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Yaneth Arteta / Reestructuración del sistema de salud

Foto del escritor: Análisis EfectivoAnálisis Efectivo

El sistema de salud peruano en décadas se ha ido agrietando como ¨sistema¨, resultando en subsistemas de salud. En este contexto, la población peruana está sujeta a la atención según cuatro regímenes de aseguramiento, como el Aseguramiento Universal de Salud (AUS del SIS), cuyo objetivo alcanza a la población que no tenga ningún otro seguro de salud; ESSALUD, que corresponde dar atención según un régimen contributivo; El Fondo de Salud para el Personal de la Policía Nacional del Perú (FOSPOLI), y los seguros privados de salud.


En el marco de acceso a los servicios de salud se evidencian claras diferencias de oferta, cada cual con las limitaciones propias de su accionar y las consecuencias en desigualdades en el acceso a la salud, principalmente de las públicas y publica/privadas, cuyo resultado por la presencia del COVID-19, nos muestra el desastre humano que vivimos en la actualidad.


¨El dolor es vehículo de conciencia¨ (Siddhārtha Gautama, Buda). Tales adversidades humanas y por cierto muy dolorosas, que vivimos los peruanos, nos debe servir como opción de oportunidad y una conciencia elevada a nuevas acciones sanitarias en un marco de integralidad, con la Restructuración del Sistema de Salud, en la medida de socavar profundamente y fortalecer cuatro pilares sanitarios fundamentales:


1. Integración y unificación de un sistema de salud nacional como tal, sin diferencias entre lo público y lo privado, a fin de brindar atención igualitaria a toda la población peruana, cuya oferta supere las expectativas de la demanda. Ante el COVID-19, la vida ante la muerte no fue lo suficientemente valorada por el sistema privado de salud, pudo más sus intereses económicos, mientras que la lucha aun con sus carencias sanitarias la viene dando el sistema público sanitario, visibles resultados que vemos hoy.


2. Optar por la ¨inversión en salud¨, desmereciendo el ¨gasto público en salud¨, y aun cuando se incremente el porcentaje para la inversión en salud, insoslayablemente deberá estar acompañada por mecanismos de control de la inversión en las diversas necesidades sanitarias de la oferta (humanos, equipos, material, infraestructura, etc.), tanto del MINSA, GORES, Direcciones de Salud, así como las Unidades Ejecutoras, dado que no están exentos de la corrupción al interior de ellas, sometiéndolas ante un accionar inadecuado a leyes penales más severas. Ninguna intervención debe estar libre de un instrumento de defensa, en este caso, la penalidad ante la falta. Hoy vemos inexplicable y penosamente la corrupción en plena pandemia y ante tanta, tanta necesidad sanitaria.


3. Revalorar ¨la atención primaria de la salud¨. La Conferencia Internacional sobre la Atención Primaria de la Salud, desarrollada en Alma Ata, URSS septiembre 1978, puso énfasis en la asistencia sanitaria en el primer nivel de atención, siendo su prioridad el primer contacto con los individuos, la familia y la comunidad, para que se lleve lo más cerca posible la atención de salud al lugar donde residen y trabajan las personas, constituyendo el primer elemento de un proceso permanente de asistencia sanitaria. En esta conferencia se precisa esta intervención como la función central y el núcleo principal, para el desarrollo social y económico global de la comunidad. Han pasado 40 años, y la mayoría de países -incluyendo Perú-, pasaron por agua tibia esta gran oportunidad de prevención ante riesgos y enfermedades. La experiencia de hoy, nos muestra que esta importante intervención casi ha quedado en papeles. Si el sistema sanitario actual cuenta con esta estrategia, pues ella se da a manera de limosna y básicamente en los Puestos de Salud donde la mayoría se encuentran en zonas rurales y urbanas marginales, con un mínimo de oferta, paradójicamente zonas donde se asienta en mayor proporción la pobreza y pobreza extrema. Intervención sanitaria que, de estar fortalecida en todos los niveles de atención, hubiera sido la primera línea de fuerza para hacer frente a la pandemia. ¿Acaso el número de muertos y el gran dolor que vivimos no logra despertar entre los hacedores de políticas públicas esta operación, tan necesaria e importante para la prevención de los riesgos y enfermedades? Lamentablemente Perú no es el único país donde no se dio énfasis en esta alternativa, en los últimos 20 años la prioridad se ha dado a la medicalización de la población mediante seguros de salud, que aunque sea de gran apoyo para la población, no contempla la cobertura a la prevención en atención primaria en su gran dimensión, pues claro, no es conveniencia de las transnacionales farmacéuticas tener una población educada en cuidados de la salud, más bien enferma o con cronicidad de enfermedades una ¨sociedad de consumos de medicamentos¨.


4. Fortalecer la atención recuperativa. La carencia de la oferta sanitaria se ha manifestado explícitamente con el COVID-19, los resultados, cifras, datos estadísticos, tendencias y cuanto número podamos examinar, sólo son el resultado, por un lado, de la oferta sanitaria limitada, y por otro, del endeble comportamiento poblacional frente a la prevención del riesgo, generada por una falta de atención primaria donde la educación sanitaria es primordial, entre lo que le correspondería al sistema de salud.


Finalmente, la COVID-19, nos ha mostrado también la gran capacidad científica de peruanos ante la gran necesidad de salvar vidas, pruebas moleculares, respiradores no invasivos, aportes tecnológicos y científicos de otras universidades peruanas e instituciones diversas para combatir la enfermedad, próximamente un antiviral tan esperado por científicos peruanos, talento que se puso de manifiesto y que existe en nuestro Perú, que si queremos un nuevo sistema sanitario debe explorar y explotar (en el buen sentido de la palabra) profundamente, para ser incorporado como una nueva fortaleza en el desarrollo del nuevo sistema sanitario, ciencia y tecnología made in Perú, y progresivamente detener la dependencia extranjera en ciertas necesidades sanitarias para dar pase a la producción peruana, con ello disminuir costos e incrementar en la atención primaria de la salud.


Si para tener una mejor calidad de vida hay que socavar estructuras sanitarias, pues hay que hacerlo, esperamos que el apoyo tanto político, social, religioso, y económico jueguen un rol importante en la salud peruana.


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