiones, y todo cuanto ha podido disponer para sobrevivir.
Los gobiernos deberán hacer finanzas globales para no dejar de brindar apoyo a las empresas y sectores más afectados. Hay que salvar empresas y apoyarlas, técnica, económica, financiera y tecnológicamente. Se tienen que reactivar las fuentes generadoras de empleo, e incentivar a la demanda, son muchos millones de empleos perdidos. Permitir en lo posible, la movilización, que dinamiza el consumo de bienes y servicios, y esforcémonos en ejercer un crecimiento hacia fuera. Interactuemos constantemente con el mundo y seamos parte de las cadenas de valor mundiales, con tanto que podemos ofrecer, y que debemos ser conscientes que, para su realización, tenemos que lograr la necesaria competitividad global.
Ha sido un cataclismo, en dónde decodificando la economía de COVID 19, vemos sectores económicos posibles ganadores y otros perdedores a corto plazo, de mayor a menor. Potenciales perdedores: 1. Turismo y ocio 2. Aviación y marítimo 3. Construcción y bienes raíces 4. Fabricación (no esencial) 5. Servicios financieros 6. Educación 7. Gas y petróleo. Potenciales ganadores: 1. Atención médica y servicios 2. Procesamiento de alimentos y venta al por menor 3. Productos de higiene personal y sanitarios 4. TIC 5. Comercio electrónico 6. Agricultura 7. Gas y petróleo. Fuente: DCODE EFC Analysis.
Y ahora, en líneas generales, hay que saber adaptarse a esta nueva realidad, conscientes de la asimetría existente, ante el aumento de la desigualdad y el fuerte golpe a la clase media, así mismo por el efecto disruptivo de la tecnología y sus efectos en las personas, en la sociedad dependiendo de su estructura demográfica. Habrá que ver, en este proceso electoral, cuanto se polarice la población, ante la pérdida de la confianza en las instituciones representativas de la sociedad.
Es de resaltar que mientras toda esta crisis se ha ido sucediendo, el 21% de peruanos, según Activa Perú, se arriesgaron por iniciar un negocio o emprendimiento en plena pandemia, confirmando así, ser el quinto país con mayor número de emprendimientos, según el informe anual del Global Entrepreneurship Monitor.
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