El proyecto de Ley de presupuesto 2021, es por S/183,029,7 millones; 3.19% mayor al del 2020. S/5,661,9 millones más en momentos donde tenemos menos ingresos, ¿de dónde?
Todos los que manejamos nuestras propias economías familiares sabemos que, si nuestro sueldo baja -o desaparece-, nuestro presupuesto también lo debe hacer; Sólo podemos atender nuestras necesidades de siempre, si pedimos prestado para poder cubrir nuestros gastos, pero nunca -NUNCA- ante una situación así, pensamos en gastar más de lo que no tenemos.
El presupuesto público siempre viene acompañado de la Ley del equilibrio fiscal, que es la forma difícil de decir, "si no tengo ingresos me endeudo". Bueno, ese es el mensaje que nos trae la Ley de Presupuesto 2021, más endeudamiento para más gasto.
Debemos tener en cuenta que, los ingresos tributarios del Gobierno Central en julio 2020 ascendieron a sólo S/6,406 millones, cifra que representó una caída de 20,6% en términos reales respecto de julio 2019. A nivel de componentes, los tributos internos disminuyeron 21,1% al igual que los tributos aduaneros que registraron una disminución de 21,3%. En resumen: tenemos 20% menos ingresos, pero pretendemos gastar 3.2% más!
El Impuesto a la Renta recaudado en julio disminuyó 18,0%, debido a la menor recaudación en los pagos por Tercera Categoría (-49,2%), Régimen Especial de Renta (-32,1%), Segunda Categoría (-26,6%), Otras Rentas (-25,6%), Régimen MYPE Tributario (-25,1%), Rentas de No Domiciliados (-18,7%), Quinta Categoría (-16,3%), Primera Categoría (-6,4%), y Cuarta Categoría (-2,8%). En resumen, NO HAY PLATA.
Si bien aún falta que el Congreso apruebe este proyecto de Ley, no vayamos a creer que éste va a bajar. La tradición relata que, en el Congreso, las demandas de representación regional de cada Congresista, abulta aún más los gastos, lo que empeora el equilibrio fiscal. Lo más sorprendente es que el mayor gasto se va directo a GASTO CORRIENTE, que es la partida que ha crecido en el presupuesto 2021; las que han bajado son: pago de deuda externa (la que nos da grado de inversión por capacidad de pago) y gasto en capital, es decir la inversión, la que da trabajo, la que reactiva. En resumen, reminiscencias de los 80s.
Sorpresa, admiración, asombro, estupor, pasmo, campanada y cuantos más sinónimos vengan a mi mente con respecto a los tomadores de decisiones del país. El sobreendeudamiento y el gasto sin inversión nunca ha sido la solución para ningún Estado ni para el ciudadano de a pie.
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