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Miguel Dávila / La industria 4.0 es una realidad


La llamada “Industria 4.0” o también conocida como la Cuarta Revolución Industrial son denominaciones que implican una nueva macro evolución a nivel global, donde las tecnologías de fabricación digital forman parte de toda, o gran parte de la cadena productiva de las empresas productoras de bienes y servicios.


La actual Industria 3.0 es la que conocemos todos, fábricas que diseñan productos como respuesta a un estudio de mercado y para los que instalan líneas de producción que demandan una inversión inicial (por lo general elevada, lo que en economía se denomina ALTA BARRERA DE ENTRADA), para luego adquirir insumos e iniciar la producción, que logra competitividad a una mayor escala, lo que implica mantener un stock de estos bienes, y su posterior distribución y venta. Todos nosotros, consumidores, estamos acostumbrados a esta práctica que existe desde finales del siglo XIX, y nos limitamos a adquirir lo que el mercado oferta, teniéndose muchas limitaciones hacia la personalización, pues ésta es costosa dentro de la actual estructura.


En contraposición, la Industria 4.0, implica una línea de producción muy flexible, tan flexible que casi toda la producción podría ser personalizada y aun así no perdería competitividad. Esto sólo es posible con la tecnología de fabricación digital que permite que la producción individual de productos también sea competitiva, siendo que el concepto de “economías de escala” empiece a rendirse ante el reinado del mercado que cada vez, con mayor tenacidad busca productos personalizados. Básicamente la fabricación digital se circunscribe a cinco equipos de producción: i) computadora con software de diseño 3D; ii) cortadora laser, iii) escáner 3D, iv) impresora 3D y v) ruteadora CNC. Con estos equipos, cualquier persona, no importando su edad, ni conocimientos previos, puede llevar a la realidad en minutos cualquier idea que tenga, es decir adquirir el producto que demande, personalizado y no el que esté a la venta.


La Industria 4.0 no es ciencia ficción, ya es una realidad, basta con ver la gran cantidad de páginas web vinculadas a la llamada CULTURA MAKER, o cultura de “hágalo usted mismo”, donde Pinterest, YouTube, Facebook e Instagram son ya, una plataforma global donde las ideas son compartidas y pueden ser tomadas por cualquiera y reproducidas a la realidad; de la misma forma como hoy tomamos una foto con nuestro celular, la imprimimos a color en la impresora de nuestra casa y la colocamos en un marco en nuestra sala en minutos; hace no más de 15 años esto no era posible, y aún KODAK, AGFA, FUJI entre otras se encargaban del proceso, hoy las líneas fotográficas de estas empresas son historia, sucumbieron ante la cultura maker.


Pero, ¿dónde conseguimos estas maravillosas máquinas que prometen hacer realidad cualquier idea?, desde hace más de 10 años está presente en nuestro país la red de FABLAB, un proyecto del MIT (Massachusetts Institute of Technology), que ha logrado colocar en el mundo más de 2,000 FABLABs y unos 20 en Perú. ¿Qué es un FABLAB?, es un laboratorio de fabricación digital que, bajo el objetivo de DEMOCRATIZAR EL ACCESO a las tecnologías de fabricación digital, y tanto lo ha logrado que, hoy es posible comprar un kit de materiales y con el apoyo del FABLAB construir en nuestras casas una impresora 3D o un Router CNC con nuestras propias manos. Es decir, se podría iniciar una nueva línea de producción o un nuevo emprendimiento, con un muy bajo costo, o con una muy BAJA BARRERA DE ENTRADA.


Reiteramos en este punto, que no es necesaria una gran inversión para que una empresa o un emprendimiento haga su primera inmersión en la INDUSTRIA 4.0; Ejemplos hay muchos. La empresa textil que antes tomaba medidas a mano, hacia patrones a mano, marcaba la tela a mano para luego cortarla, también a mano, y con los pliegos habilitados, finalmente hacer la costura. Ahora las medidas se pueden realizar con un escáner 3D (mucho menos invasivo), para luego con más de 200 medidas precisas, generar los diseños electrónicos y mostrarlos al cliente en pantalla de la computadora en minutos, quien será el “codiseñador” de todo el proceso, hasta lograr el producto final; sólo luego de este proceso a unos pocos minutos de distancia, una máquina de corte laser termina por hacer los cortes precisos de los patrones digitales que pasarán a costura; el resultado: un producto único en menor tiempo y con una calidad de producción masiva. También está la empresa de metal mecánica y/o la de cuero y calzado que, antes cortaban uno a uno el material de sus productos de “fabricación masiva”, con una estandarización de dudosa calidad y con muy baja competitividad; al digitalizar el cortado con una cortadora laser, han pasado ahora a tener productos realmente estandarizados y a un costo menor.


