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Foto del escritorJuan de Dios Guevara

Juan de Dios Guevara / Son 15 días menos (2 de 2) 



La prospectiva la hacen los economistas, los científicos sociales, estudiando las causas técnicas, científicas, económicas y sociales que van acelerando la evolución del mundo moderno, cómo estudiando a su vez, la previsión de las situaciones que podrían generarse como consecuencia. Prospectiva proviene del latín prospectivus, que significa “prever” o “mirar hacia delante”. Hagamos un Centro de Desarrollo Estratégico, para hacer la prospectiva debida, y no perder más tiempo. Recuerdo hace 30 años, un titular en la prensa peruana “Perú podría ser el puente en el comercio de Brasil con Asia”, de acuerdo a una entrevista, que me hicieran por aquella época, cuando no había nada, ni la Interoceánica, ni el eje intermodal norte, ni el proyecto del tren de Brasil al Pacífico, ni Chancay, ni Oficina Comercial del Perú en Brasil. Era ver el mapa, las cifras, y predecirlo. Eso fue hacer prospectiva. No perdamos más tiempo.

 

Ese mirar hacia adelante, permite a estos visionarios predecir tendencias, pequeñas, medianas y grandes, que al cotejarlas al paso del tiempo, observas que lo que anticipadamente advirtieron,  hoy son realidades. Entonces, es bueno ser advertido, y preverlo.

 

Hoy, lo que vivimos fue avisado años atrás. Los países que hicieron caso al aviso, países nórdicos, países asiáticos en especial, hoy, son las sociedades más prósperas y desarrolladas. John Naisbitt, en su libro Megatrends 2000, (Grandes tendencias al 2000), escrito en 1990,  predecía que pasaríamos de la sociedad industrial a la sociedad de la información; de la economía nacional a la economía mundial; del corto plazo al largo plazo; de la centralización a la descentralización; de la ayuda estatal a la autoayuda; de la democracia representativa a la democracia participativa; de las jerarquías a las redes. Alvin Toffler en libros como El shock del futuro (1970) y La revolución de la riqueza (2007), así como Herman Maynard y Susan Mehrtens en La cuarta ola (1996), vislumbrando el futuro, anunciaban cambios en la demografía y, consecuentemente en los estilos de consumo. Inseguridad urbana. Poder de consumo de los adolescentes. Comidas preparadas, al vacío, congeladas, etc.

 

Vislumbraban avances tecnológicos, cómo la invasión de las tecnologías de información y de multimedia. Advenimiento de la autopista electrónica. Domótica (residencia automatizada), marketing directo, entrega a domicilio. Microempresarios en productos de alta calidad. Presencia virtual a través de las telecomunicaciones. Impacto de la biotecnología, de la fibra óptica. Culto por los productos sin grasa y rechazo por lo graso. Surgimiento del culto a la forma física y a la delgadez. Valorización de la carne con bajo contenido graso, de los menús dietéticos, de la verdura. La cultura de la verdura y los alimentos anti cáncer.

 

Estancamiento de la materia prima y surgimiento de la materia gris. Materiales clásicos versus materiales compuestos. Desarrollo de los servicios de alta calidad. Estancamiento cíclico de los recursos naturales. Estrategia del valor agregado (segunda  y tercera  transformación). Fastidio del contribuyente y de las clases medias (la informática te registra todo, no es fácil evadir). Retiro del Estado, privatización. Adelgazamiento  de las grandes organizaciones a través de los subcontratos, outsourcing. Visión naturalista. Respeto del ecosistema y desarrollo durable. Lucha entre lo químico y lo biológico. Retorno hacia los valores espirituales. Multiplicación de las sectas religiosas. Medicina tradicional, plantas medicinales, Respeto del sabor indígena, del sabor nativo

 

Todo esto, es lo que estamos viviendo, y se vienen más cambios, con las innovaciones tecnológicas. Por ello, es que nosotros debemos dibujar los diversos escenarios, que se nos vienen, como consecuencia de este Mega puerto. Todas estas Mega tendencias que visualizamos hacia futuro, nos deben llevar a reflexionar, para convertir estas situaciones de la mejor manera, y no ver el futuro apocalípticamente, de que estamos muy atrasados, y ya no hay nada qué hacer, sino como una oportunidad. Tener una visión optimista, a futuro, nos permitiría poder controlar mejor el destino, adoptando una visión con los objetivos a corto, mediano y largo plazo a alcanzar y de ahí realizar la misión que nos permita convertir nuestros sueños en realidades.

 

Hay que regalarnos un Centro Estratégico de Desarrollo, para hacer los planes, en dónde se vea el “Mapa del Tesoro”, y la “Hoja de Ruta” a seguir, para que nuestras generaciones futuras, vivan en prosperidad y felicidad, con un desarrollo sostenible.

 

“Los pesimistas tienen razón: sólo los optimistas cambian el curso de las cosas. Cuando hemos identificado una fuerza viva, un dinamismo, una actitud favorable, se vuelve posible no ceder ante el fatalismo. Cuando se ve claramente una acción a seguir, el porvenir parece menos lúgubre”. Bertrand Blanchet


 

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