top of page

Julio Schiappa Pietra / Apagar la caldera del diablo 

  • Julio Schiappa Pietra
  • 6 jul
  • 2 Min. de lectura

El ataque israelí a Irán fue en realidad una disputa geopolítica por el centro del Asia y la consolidación de un poder sub imperialista de Israel en todo el Medio Oriente. Una impredecible Caldera del Diablo por donde se le mire.

 

Lo dijo años atrás, el Asesor de Jimmy Carter, Zbigniew Brzezinski, quien proponía una línea más dura que la coexistencia pacífica seguida entonces por el gobierno. Veía el área clave de la disputa de poder mundial en la misma zona donde Irán podía alcanzar, gracias a la Ruta y la Seda de los chinos, y su red de aliados, un rol de hegemonía regional.

 

Además, el primer bombardeo israelí se realiza el mismo día que Irán inauguraba un tren desde el norte de China al sur de la nación persa. Una línea ferroviaria que atraviesa 5 estratégicas republicas, varias de ellas productoras de petróleo. Es evidente que EEUU pagaba una acotada factura por detener el avance chino, una meta estratégica de su política de gobierno. Además de cobrarle a los Ayatolás su hostilidad eterna. Hamas, Hesbolláh, Al Qaeda y decenas de otros grupos, armados o abiertamente terroristas, en todo el Medio Oriente tenían financiamiento y apoyo de Teherán. Era llamado el Frente de Resistencia ante Israel y EEUU, con el poder real en varios países. ¿No es acaso el peor error de la causa palestina y del nacionalismo islámico haber recurrido al terrorismo, alienando el apoyo de muchas naciones democráticas? ¿No es acaso cierto que la teocracia iraní, criminal y opresora de sus mujeres, es un sistema repudiable? Claro que sí.

 

Pero nadie puede asesinar a los líderes de otro país elegidos por su población, prohibir un programa atómico, que Israel tiene sin autorización de nadie, desatar una guerra de aniquilamiento y violar todas las reglas del derecho internacional. Al apoyar a Israel, con un bombardeo estratégico de las plantas nucleares, Trump enchufa al mundo en una silla eléctrica, adonde ellos son los dueños de la llave del suministro.

 

Además, Trump sigue empeñado en destruir las Naciones Unidas y todo su sistema de regulación de la guerra y las relaciones internacionales. Anular los derechos humanos y la guerra sin control es un retraso para la humanidad. Pero ha dejado offside a todo el sistema internacional, en especial a Rusia y China, y a ONU, embarcada en liricas e inútiles declaraciones a favor de la paz. Sin embargo, su hándicap está en la masiva reacción internacional y la oposición interna en EEUU a su política de apoyo a Israel.

 

Afortunadamente la simbiosis de Nerón y Calígula que representan Netanyahu y Trump, no prevalecerá. Va en contra de la lógica de la mayoría de la Humanidad que exige apagar esta Caldera del diablo.


 

Comentarios


bottom of page