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Paskal Vandenbussche / Covid-19 y el futuro del capital social (2 de 3)


Publicado previamente en el portal tabajodigno.pe el 24 de abril 2020, bajo el nombre “Perú: Covid-19 y el futuro”.


En las últimas semanas se está discutiendo la necesidad de implementar un plan de reactivación económica que garantice la seguridad sanitaria para los trabajadores y la comunidad. Pero esta reactivación económica debe tomar en cuenta que la población ha experimentado, sentido, vivido el impacto del aislamiento social obligatorio de múltiples formas.


Como señalan D’Auria y De Smet (2020), la pandemia del Covid–19 es “un evento inesperado o una secuencia de eventos de enorme escala y velocidad abrumadora, lo que resulta en un alto grado de incertidumbre que da lugar a la desorientación, una sensación de pérdida de control y fuerte disturbio emocional”.


En estos tiempos no se puede regresar al business as usual, a los planes de negocio elaborados. Como muchos especialistas indican, los líderes y gerentes deben mostrar empatía. Inés Temple, es su artículo publicado en El Comercio, se refiere a la necesidad de ejercer un “liderazgo más humano ante la incertidumbre” (Temple 2020).


En “Leadership in a crisis: Responding to the coronavirus outbreak and future challenges”, publicado por McKinsey & Company, los autores indican que, durante estas crisis, los líderes tienen un rol muy importante en “hacer una diferencia positiva en la vida de las personas”, al ser empáticos, prestar atención a cómo la gente está luchando y tomar medidas para apoyarlos; además de “abrirse a la empatía de los demás y permanecer atentos a su propio bienestar” (D’Auria y De Smet 2020)


En la misma línea, Inés Temple indica: “El enfatizar el cuidado de la dignidad y autoestima de las personas frente a los cambios, fomenta la confianza y permite el diálogo. Crea el ambiente propicio para poder ver otras perspectivas” (Temple 2020).


En este contexto, una herramienta que podría ser muy útil para los lideres es la implementación de prácticas restaurativas –virtuales o presenciales– cuando las condiciones “pos-cuarentena” lo permitan.


Prácticas restaurativas

Uno de los mejores mecanismos para generar dialogo con empatía, dignidad y justicia, son las practicas restaurativas. Las prácticas restaurativas son “una rama de las ciencias sociales que estudia cómo generar capital social y alcanzar disciplina social a través de un aprendizaje y toma de decisiones participativas. Tienen como objetivo fundamental la generación de fuertes redes sociales, de vínculos saludables que, cualquiera que sea el contexto, permitan el desarrollo de relaciones enriquecedoras, productivas y satisfactorias en la normalidad, así como de contención segura cuando surgen las inevitables diferencias y el conflicto”.


La hipótesis unificadora fundamental de las prácticas restaurativas es que “los seres humanos son más felices, más cooperadores y productivos, y tienen mayores probabilidades de hacer cambios positivos en su conducta, cuando quienes están en una posición de autoridad hacen las cosas con ellos, en lugar de hacerlas contra ellos o hacerlas para ellos”; esto es, cuando participan en procesos justos (Wachtel 2013).

La implementación de prácticas restaurativas puede ayudar a:


  • Construir, reforzar y mantener relaciones sanas en el lugar de trabajo.

  • Crear espacios sanos y seguros de diálogo.

  • Promover comportamientos saludables y responsables.

  • Reducir los comportamientos violentos.

  • Fomentar el empoderamiento y liderazgo positivo de todos los actores.

  • Mejorar las relaciones laborales.

  • Mejorar el clima laboral.

  • Mejorar la productividad.


Entonces, prácticas restaurativas proveen procesos proactivos y receptivos para construir una comunidad al generar confianza y capital social de una manera estructurada e intencional.


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