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Foto del escritorCarlos Ginocchio

Carlos Ginocchio / Con el permiso de Paolo


‘El fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes’, frase que algunos atribuyen al entrenador de la selección italiana, Arrigo Sacchi, y otros, al exjugador argentino, Jorge Valdano. Las sociedades tienen aspectos que les afectan, más importantes que el fútbol, como la Educación, Salud, Empleo, Justicia, Economía; no obstante, la realidad pareciera desmentir la menor trascendencia del considerado ‘deporte rey’: la final de Qatar 2022 fue vista por 1,500 millones de personas (20% de la población mundial), tres de los diez deportistas mejor pagados en el mundo son futbolistas (Cristiano Ronaldo, Leo Messi y Kylian Mbappé, con más de 120 millones de dólares anuales) y la FIFA tiene más países afiliados que Naciones Unidas (211 vs 159). En teoría, de acuerdo con Valdano, pero, ¿es así en la práctica?


En Perú, cuando la selección gana se levanta la autoestima del ciudadano, se abrazan personas de diferentes condiciones y pensamientos, incluso rivales, y hasta la economía mejora. Gamarra es una de las pruebas, y los spots de televisión otra. Más de 10 seleccionados (Gallese, Advíncula, Corso, Carrillo, Tapia, Orejas Flores, Ruidías, Guerrero, Alberto Rodríguez, Cueva, Lapadula, por citar algunos) han auspiciado diferentes marcas comerciales, incluyendo instituciones financieras, e incluso el entrenador Ricardo Gareca es contratado para dictar charlas a emprendedores y empresarios peruanos.


El mundo se ha conmovido con mayúsculas tragedias producto de guerras, desastres naturales, genocidios, atentados, y epidemias, pero el único deporte donde se han producido fatalidades considerables es el fútbol. En 1964, tras el encuentro entre Argentina y Perú, en el estadio Nacional de Lima, las protestas por el arbitraje generaron 328 muertes y 500 heridos. En 1969, el partido entre El Salvador y Honduras fue la excusa para una guerra que ocasionó aproximadamente 6,000 muertes. En 1985, en el estadio de Heysel, Bruselas, en el encuentro en que Juventus se coronó campeón de la Copa de Europa, derrotando 1-0 al Liverpool (Platini de penal), se produjo un incidente que culminó con la muerte de 39 aficionados. Dicho sea de paso, a mi entender, ha sido una de las finales más disputadas y brillantes de la historia de la actual ‘Orejona’: Liverpool era el campeón vigente, y la ‘Juve’ – con Platini, Paolo Rossi, Tardelli, Scirea, Cabrini - de la Recopa en la temporada anterior.


La selección peruana ha obtenido en las primeras cuatro fechas eliminatorias para el mundial 2026, uno de doce puntos en juego. Apenas un empate como visitantes con Paraguay, gracias al arquero Gallese y la mala puntería de los delanteros guaraníes. En las eliminatorias para Qatar 2022, también obtuvo un solo punto, y para Rusia 2018, tres puntos, en cuatro encuentros (siempre con los paraguayos). ¿Por qué el pesimismo de hoy?, diría que por seis razones: a) la forma de comunicarse del entrenador Reynoso y sus torpes declaraciones, b) la valla alta que ha dejado Gareca, c) el sistema de juego que no convence, sin un solo remate al arco (en las dos eliminatorias anteriores había concretado cuatro goles), d) la incapacidad para buscar jugadores que reemplacen a las estrellas de hace cuatro y ocho años, las principales en declive, e) el equipo de Chile es de mucha menor calidad que en eliminatorias anteriores, su ‘generación dorada’ también está desapareciendo, y f) Venezuela que, en el papel, era un equipo relativamente fácil para derrotar, aparece con una nueva imagen y sus resultados lo ubican entre los posibles clasificados: 1-1 de visitante con Brasil y victoria 3-‘0 como local a Chile.


