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Miguel Dávila / Recesión en pocas palabras (1 de 2)


En los últimos días, muchos conocedores del tema han salido a dar sus cifras sobre recesión, basados en información de organizaciones nacionales e internacionales, arrojando valores que van entre -4% y -9% del PBI. La pregunta ya no es si habrá recesión, sino de qué magnitud será y por cuánto tiempo nos afectará. En el presente artículo intentamos dar una respuesta clara y rápida a estas preguntas, comparando los resultados con otros momentos de nuestra historia nacional, para que sepamos todos a qué atenernos.



Entendiendo el PBI:

Primero: ¿qué es el PBI? El Producto Bruto Interno (PBI), es lo que el país genera como ingresos durante todo un año (producción, gasto de gobierno y tributos a la producción), casi igual a que cada uno de nosotros sumáramos nuestros ingresos del año.


Segundo, debemos saber que el crecimiento o recesión, no es más que la diferencia (resta) entre el PBI actual (Ingreso de todo el Perú), con respecto al PBI del año anterior; es decir, es como si cualquiera de nosotros comparáramos, lo que ganamos este año con respecto al anterior. Si este año ganamos más, entonces tuvimos un crecimiento, si por el contrario tenemos menos o nulos ingresos, estamos en recesión.


Tercero, el típico modelo macroeconómico con el que se explica el PBI o Ingreso Agregado (Y) es el siguiente: Y = C + I +G +X - M, que no es más que Consumo (C) más Inversión (I) más Gasto de Gobierno (G) más Exportaciones (X) menos Importaciones (M).


Cuarto, analizando cada una de estas variables, las Exportaciones e Importaciones (X-M) están limitadas actualmente por el cierre de las fronteras. Esto implica que, al menos mientras estén cerradas, estas variables no se moverán significativamente, reduciendo la producción en la proporción de los meses del año, en que estas operaciones no se puedan llevar a cabo. Se iniciará su reactivación cuando sucedan al menos dos cosas: i) se abran definitivamente las fronteras; y ii) la demanda externa se recupere.


Quinto, el Consumo (C) está contraído, pues empezando por la población, no tenemos ingresos y sólo estamos priorizando compras de medicinas, productos de limpieza y alimentos. El consumo en turismo, restaurantes, diversión, bienes suntuarios, y otros semejantes, casi no existe, y se mantendrá así por varios meses más. Por su parte, la Inversión (I), casi totalmente frenada, indica que tampoco esa variable realizará un mayor aporte al PBI este año.


Sexto, hemos verificado que todas las variables en manos de privados están contraídas o paralizadas, lo que implica que el PBI 2020, ya está más abajo que el del 2019, por tanto, ya estamos en recesión. Es aquí donde entra en escena la variable Gasto de Gobierno (G), que tiene como finalidad inyectar recursos, destinados a levantar al PBI para amortiguar la recesión, la cantidad priorizada de este gasto dependerá de cuán crítica es la situación.


Para qué sirve monitorear el PBI:

El cálculo correcto del nivel de recesión al que podremos llegar es necesario, es de superlativa importancia como diagnóstico para una correcta toma de decisiones. Si dicho cálculo se encuentra entre 0 y -2%, unas medidas de política, destinadas a facilitar el pago de deudas tributarias, pago de servicios básicos, facilidades en servicios financieros, y atención a los ingresos de los más necesitados, financiadas por ingresos fiscales (tributos) podrían ser suficientes. Cuando este cálculo muestra que la recesión se encuentra entre -4% y -9%, ya son necesarias políticas más fuertes, medidas reactivadoras destinadas: i) al empresariado a través de créditos blandos; ii) al consumo privado a través de bonos dirigidos a los más necesitados; iii) a los ingresos familiares, facilitando el acceso a los ahorros forzados (CTS, AFP), entre otras políticas públicas financiadas por ingresos fiscales y fondos a disposición del Gobierno.


Pero, cuando la recesión supera el -10% del PBI, la situación se empieza a poner grave, pues se necesitarán medidas más complejas, tales como: i) bonos universales (transferencias a todos), comedores populares, atención social priorizada en zonas rurales y urbano marginales, ii) endeudamiento interno (financiado por nosotros) o externo, a través de operaciones con organismos internacionales; e incluso iii) cambio de marco legal y seguridad jurídica (en temas laborales, empresariales, tributarios y administrativos).


Sólo como marco de referencia, la situación se podría asemejar a otros procesos históricos que, algunos de nosotros podemos recordar y que llegaron a los niveles expuestos: i) recesión del fenómeno del niño del 83 con Belaunde (-12%), proceso que duró 2 años y que fue financiado por bonos de “reconstrucción nacional”, deuda interna (aún sin ser pagados a sus tenedores), ii) recesión del primer gobierno de Alan García del año 89 (-13%), proceso que duró más de 3 años, financiado en principio con la famosa “maquinita”, billetes sin respaldo que perdieron valor rápidamente. Ambos problemas de orden interno, generaron recesiones, que luego propiciaron procesos sociales complejos que transformaron la realidad peruana. Más cerca en el tiempo, dos crisis financieras de orden externo, generaron grandes contracciones en la economía peruana en los años 98 y 2008, las que fueron manejadas correctamente, y solucionadas en 2 y 1 años respectivamente, dada una mejorada posición fiscal (presión tributaria + recaudaciones), financiera (créditos externos baratos y riesgo país bajo) y sobre todo de confianza interna y externa de nuestras autoridades.


