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Víctor Zamora / El Cáncer en el Perú (2 de 4)

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El Cáncer en el Perú, y su impostergable reorientación estratégica


Aquí identificamos el segundo elemento a tomar en cuenta en nuestra política. Es necesario y urgente acercar los servicios de diagnóstico oportuno y confiable a las necesidades de quienes lo requieran. Esto significa, en pocas palabras, fortalecer el primer nivel de atención. Tarea nada fácil si se toma en cuenta la precariedad en que se encuentra nuestra primera línea de atención en salud.


El MINSA es el subsistema que más servicios de primer nivel tiene en el Perú. El número de puestos y centros de salud supera los 8,000, pero su capacidad de respuesta está limitada por una combinación de los siguientes factores: 1) la mayoría presenta fallas en su infraestructura; 2) en su gran mayoría no cuentan con servicio de internet; 3) una tercera parte carece de servicios de agua y desagüe; y, 4) solo la mitad no tiene profesional médico/a. En otras palabras, la magnitud del reto es enorme, pero impostergable si, en verdad, queremos enfrentar el problema.


Las más de treinta mil personas que serán diagnosticadas de cáncer este año, requerirán recibir tratamiento especializado. Sin embargo, este camino también muestra sus limitaciones.


El principal problema es que la atención especializada está concentrada en Lima, en unos pocos hospitales especializados del MINSA y de EsSalud. Aunque en los últimos años se han hecho esfuerzos para ampliar la oferta, llegando a tener presencia con algún servicio oncológico en 17 de 25 regiones, en realidad la mayor capacidad resolutiva pública, en términos de personal y equipos de soporte diagnóstico, terapéutico y de soporte se encuentran en la capital del Perú; por ejemplo, para julio de 2019, en la ciudad de Lima se encontraban 9 de los 16 equipos de radioterapia públicos de todo el país (12 aceleradores lineales y 4 bombas de cobalto 60), siendo el INEN el mejor equipado de todos. El mismo patrón lo tiene el sector privado.


La infraestructura sanitaria y los equipos no hacen la diferencia si no se tiene los recursos humanos adecuados. Si solo tomamos en cuenta a las y los profesionales médicos y médicas especialistas encontramos que más del 70% de las/los oncólogas/os clínicos, de las/los anatomo patólogas/os, de las/los radio oncólogas/os, así como de las/los cirujanas/os oncólogas/os se encuentran en Lima y el Callao.


Tercer elemento para tomar en cuenta, las inequidades en el acceso a una atención especializada, oportuna y de calidad son evidentes; sin embargo, el cierre de estas brechas es, igualmente, impostergable.


Aumentar la inversión y mejorar el gasto

Fortalecer las actividades de promoción de estilos saludables, prevenir con vacunas y mejorar el acceso a servicios de diagnóstico temprano u oportuno, así como al tratamiento requiere, entre otros, de recursos financieros.


Como ya sabemos, el Perú es uno de los países con menor inversión pública en salud de la región de las américas. A pesar de que la recomendación de la Organización Mundial de la Salud es que la inversión pública en salud no debe ser menos del 6% del PBI, el Perú invierte la mitad: 3.2%. En otras palabras, un presupuesto restrictivo.



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