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Carlos Anderson / AFPs: Ni 2 mil soles ni el 25% sino Todo lo Contrario


Comencemos por lo obvio: el sistema de ahorro previsional privado está deslegitimado o en rápido proceso de deslegitimación. Y como tal, es presa fácil del maniqueísmo propio del populismo, en cualquiera de sus diferentes manifestaciones. Si ya en tiempos “normales”, esos que con seguridad no volverán jamás, el debate giraba en torno a permitir el libre uso de los ahorros provisionales—hoy capturados en un sistema que los tiene bajo siete llaves—hoy, en medio de la crisis del coronavirus, el debate se ha convertido en un simple griterío. “Devuélvanme mi plata”, es el grito que más se escucha, seguido de “van a destruir el sistema”. Es en ese contexto que han surgido dos propuestas intermedias: una desde el ejecutivo (libertad para retirar hasta 2 mil soles en dos armadas de 1,000 soles cada una) y otra desde el Congreso de la República para permitir el uso de hasta el 25 por ciento de los fondos de un solo cocacho. El primero restringe ese derecho a quienes no aportan (y probablemente nunca vuelvan a aportar desde un empleo formal) desde hace un año, y el segundo no establece límites ni cortapisas. Se trata de un “devuelva la Plata” y no más. Al mejor estilo del General Urresti. La respuesta del gobierno es inocua. No significará mayor apremio para las empresas de AFPs que a pesar de sus lamentos algún nivel deben tener de activos efectivamente líquidos (cash, en efectivo), pero tampoco solucionará las necesidades de liquidez—reales o emocionales—de una población que, aunque por el momento formalmente empleada, debe enfrentar ahora el fantasma del desempleo (o el ajuste a la baja de los salarios) y la realidad pura y dura de ser más pobres (aunque no se diga en voz alta, los activos reales—casas, terrenos y departamentos, por ejemplo—valen hoy mucho menos que antes de que se decretara la cuarentena). Por su parte, la propuesta del Congreso no es todo lo catastrófica que anuncian quienes defienden a las AFPs como dogma, en lugar de verlas como se les vería en cualquier otra parte del mundo: como un instrumento más—entre varios—de ahorro previsional. El 25 por ciento de liberación planteado bien podría escalonarse en retiros de 2% mensuales a lo largo de un año. De manera facultativa. Mientras tanto el actual Congreso o el siguiente podría—debería—trabajar en una reforma integral del Ahorro Previsional en el Perú. Ideas sobran, buenos ejemplos también. Falta voluntad política. Y dejar de lado el viejo juego de defender sistemas en lugar de defender a la gente, y defender intereses antes que defender principios.


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