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Martín González / VOGUE vs VOGUE


Nunca dejará de asombrarme y hacerme sentir vivo cuando nacen sentimientos extremos dentro de este cuerpo que me ha sido obsequiado para habitar. No niego que existen ocasiones en las cuales se asoman fantasmas terribles de maldad insospechada y otras más, en las cuales se revelan alegrías profundas y contagiosas que me recuerdan en cada momento alguna experiencia humana propia o ajena vivida. Y cuando eso sucede rememoro inmediatamente una frase que memorice de muy pequeño:


“Justo cuando sabía todas las respuestas de la vida, cambiaron todas las preguntas”, frase, palabras o dicho (hoy me entero, sin poder obtener la fuente original) se le atribuye a Mario Benedetti, escritor uruguayo.


Así, de vez en vez que se construyen en esas palabras aparece delante de mí una visión que aturde y me deja conmocionado de lo jodido que puede ser vivir y entender al ser humano, que no es otra cosa que tratar de entenderme a mí mismo, supongo. Y hoy, ha sido uno de esos días donde la sorpresa me sobrepasó y las emociones brotaron como lava incandescente como en el monte Vesubio que destruyó Pompeya en el año 79 DC.


Castillo se va, Lula vuelve, Ortega se perpetúa, Maduro negocia y sobrevive, López en problemas, Luis Arce Morales en Bolivia, Xiomara Castro equidad de género, Miguel Diaz-Canel, asturiano (otra historia), ¿Boric para que llego?, y Petro Urrego empuña con dignidad y en dirección a la casa de Nariño la espada de Bolívar.


Y fue inevitable entender una vez más la desgracia que sobre nosotros se revela bajo la burda manipulación que los grupos de poder realizan con la intención de extinguir y devastar las esencias mínimas que nos quedan como seres humanos. El último ejemplo, la aparición en la internacional revista de modas y glamor (Vogue) de Olena Zelenska esposa del actor hoy presidente de Ucrania Volodimir Zelenski.


Una crisis abraza a Europa con la proximidad del invierno y en la peor crisis energética de los últimos cuarenta años, crisis que encontró su punto de inflexión el 22 de febrero de 2022.


Como humanos, necesitamos condensar ideas complejas en una forma en que puedan comunicarse fácilmente. Los símbolos han sido una de esas principales formas de hacerlo a lo largo de la historia. Debido a esto, la política a lo largo de la historia ha sido sostenida en gran medida mediante la creación de símbolos. Esto me ha hecho pensar en cómo algunas de las ideas políticas complejas pueden condensarse en símbolos. Y en este contexto, me maravillo de entender en el inicio de la quinta década de mi vida la profunda y bella diferencia entre “Retrato de Valentía” (Vogue), y “Hasta que la dignidad se haga Costumbre” (Francia Márquez, Vicepresidenta de Colombia).


Buscamos durante décadas de nuestras vidas las razones que nos han colocado en la desgracia personal en la que nos encontramos, culpamos fácilmente a los elementos externos que nos rodean de ello, y por lo general casi nunca asumimos nuestras propias ineptitudes y falta de esfuerzos. La energía en el emprendimiento de vivir se nos paraliza en cada momento, y nos convierte la vida en algo tan difícil e insoportable que desorientados olvidamos lo especial del momento que representa cada latido de nuestro corazón.


Lo anterior me hace recordar a García Calvo cuando escribiría sobre la vida: “Doy gracias por estar viva, que no es poca cosa”.


Cada compleja historia humana se pretende construir en un escenario que pronto desaparecerá tal como lo conocemos y esto en gran medida a las perversiones psicópatas de algunos cuantos hombres y sobre todo a la indecisión de no participar de los MÁS que son la gran mayoría.


La frivolidad y la estupidez humana tienen hoy dos nombres Vogue, la primera y Vogue, la segunda.


Somos tan grandes que estamos penetrando al mismísimo inicio del TODO con las observaciones espaciales que nos permiten situarnos a unos pocos millones de años luz del inicio del todo, (Big Ban). Pero también, somos tan torpes, tan impertinentes, tan estúpidos que la vida humana la vamos dejando en manos de Vogue.


Una es blanca y delgada, la otra negra y gorda.

Una es esposa del presidente, la otra es vicepresidenta.

Una es europea, la otra latina.

Una es portada de Vogue, la segunda es Dignidad de Colombia.


Posdata. Felipe VI, no te conmociona, no te mueve, no reconoces la dignidad histórica del paso de la espada de Bolívar. Bueno no te preocupes, la factura del gas está por llegar en este invierno. Todo dicho, “Que entienda el que entiendo”.


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