Hoy el panorama es doble, es una crisis de orden interno y externo a la vez, pero nuestra posición fiscal y financiera es bastante más fuerte que en el 83, 89, 98 y 2008, lo que nos permite utilizar los recursos que hemos reservado para contingencias, así como nuestra sólida imagen de estabilidad como país, para endeudarnos a un costo relativamente bajo. La confianza en nuestras autoridades, empezando por el Presidente se ha legitimado en la percepción social de acciones acertadas en comparación con otros países de la región; empero, las recurrentes extensiones quincenales de cuarentena y la percepción sobre el manejo de cifras con respecto al estado situacional de la salud humana y económica del país, viene generando una creciente desconfianza en la población que lo escucha cada mediodía, lo que nos puede jugar en contra en las próximas semanas (desesperanza, migraciones, desacato de cuarentena y saqueos), basta mirar nuestra historia de los últimos 40 años, para identificar este caldo de cultivo.


Calculando la recesión 2020:

Actualmente se suele utilizar como punto de referencia, el PBI del año 2007 para calcular el comportamiento del PBI de los años siguientes. No obstante, los sectores han ido variando en los últimos 10 años, generando que sus contribuciones al PBI hayan cambiado en la última década. Por su parte, el COVID19 viene golpeando los sectores de manera diferenciada, por lo que es necesario dar una mirada más detallada, al interior de cada uno de ellos, para poder llegar a un cálculo más acertado.


Tomando en cuenta estas consideraciones se recurrió a la información de cuentas nacionales disponibles en la web del INEI, utilizando la siguiente metodología: i) serie de datos de actividades económicas del país por sectores para los últimos 10 años (1), con el objetivo de calcular la estructura porcentual promedio de los últimos 10 años, respecto a la contribución sectorial al PBI; ii) en base a información secundaria de especialistas y consultoras locales (2), se proyectó el porcentaje de afectación para cada sector, teniendo en cuenta cuatro fases para el año 2020: etapa normal (01Ene-15Mrz), parálisis (16Mrz-10May), recuperación de la oferta (11May-30Set), y recuperación de la demanda (01Oct-31Dic); iii) en base a este porcentaje sectorial, se estimó el PBI 2020; iv) a continuación se obtuvo la diferencia entre el PBI promedio y el PBI 2020, resultando un escenario sin planes de reactivación; y v) finalmente, se aplicó el porcentaje informado por el MEF que congrega las respuestas reactivadoras del Gobierno a la fecha (+12% del PBI). El cálculo se puede verificar en el siguiente cuadro:



Tal como se verifica, el PBI calculado al 23 de abril, que incluye la ampliación de 15 días en la cuarentena, puede llegar a -26.74% y con la aplicación de las medidas reactivadoras plateadas hasta la fecha, legaríamos a -14,74%. Esta cifra es sólo comparable con la recesión de post guerra con Chile que llegó a niveles de -30%; pero, a favor podemos decir, que en esa época no se contaba con la solidez económica que hoy nos permite el programa de reactivación, que como podemos observar funcionará para remontar el PBI, pero podría quedar algo corto.


Recomendaciones de reactivación:

En un escenario como el COVID19, en que el Perú está severamente afectado y con un pronóstico de recesión muy alta, donde sus principales mercados primario exportadores se han contraído (precio y demanda), donde los países vecinos están en condiciones semejantes o peores, y con la alerta del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, sobre que el impacto económico mundial provocado por la pandemia, puede generar una hambruna generalizada a nivel global; la principal meta del Estado debe centrarse en lograr cuatro objetivos: i) propiciar la producción agropecuaria en todo el país, sus cadenas de proveeduría y entrega de productos básicos (para seguridad alimentaria), ii) fortalecer la red de sanidad e inocuidad para salud humana (prevención, atención y seguimiento); iii) atender la seguridad interna y externa (para evitar problemas sociales internos y migraciones de países vecinos); y sobre todo: iv) garantizar una administración pública eficaz y eficiente en la ejecución de estos mandatos. Caso contrario el hasta ahora 12% del PBI destinado a reactivación se diluirá sólo en buenas intenciones.


NOTA FINAL: el resultado de -26.7% es una estimación pasiva de acuerdo a lo observado al día 23 de abril, y que podría materializarse si las medidas del Gobierno no tuvieran impacto; Con el impacto positivo que aportarán las medidas tomadas hasta la fecha llegaríamos hasta -14.7%; siendo necesario plantear nuevas medidas, precisas y sobre todo oportunas para amortiguar más la caída, para llegar a niveles de -6% al menos.


(2) Deloitte Consulting SLU, MAXIMIXE, Macroconsult, HacerPerú y Waldo Mendoza

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