Crisis alimentaria / II parte1
16. Se puede estimar una reducción de hasta el 50 % en la producción interna del grupo de cultivos transitorios. En términos de oferta agrícola, somos un país sometido a una alta inseguridad alimentaria (Tabla 4).

17. Deben darse los estímulos apropiados para reiniciar las siembras una vez normalizadas las lluvias y en función a las características fenológicas de los cultivos. La inacción de hoy terminaría en un incremento de las importaciones agrícolas.
18. Por ejemplo, en los casos del trigo se estima que la sequía terminaría afectando al 36 % de la producción nacional, en papa el 49,8 %, en oca y olluco casi el 67 % y maíz amiláceo el 50 %. El maíz choclo, que es fuente importante de ingresos para los productores, se vería afectado en 35,7 % (Tabla 5).
19. A partir del primer trimestre del 2023 veremos: (a) menor producción con afectación de los mercados, (b) pérdidas de ingresos esperados por los productores, (c) perdida de inversiones (incremento en costos), y (d) pérdida de puestos de trabajo (asalariados y no asalariados); todo generará mayor conflictividad social.
20. En el contexto actual, se tiene que el MIDAGRI se mantiene miope y simplemente se limita a señalar que los cultivos están asegurados; respuesta engañosa que atenta contra la dignidad de los hombres y mujeres del campo.
21. Sería de esperar que dentro de los lineamientos que presente el Ejecutivo en el proceso de investidura del nuevo Premier, esté en su agenda la atención prioritaria al agro y ganadería, con propuestas de acción que generen soluciones.
22. Para ello, el Gobierno requiere limpiarse de las mismas soluciones del pasado, elucubradas por los mismos autores y gestores del desastre agrario. Pero dentro del Estado, los nuevos gobernadores y alcaldes, a través de sus dependencias agrarias, deberán desde enero 2023 trabajar colegiadamente para generar desarrollo nacional y rentabilidad social.


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