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Victor Vasquez / Jorge Arevalo / Guillermo Esquives / Agro atraso y abandono (5 de 7)

La Tecnificación sigue siendo Una Promesa

La competitividad, tiene como uno de sus pilares esenciales llamado productividad desde el lado productivo y económico; a pesar que la actividad agraria muestra sostenidas tasas de crecimiento anual, también es cierto que este resultado es reflejo del crecimiento espectacular de la agricultura moderna y subsector pecuario y la práctica de una agricultura extensiva, en términos de superficie sembrada; mientras la agricultura moderna crece en su productividad, condición para ser competitiva, la productividad física de la agricultura mayoritaria muestra crecimientos menores al 1,5 % anual.


La verdad es que entre el 70 - 80 % (1,6 - 1,8 millones) del total de productores agrarios siguen careciendo de servicios de asistencia directa en materia productiva, comercial y financiera; es decir, carecen de los conocimientos y habilidades propias para una buena gestión de su unidad productiva, esta carencia explica la baja productividad física (rendimientos) y productividad económica (ingresos) que a fin de cuentas desencadenan sus condiciones de pobreza, descapitalización y deterioro en su calidad de vida.


A pesar de existir en la formalidad una institución pública, encargada de realizar acciones de transferencia técnica, estas son limitadas debido a las escazas8 asignaciones presupuestales para dichos fines; esta limitación, y en otros casos ausencia, es compensada por actividades de capacitación, cuyas características son duplicidad, desorden, muy caros, ajenos a la realidad y metodologías inadecuadas/obsoletas. La realidad concreta es que para el agro de las mayorías este estratégico servicio es casi inexistente, peor aún, es comprobar que desde ningún nivel de gobierno se tenga interés para diseñar un nuevo y apropiado sistema de servicios públicos, para tecnificar a la agricultura de las mayorías.


Para desarrollar y ejecutar un programa de asistencia orientada a optimizar la gestión de la unidad agrícola, significa iniciar procesos desencadenantes para la competitividad; una asistencia para el productor, de calidad y oportuna, significa ganancias importantes para el sistema agrícola y también ganancias económicas- Por ejemplo, una óptima recomendación en el uso de fertilizantes y otros agroquímicos, puede significarle al productor ahorros de hasta el 30 % en sus costos de producción, este ahorro termina redituándole ventajas para una mejor competencia, más cuando los mercados agrícolas son imperfectos; por el lado de la macroeconomía será disminuir la dependencia externa y reducir las presiones en la balanza comercial (ahorro de divisas).


Otro ejemplo se puede observar cuando una asistencia económica comercial oportuna, significaría para el agricultor mejorar los mecanismos de mercadeo de sus productos de manera que pueda ejercitar sus transacciones en mejores condiciones, además también para abaratar los costos financieros: En conjunto, un eficiente servicio para la agricultura impactará directamente en más ingresos a los productores, iniciar procesos de capitalización, adoptar nuevas tecnologías y migrar a otros nuevos portafolios productivos.


El desconocimiento de los efectos e impactos que desencadena la prestación de servicios para la agricultura, para la economía y familias productoras, data hace más de 4 décadas, desconocimiento que es atribuido al organismo responsable; las consecuencias de este desinterés, dejan sentirse en: uso irracional de insumos químicos (mayores costos, impacto al medio ambiente), mayor dependencia externa por insumos, genera inseguridad alimentaria, agrega vulnerabilidad y mayores riesgos a los productores; son estas las consecuencias que expresan los orígenes de la pobreza de vastas mayorías de productores.


La realidad en este tema nos dice, que todos los gobiernos (Ejecutivo y subnacionales) prometen dar solución a esta grave ausencia; lo concreto es que terminan organizando, para sus partidarios, sendos programas dícese de asistencia técnica y desarrollo productivo9 los mismos que al término de 3 - 4 años sólo muestran como resultados el derroche de millonarios presupuestos y sumando la empleocracia pública. El caso más reciente y de escándalo fue el promovido desde el gobierno central por Pedro Castillo prometiendo la segunda reforma agraria y dentro de ella, la “revolución tecnológica”. Otro de los resultados logrados de estos programas, promovidos y ejecutados desde los niveles de gobierno, dada sus características y organización vertical del servicio, es que terminan demostrando no ser sostenibles y condicionada su vigencia a la existencia de presupuestos públicos.


Poner en marcha un programa de asistencia técnica para la totalidad de la superficie cultivada, anualmente, demandaría de un total de casi 19 mil profesionales, demanda que requeriría de una inversión directa de 235 millones de dólares o su equivalente a 905 millones de soles. El reto no es por los recursos necesarios, sino en el diseño de un programa con características de integralidad, multidisciplinario y participativo con los usuarios; este enfoque asegura atender la demanda y solución de los problemas reales del agro, también promover, el tránsito hacia portafolios de mayor rentabilidad y administración de riesgos; en suma el enfoque10 alienta un empoderamiento real y la apropiación del servicio por parte del usuario, así como el fortalecimiento de sus formas asociativas de organización, condiciones que fortalecen la sostenibilidad del servicio.


La demanda estimada de profesionales para este servicio a nivel regional señala, por ejemplo, para la costa norte, se necesitarían 3,683 profesionales, costando 52,9 millones de dólares; la sierra centro demandaría un total de 4 mil profesionales, a un costo de 43,4 millones, igualmente, la sierra sur requeriría 4,186 profesionales, con una inversión de 45,2 millones de dólares. La selva 3,563 profesionales y costo de 38,4 millones de dólares.


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