Lo mejor de todo, es que esto está sucediendo hoy en día en nuestras ciudades. Basta abrir los ojos y fijarnos más en el entorno. Justo en frente de las principales universidades (en varias regiones del país), hay los típicos quioscos y/o librerías, que ahora ofrecen entre sus productos la impresión 3D, el corte laser y el ruteado CNC, a precios muy accesibles a estudiantes. Muchos ya están en contacto con productos que han pasado por esta fabricación, algunos tiene en sus manos lapiceros grabados y personalizados a laser, o han sido invitados a un matrimonio donde la mesa de dulces contaba con bandejas talladas por CNC Router, o incluso chocolates con los nombres impresos de los novios, o quizá acaban de comprar el piso protector para la habitación de su hijo, o tienen una sortija con diseños innovadores, sin duda les digo, todo eso ya es parte de la denominada INDUSTRIA 4.0, ya está con nosotros.


Debemos reflexionar sobre el rol del Estado como promotor de las tecnologías de fabricación digital, dado que hoy por hoy, la oferta de estas sólo se circunscribe al ámbito privado. El Ministerio de Producción debería ser el primero en tomar acción al respecto, dado que este nuevo hito en el desarrollo industrial marcará importantes cambios económicos y sociales en los próximos años, con cadenas de producción mucho mejor comunicadas entre sí y con los mercados volcados a la demanda. Si el país no inicia una promoción formal de estas tecnologías, pronto su competitividad se verá reducida, sucumbiendo ante las importaciones que las hayan integrado en su producción.


Se propone que el Estado en su rol promotor, democratice estas tecnologías, a través de: i) maquila que baje las barreras de entrada; ii) financiamiento flexible para la adquisición de este tipo de maquinaria y iii) soporte técnico y de gestión para lograr la sostenibilidad de la estrategia; pasos que detallamos a continuación:


1) El Estado, por ejemplo: desde la RED CITE del ITP del PRODUCE, los Tambos y PIAS del programa PAIS del MIDIS, podrían proveer las facilidades de maquilado (fabricación de los productos del emprendedor o MIPYME), lo que reduce las barreras de entrada de nuevas MYPES o emprendimientos al mercado. Eso sí, ese servicio de maquilado subsidiario debería restringirse a un tiempo adecuado (quizá un máximo de 1 año), para no propiciar la competencia desleal desde el Estado a otras empresas constituidas con inversión propia.


2) A la par de apoyar la producción de acuerdo al numeral anterior, estas plataformas podrían proveer la asistencia técnicas y acompañamiento, para que las MYPIMES y/o emprendimientos puedan acceder a beneficios y/o financiamientos como PROCOMPITE (En manos de Gobiernos regionales y municipales), INNOVATE Perú (Concytec y PRODUCE), AGROIDEAS del MINAGRI, entre otros, que con ciertas facilidades puedan facilitarles el acceso a bienes de capital (maquinarias, equipos, herramientas, insumos, pequeñas infraestructuras), que les permitan, en principio formalizar su producción, y como segunda derivada, dar un salto hacia la mayor productividad y competitividad.


3) Finalmente, a través de otros programas de apoyo a la formalización de las MYPES, en manos del PRODUCE, Ministerio de Trabajo, SUNAT, entre otros, proveer las facilidades técnicas de gestión, que les permita conocer ampliamente sus costos (de producción y operación) y cómo estos impactan en su producción, y qué parte de ellos pueden ser manejados. Asimismo, cómo dirigir saludablemente la gestión financiera y tributaria, que son los talones de Aquiles que terminan por aniquilar a una empresa poco preparada.



Los programas y plataformas del Estado ya existen, las normas que propician la inclusión de la innovación también, solamente falta voluntad y trabajo multisectorial y lograremos situarnos en el camino hacia una la nueva revolución industrial, rumbo al bicentenario.


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