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Marilú Cerpa Moral / Don pancho, el peregrino 

Marilú Cerpa Moral

La estatua de Pizarro vuelve al centro de Lima, la capital que él fundara hace 490 años. Yo recuerdo cuando estaba en su lugar primero, el atrio de la catedral, y verdaderamente lucía bella la plaza, la adornaba. Controversial por el hecho de ser una obra, del escultor norteamericano Charles Rumsey, que parece que la hizo para Hernán Cortez y que además no cumple con las características de la época de los conquistadores extremeños.



Luego caminó hacia una placita impersonal y luego confinado, como para dar pena, a un llamado “parque de la muralla”, donde nunca estuvo tal muralla. Lo que más divide a la población de Lima es que para muchos Pizarro es un villano; los antihispanos prefieren ver un ridículo pedrón para el cacique Taulichusco, sacado de no sé qué historia. De tal manera que, a mi parecer, en un futuro lejano o cercano Don Francisco seguirá caminando, según los alcaldes venideros o los deseos de la población.

 

Recordemos que una estatua similar luce en la ciudad natal del conquistador, Trujillo de Extremadura.

 

Para bien o para mal, según el sentimiento del limeño o neo limeño, los restos del fundador de nuestra casi quinta centenaria capital, descansan en la catedral metropolitana.

 

Somos, lo he dicho muchas veces, un país mestizo y a eso debemos remitirnos, sin odios, sin fastidios, sino más bien orgullosos de serlo. Bienvenido Don Pancho… aunque sea por poco, ¿o mucho? tempo.

 

 
 
 

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