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Miguel Dávila / Competitividad Nacional al 2030 (3 de 7)


Tal como podemos verificar, la única medida planteada en el PNCP que va en la línea de la transferencia tecnológica -se presume digitalización del proceso productivo, aunque no lo especifica- es la MP 3.6, siendo que las restantes medidas están relacionadas, a procesos de diagnóstico, capacitación y financiamiento de investigaciones. No obstante, al parecer sí estar priorizadas las acciones referidas a la innovación y transferencia tecnológica hacia Mipymes, se puede distinguir una programación de las mismas que, va contra toda lógica de urgencia de la intervención. Como parte de la MP 3.6 se incluye el siguiente cronograma de intervenciones:

Este cuadro termina de confirmarnos lo poco conectado que está el PNCP con la realidad del empresariado peruano. Asumiendo que por la fecha propuesta ya se cuente con el “Plan de implementación de los servicios integrados”, llama poderosamente la atención como recién, con meta a julio 2021, se programa tener un sistema que integre los servicios de la Red CDE y de la Red CITE, como si estas fuera construcciones nuevas y pertenecientes a sectores desvinculados, cuando dependen del Ministerio de la Producción, y tienen una 8 años (ITP+Red CITE) y la otra 3 años (CDE); por tanto, es bastante paradójico que recién se esté pensando en integrar intervenciones, cuando toda intervención sectorial deberían nacer del mandato expreso de complementariedad de intervenciones (intervenciones costo-efectivas).


La situación empeora cuando reaccionamos que recién hacia el 2025 se ha programado como meta el 50% de implementación del sistema que integra los servicios de CDE y CITE, así como la agenda de investigación -no se indica en qué sentido- en sólo 5 cadenas productivas. Finalmente, nada esperanzador se indica que para el 2030 recién se contará con la implementación al 100% del sistema propuesto y la agenda de investigación, se presume esta última en todas las cadenas productivas peruanas.


Cabe preguntarse, si este es el plan de intervención propuesto por el PRODUCE en el marco de lograr mayor competitividad y productividad, cómo se pretende conseguir dicho objetivo con una programación tan laxa, cuando es urgente atender a la Mipymes en un contexto de “invasión” de productos asiáticos al mercado peruano, que viene compitiendo (y ganando el partido), con industrias como la textil, calzado, e incluso productos procesados (enlatados), entre otras que han perdido su cuota de mercado sistemáticamente durante la última década.


Según cifras del Centro de Comercio Exterior de la Cámara de Comercio (CCEX) solamente en el 2018, la producción de calzado registró 7,6 millones de pares lo que significó una caída de 45% respecto al 2017 (13,7 millones de pares), que es explicada en gran medida, al aumento de las importaciones de calzado y sus partes de Asia. La industria textil y de calzado son de las actividades más importantes del país y de la región. En calzado Perú figura como el cuarto mayor productor de calzado de América del Sur, por detrás de Brasil, Argentina y Colombia, según cifras de la CCEX.


Es urgente priorizar la intervención transformadora de la matriz productiva de las Mipymes peruanas si es que queremos competir con los productos asiáticos cuya matriz productiva, intensiva en mano de obra en las décadas de los 80 y 90, ha evolucionado a ser hoy en día intensiva en tecnología, cuyas cadenas productivas son un mix entre mecanizado y herramientas de fabricación digital, obteniendo volúmenes de producción estandarizados que nosotros sólo podemos soñar, lo que se traduce en costos más bajos y mejor calidad. No podemos esperar al 2025 o al 2030 para ver implementados los sistemas propuestos por el PRODUCE, llegados esos años, la industria nacional habrá desaparecido, si no se toman acciones hoy.



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