top of page
Foto del escritorAnálisis Efectivo

Manuel Bernales / Reflexión politológica (3 de 7)


Defensor de la democracia económica y social en el Perú de los setenta y de la democracia política en los noventa, si me permiten la expresión, el conocido y apreciado maestro universitario, politólogo y periodista peruano Francisco Miro Quesada Rada escribe:


“La democracia es el tema central en el análisis de la sociedad contemporánea. Sin embargo, mucho se habla sobre este proceso en cuanto forma de vida y de gobierno, pero poco como ideología. Es decir, en relación a una concepción del mundo... La democracia se sustenta sobre tres principios básicos: libertad, igualdad y participación, de los cuales sistemáticamente se desprende una serie de consecuencias.


Los dos primeros principios nos dicen que los hombres son libres, en cuanto personas responsables de sus actos y, como tales, capaces de auto gobernarse; pero, también, son iguales porque entre ellos no puede haber diferencias de ninguna clase. El tercer principio, el de la participación, implica que debemos actuar conduciendo el destino de una sociedad.” (3)


Pero, de otro lado, también es evidente que existen repúblicas que nada tienen que ver con la democracia o en las cuales hay hechos inocultables antidemocráticos y resultados de análisis empíricos, cada vez más basados en una teoría política normativa, cuyo fundamento son los derechos humanos, que revelan que no existe democracia, o por lo menos, algunos de sus elementos que hoy se consideran inseparables; a saber:


- bienestar económico y social generalizado, con un mínimo de inequidad,

- libertades personales y colectivas, de elegir y ser elegidos, de criticar, de asociarse para competir en política, de expresar el pensamiento o de profesar alguna religión o valor cultural, y

- procesos electorales para cambiar el gobierno periódicamente, y mecanismos de decisión colectiva mediante el ejercicio del voto, como por ejemplo el plebiscito, el referéndum, y la revocación.


“No puede existir democracia sin derechos humanos porque el pueblo, que es el árbitro supremo de las decisiones dentro de ese sistema político, sólo podrá ejercitar propiamente esta función si tiene libertad y seguridad que son, en definitiva, el resumen de la plena vigencia de los derechos humanos... Los tres órganos tradicionales de poder, los regionales, locales, y los órganos especializados, conforman una constelación de atribuciones y controles que, dentro del complejo estado contemporáneo, constituyen la mejor forma de garantizar un adecuado uso del inmenso poder que tiene el aparato estatal dentro de la sociedad...


Cuando estos órganos son desnaturalizados, o cuando se crean condiciones para que sean susceptibles de recibir influencia política de los sectores de mayor poder, la democracia queda inhabilitada en la práctica: los controles no funcionan y la voluntad que prima lo hace arrasando con la forma y el fondo de la organización política...


Por ello, la exigencia de que la institucionalidad democrática sea respetada, no es un prurito formal: es el reclamo necesario para que el ejercicio del poder sea verdaderamente limitado y controlado”. (4)


Distintos estudios, de organismos internacionales, de entidades no gubernamentales, de universidades y de especialistas, están indicando que aun cuando hoy la idea de democracia, republicana o no como indiqué supra, se halla muy generalizada en el mundo, las condiciones económicas, sociales y políticas para su realización han mejorado muy poco en algunos aspectos y en otros aspectos han empeorado, aspectos sin los cuales es inconcebible e inviable la democracia.


Cabe citar los informes del PNUD sobre la democracia en América Latina, los informes del Banco Mundial, el informe de la Comisión de Seguridad de Naciones Unidas Seguridad Humana, Ahora y libros como Los Estados Inviables (Oswaldo de Rivero), que están ilustrando el empeoramiento de la situación mundial. Es más, hay quienes van prefiriendo el concepto de república al de democracia ínsito en las filosofías que sustentaron e informaron las arquitecturas de los nuevos estados en América del Norte y en Francia en el siglo XVIII.


Claro está que en rigor hay que tomar en cuenta que en el mundo existe la República Popular China –sin duda un actor militar estratégico de creciente peso y función― con cambios económicos y sociales de gran envergadura y alcances, manteniendo sin embargo la dictadura de un partido, sus Fuerzas Armadas y sus órganos de dirección y gestión estatales sobre la sociedad.


Referencias:

(3) “La Democracia como Ideología”. En: Defensa de la democracia contra la dictadura, Miro Quesada Rada, Francisco. Editorial San Marcos. 1ª Edición, 2001. Lima, Perú, pp. 69 y 70.

(4) Ver: Marcial Rubio Correa: “Presentación Ensayo para el libro de Francisco Miro Quesada Rada”. Op Cit.


2 visualizaciones0 comentarios

Comments


bottom of page