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Miguel Dávila / Nueva agenda 2021-2026 (1 de 5)



La nueva agenda de la gestión 2021-2026 desde el enfoque de descentralización


RESUMEN

Con la larga cuarentena en el marco de una pandemia que ola a ola, no tiene cuando terminar, hemos dejado muy en claro todas las debilidades institucionales del país, tanto sectoriales como en los tres niveles de gobierno. No hemos logrado atender en lo mínimo necesario a los peruanos, ni en salud pública, ni tampoco en acceso a agua, vivienda y educación pública de calidad que responda a las necesidades actuales y mucho menos, ponerse en la línea de los retos que implica el futuro de estos servicios. 200 años de república han pasado, algunos avances se han dado sin duda, pero aún persisten las diferencias en la eficiencia de gestión pública, que no permiten una adecuada articulación y con ello una inadecuada apropiabilidad de políticas de desarrollo local. El actual gobierno ha propuesto en su “Plan del Bicentenario” y en los lineamientos de políticas del discurso presidencial, sus principales metas del quinquenio, con el objetivo de sentar las bases para el desarrollo económico sostenible de las siguientes décadas, donde la participación de lo local, desde la propia población, y los gobiernos regionales y locales, son los principales actores de la propuesta. El presente documento integra dos propuestas de política pública que suma en facilitación de las inversiones públicas, transferencia tecnológica, digitalización y desarrollo económico de las Mipymes, con participación descentralizada.



I. Un problema de enfoque y gestión pública


Es prioritario construir gobiernos subnacionales con instituciones estables, con políticas y reglas claras y sobre todo con permanencia en el tiempo. Eso de cambiar las políticas y las reglas cada cuatro años (lo que dura el período de los gobiernos subnacionales) o en cada quinquenio (lo que dura la influencia del gobierno central), juega en contra de la gestión pública, restando confianza a la población, afecta negativamente la generación de empleo, y a través de este último factor impacta negativamente en el combate a la pobreza y la delincuencia.


Una gestión pública adecuada y articulada contribuye sin duda a la generación de riqueza en su zona de influencia, y con ello a la reducción de la pobreza. En este país es posible, porque es rico en recursos; se necesita que los cuadros profesionales, se orienten a generar valor, en alianzas públicas (tres niveles de gobierno) y privadas (universidad-empresa). Se necesita generar las condiciones para el desarrollo y un factor de importancia es incrementar el conocimiento a la acción emprendedora, con liderazgo, investigación, desarrollo e innovación.


Es necesario que se formen nuevos cuadros de líderes en el mediano y largo plazo, que vayan participando en sus municipios, en los gobiernos regionales, y sean parte de un Estado renovado y moderno. Que esas experiencias vayan formando a futuros líderes políticos, con vocación de servicio y conocimiento cabal de las necesidades de sus propios territorios. Es importante la formación de verdaderos gestores públicos desde los partidos políticos, que se apropien de las políticas públicas que se hayan implementado, y que las concluyan de acuerdo a como hayan sido estas iniciadas, y no generen cambios que provoquen involuciones en la senda del desarrollo.


Estos nuevos gestores, debe administrar los recursos antes de politizarlos, deben tener competencias claras en negociación; no es necesario que se llegue a tomas violentas de carreteras, para lograr acuerdos. Una gestión adecuada de gobiernos subnacionales debería lograr el entendimiento a través del diálogo y la negociación, sin llegar a una situación extrema. Es más eficiente anticiparse a los problemas que ir resolviendo los problemas cada vez que se reproducen de forma regular, como representantes de su territorio deben tener un rol más protagónico.


El Perú debe ser proactivo para integrarnos a este mundo, que por el COVID 19 ha acelerado la revolución digital. El mundo ya cambió. Hemos entrado a una nueva era de la humanidad. Habrá que conocer qué uso se darán a los datos, que digitalmente se van construyendo en esta economía digital. Conocer las aplicaciones de la inteligencia artificial y la big data, para procurar un desarrollo sostenible. Saber dónde termina la inteligencia artificial y dónde comienza la creatividad humana.


Los gobiernos subnacionales, deben ser responsables económicamente, para ahora que vivimos dependientes de una salud global, podamos destinar los recursos y capacidades necesarias para brindar salud como un bien social, situando a las personas en el centro de las políticas. Hay mucha desigualdad en los servicios que se brindan en el Perú en materia de salud, educación, seguridad, desarrollo, entre otros. Es abismal la diferencia entre los servicios que brinda el sector público y el sector privado, y la principal diferencia no es el acceso a los recursos, sino el enfoque de sus políticas institucionales y la capacidad de los gestores con los que cuentan.


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