“Una causa noble a perseguir es aumentar el conocimiento y la verdad entre los hombres. Sin conocimiento estamos en la oscuridad y sin la verdad somos esclavos”. Simón Bolívar.
A pocos momentos de las elecciones, la fiesta electoral se ve empañada por la pobreza de los candidatos, y sus respectivos partidos políticos. Son al menos 142 los candidatos al Congreso y también a la presidencia que a la fecha tienen investigaciones en curso, en sus distintas etapas, por presuntos actos de corrupción, según información procesada desde el Proyecto Talleres de Periodismo de la Fundación Gustavo Mohme Llona, contando con la validación de las procuradurías anticorrupción de las regiones del país. De los 142 candidatos con investigaciones, seis son aspirantes a la presidencia y dos postulan a las vicepresidencias. Cuarenta de esos 134 investigados postulan con el número 1 al Congreso de la República, y son investigados por corrupción, con posibilidades de ser elegidos. Ninguno de los 19 partidos que participan en este proceso electoral, se salva. Unos más que otros, pero todos, tienen por lo menos uno, revelando la pobreza de nuestra clase política y confirmando que hicimos mal la tarea, en nuestros 200 años de historia, por lo que debemos tomar conciencia y procurar enmendar el rumbo.
Si a ello, le sumamos la enorme cantidad de postulantes que se han ido enterando que lo eran, cuando por investigaciones periodísticas, se los hicieron saber. Más los que son de familias enteras, representando a regiones diferentes, viviendo en otras regiones ajenas a las que postulan y que cómo tuvimos oportunidad de conocer, hubo hasta alguna candidata, que no sabía nada de la región por la que postulaba, ni dónde quedaba. Todo esto, revela improvisación, y sobre todo falta de respeto a la ciudadanía, al Perú. Y a los peruanos no se nos debe faltar el respeto. Hasta cuándo vamos a seguir en lo mismo.
Sin planes de gobierno serios, bien elaborados y sin debates para el sustento de ellos, pero sí debates con un formato elaborado por gente que no sabe, no conoce, o no quiere conocer, por eso vimos lo que vimos: agravios insultos, miedos escénicos, escaso tiempo para sustentar, expresiones en quechua para 4 millones de quechua hablantes, sin que la mayoría entendiera y sin traducción simultánea, siendo un programa oficial, moderadores desubicados, etc., porque así fue acordado por las instituciones electorales con los personeros de todos los partidos intervinientes en este proceso electoral, revelando el nivel de los partidos políticos que tenemos, y que debemos corregir, por el bien de todos nosotros.
Si a ello, le agregamos la ignorancia de la gran mayoría de la población, causado por los malos gobiernos que hemos tenido a lo largo de nuestros 200 años, el poco interés por desconocimiento, del futuro del país, y el gran interés de algunos, por ser parte del poder y tener manejo de parte de los 45 mil millones de dólares aproximadamente del presupuesto nacional anualmente, vamos conformando una crónica de una muerte anunciada. Sazonada por las redes sociales, que, en este proceso electoral, ha hecho gala de sus atributos, desnudando los enconos, odios, insultos, y demás, entre compatriotas, propios de una sociedad deteriorada por su falta de atención y cuidado. No se cultivó la excelencia, la calidad total, en nuestro capital humano, y ahí están las consecuencias.
Para hacer más dantesca la escena, el COVID 19 no se va y sigue causando víctimas, dolor, frustración. Conformando así, el coctel completo del Bicentenario: Una mezcla de crisis sanitaria, económica, política, social, mental y electoral. Coctel mortífero, que tenemos que solucionar nosotros mismos. Nadie más lo va hacer
Vivimos un futuro común, pero con una polarización y crispación propia de una convivencia tóxica, que no hacen posible un desarrollo en armonía, con una visión estratégica hacia un futuro mejor.
Según el ex presidente del Consejo de Ministro Jiménez Mayor, tal como lo afirmó otro ex Titular del Consejo de Ministros, Pedro Cateriano, en estos últimos cinco años, ha habido 160 ministros. Símbolo de una inestabilidad total, de una ineficiencia tal cómo la que vivimos, y que se avizora continuará con la dispersión del voto e indiferencia de la gran mayoría, en estas elecciones, tan pobres, por la calidad de los candidatos, de sus partidos políticos o de alquiler. Grave problema, que hay que afrontar y encontrar solución.
Por tal razón, se tiene que lograr un acuerdo democrático, para que el ganador pueda desarrollar su plan de gobierno, incorporando las buenas ideas, factibles por supuesto, de los planes de los contendores. La sociedad civil, debe ser participativa, en un rol de control y de conciliación, para que los objetivos se cumplan, y no se continué en esta confrontación, que no nos suma, nos resta. Siempre habrá personas de izquierda, centro y derecha con todos sus matices, además de los extremos, y en la medida que ningún grupo de esas personas va a desaparecer del mapa, creo que lo que podemos hacer, es cultivar la tolerancia, eliminar el odio y buscar puntos de encuentro en favor del país.
Entonces, ¿Qué deberíamos hacer diferente, para no seguir quejándonos y lamentándonos, resignándonos de qué se va hacer, si así es el Perú, y que todos tienen la culpa, que todos son malos, menos el que lo dice? ¿Cómo superar ese pesimismo, esa falta de autoestima, que luego se vuelve euforia cuando juega el Perú, y en dónde como por arte de magia, nos convertimos en unos amantes apasionados del Perú, porque somos los mejores del mundo, nuestro amor a símbolos patrios es admirado globalmente, “la mejor hinchada del mundial”, así lo confirma, para volver a ser luego del juego, los mismos desdichados de siempre?
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