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Miguel Dávila / Competitividad sin digitalización al 2030 (5 de 7)


La Industria 4.0, concepto que se empieza a utilizar desde la segunda década del SXXI, se caracteriza por la “democratización” de las tecnologías de fabricación de la Industria 3.0, que tuvo una reducción significativa en sus costos de implementación, dada la evolución de la computación digital, pudiendo ahora llegar a cualquier empresa -no importando su tamaño- e incluso a usuarios independientes, que hoy pueden adquirir herramientas que a través de medios digitales, fabrican casi cualquier producto que puedan imaginar desde sus propias casas. Esta cuarta etapa industrial que recién habría comenzado tendría pronosticado un desarrollo global hacia la tercera década del siglo XXI. La Industria 4.0 es una nueva manera de organizar los factores y medios de producción; dados los bajos costos de implementación, el objetivo de esta nueva industrialización es poner en marcha una gran cantidad de “fábricas inteligentes” (smart factories), capaces de responder muy rápidamente a las demandas del mercado, dada la gran adaptabilidad de los procesos de producción digitales, así como a una asignación más eficiente de los recursos (financieros, mano de obra, entre otros).


Este concepto de digitalización de la fabricación de productos se basa en el llamado “internet de las cosas” y cultura maker (Cultura Hágalo usted mismo), que se explica en el diseño de objetos “virtuales” (Muebles, arte, maquinas, vajilla, ropa, calzado, cualquier otra cosa), y que pueden ser “exportados” a través de un archivo digital y ser enviado a otro usuario medio de un correo electrónico, mensajería o simplemente compartido para descarga; este diseño descargado así en cualquier parte del mundo, puede ser llevado a estas fábricas inteligentes y reproducirlo a su forma física (fabricarlo digitalmente), para poderlo usar. La industria 4.0 cambiará los conceptos de logística de exportación/importación, producción basada en oferta por una basada en demanda personalizada, reducción y/o desaparición de almacenes y stock, reducción de barreras de entrada a industrias que antes eran inaccesibles para la Mipyme (p.e. automotriz), tamaño de mercado objetivo accesible (hacia un mercado global); todo ello, con una productividad y competitividad basada en el ingenio de cada quien y no en los factores de producción a los que puedan acceder con sus recursos económicos.


La gran mayoría de las empresas asiáticas han integrado herramientas de fabricación digital en sus procesos productivos en las últimas dos décadas, logrando estar inmersas en la Industria 4.0 tal como ha sido explicada líneas arriba; Si el Perú sigue “distraído” en formas de producción tradicionales, e incluso fomentadas en ese sentido desde el propio Estado, sólo lograremos generar una mayor brecha de competitividad entre nuestras empresas y las asiáticas; es urgente despertar hacia una nueva revolución industrial que implica no sólo la digitalización de las empresas vía web (Internet 2.0), sino la digitalización de los factores productivos (Industria 4.0).



2. La solución en manos de los tres niveles de gobierno y la sociedad


“Como fruto del trabajo público-privado, se consensuaron medidas de política que buscan trascender diversas administraciones de gobierno a través de la definición de hitos concretos para el corto, mediano y largo plazo. El Consejo Directivo del CNCF confía en que el Plan Nacional de Competitividad y Productividad 2019-2030 se constituya como la base de políticas futuras que permitan convertir al Perú en un país competitivo y productivo, capaz de generar oportunidades de desarrollo para todos los peruanos.” PNCP 2019.



Estas líneas incluidas en el PNCP no deben ser simplemente enunciados vacíos, deben poder ser llevados a cabo por algún actor competente del Estado; y realmente sí es posible hacerlo, pues en los tres niveles de gobierno (PRODUCE, Gobiernos regionales y Gobiernos Locales), existen las herramientas para llevar a cabo acciones que lleven a cumplir el enunciado.


En el PRODUCE existe la RED de CITE, que tiene como objetivos institucionales la Implementación y Estrategia de intervención, la promoción de las Investigación Desarrollo e innovación (I+D+i), el Seguimiento y Evaluación de las intervenciones, la entrega de Servicios a los CITE y Calificación y Financiamiento de CITE. Es la organización tiene las competencias estatales y debe tener el objetivo de promover las herramientas de fabricación digital de la Industria 4.0 en la Mipyme a través de labores de formación y asistencia técnica en capacitación y competencias en uso de herramientas de fabricación digital aplicada a sectores prioritarios específicos (textil cuero, calzado, agricultura, otros); asimismo debe crear las condiciones para la transferencia tecnológica de estas herramientas de fabricación digital hacia la Mipyme, generando espacios para mejorar y articular la promoción, priorización y financiamiento público privado, que desde otros niveles de gobierno se puedan promover.


En ese sentido, de acuerdo al gráfico de líneas arriba, la misma RED de CITE, explica que sus labores abarcan la articulación con ecosistemas público privados, a través de la formulación y gestión de proyectos; a través de esta función podría encargarse de promover la inversión en Industria 4.0 a través de la Ley 29337 (Ley de PROCOMPITE) que permite a los Gobiernos Regionales y Locales implementar Fondos Concursables para el Co-financiamiento de Propuestas Productivas (Planes de Negocios) presentados por una organización de productores de cadenas productivas que el gobierno subnacional haya priorizado.



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