Julio Schiappa Pietra / ¿Quién nos salvara?
- Julio Schiappa Pietra
- 6 abr
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El Perú se acerca a un proceso electoral, peor que el del 2021, y la Presidenta, en ese entonces defensora de Pedro Castillo, empieza a darse cuenta de lo que puede pasar. Su apresurada convocatoria a elecciones, puede terminar en la anulación del proceso electoral 2026. Como siempre, se decidió actuar por el corto camino del hachazo.
Se paró en seco inscripciones en curso, violando la Ley Electoral. Acción reactiva, de pánico, sin estudiar mecanismos de solución política y legal del enredo. Con razón, los afectados ya enviaron su carta preventiva a la CIDH. Y entre los damnificados hay gente muy representativa: un General FAP (r), un empresario muy exitoso, un ex Presidente de la Corte Suprema, un Notario de Huancayo y un Alcalde de San Juan de Lurigancho…
Mal comienzo del proceso electoral más manoseado y enredado del siglo XXI en el Perú. La fábrica de leyes es la Comisión de Constitución del Congreso, adonde Fernando Rospigliosi, dirige la operación aplanadora 2026. Y una selección multipartidaria de asesores legales le pone los pernos que aseguren una elección a la medida de los líderes del Pacto del Congreso.
Todo parece ir en contra de la transparencia del proceso. Lo más grave: la exigencia de la salida de la Presidenta del PJ y de la Fiscal de la Nación, para asegurar el control de los Tribunales Electorales Especiales. Allí sí, el riesgo de fraude y fracaso del proceso electoral, estaría cantado. Y claro, en medio del fuego cruzado, las autoridades judiciales hacen procesos irracionales contra congresistas y políticos. Agravando la crisis.
Una anulación del proceso electoral 2026, al comprobarse la captura de todos los órganos autónomos, puede ser otro mal resultado del actual proceso político.
Más fácil aun, sería hacer evidente que las elecciones no garantizan cancha plana a los candidatos. ¿Se imaginan la denuncia masiva de fraudes, grandes y chiquitos, de más de 40 candidatos? Sería como 40 barras bravas de Alianza y la U. Y con la justicia electoral políticamente en manos del Congreso y el Ejecutivo, no habría salvación.
Después de tanto desgobierno entre 2016 al 2026. ¿Quién nos salvara?
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