En ese escenario, y aunque Oblitas declare su apoyo al actual técnico (Juan Reynoso), el futuro se le presenta oscuro por sus planteamientos, declaraciones fuera de la realidad, y su desacertado comentario sobre jugadores jóvenes (Grimaldo, Reyna, Zanelatto) que se desenvuelven el campeonato nacional, y sobre este mismo que, aunque deja mucho que desear, en este se desenvuelven varios de sus jugadores. Desatinado e inexacto: Grimaldo jugó 76 minutos en el encuentro que en junio pasado Sporting Cristal derrotó a The Strongest en La Paz. Bryan Reyna anotó un gol contra El Salvador jugando los 90 minutos, y contra Corea del Sur, donde Perú se impuso 4-1 y 1-0, respectivamente, y Piero Quispe corrió y se jugó un gran partido los 90 minutos contra Cusco en altura. En un país donde el deporte se trate con seriedad, Reynoso ya habría renunciado, o quizás se habría continuado con Gareca.


Los entrenadores que han logrado éxitos con la selección peruana son aquellos que elogiaron y hasta lisonjearon a sus jugadores, impusieron disciplina, y formaron un equipo: Didí (clasificación México 1970), Marcos Calderón (campeón sudamericano 1975 y clasificación 1982), y Ricardo Gareca (“como yo creo en el jugador peruano me he sentado aquí y acepté el cargo de la selección peruana”, declaraciones en su primer contacto con la prensa). Quienes permitieron intromisiones o no supieron incentivar y unir al grupo, fracasaron, tales como Tim, Del Solar, Markarian o Maturana. Además, así como hay jugadores que triunfan en sus equipos, pero no ‘pegan’ en la selección, como Raúl Ruidías y Claudio Pizarro, es diferente entrenar un club donde se dispone de los jugadores todos los días, a una selección, donde se cuenta con ellos apenas cinco días antes de los encuentros. En este último caso se debe tener definido el equipo y las estrategias, para eso son los amistosos.


El romance entre la hinchada y nuestra selección está en el crepúsculo, y la caída sería muy difícil de recuperar, como lo ha mencionado el director general de Fútbol, Juan Carlos Oblitas; no obstante, dos situaciones que han sido escasamente comentadas: el exabrupto de Paolo Guerrero respondiendo a las críticas de un periodista deportivo (‘¿A quién le han ganado?, ¿cuándo han jugado?, ¿cuándo han pisado una cancha de fútbol?, ¿han metido un gol?’). La realidad es que Paolo está lejano a sus actuaciones en anteriores eliminatorias, y en una selección de nivel no sería convocado. Por si acaso, he jugado fútbol en la universidad, y he seguido este deporte más de medio siglo. Respetable pero sin sentido la manifestación de Oblitas respecto al comentario de Gareca contradiciendo a Reynoso respecto a las bondades del jugador peruano en la Liga 1, al decir que fueron ‘inoportunas’. Los jugadores son personajes públicos, y no estamos ni en Venezuela o Nicaragua, por lo que tenemos libertad de expresión y la crítica - mientras no contenga improperios o agravios – debe ser aceptada, y no estar sujeta a la oportunidad o al hecho de haberle ganado a quien sea. Mourinho, Nagelsmann, Sarri, Rafa Benítez, y Carlos Alberto Parreira, por mencionar algunos, obtuvieron más títulos como entrenadores que cualquiera de nuestros seleccionados, sin haber jugado al fútbol profesionalmente. Si se trataran declaraciones de políticos, como los ministros del Ambiente (‘bañarse con una tacita), Economía (‘no pida cebiche, pida arroz con mariscos’), Agricultura (‘en vez de limón echar a las ensaladas más sal y vinagre’), la prensa los habría destrozado.


¿Tiene toda la responsabilidad Reynoso o la Federación Peruana de Fútbol por no promover jóvenes talentosos? Los clubes y el infausto sistema de nuestra Liga son más responsables. Aparecen contadas excepciones (Quispe, Concha, Roca, Zanelatto, Reyna, Grimaldo), pero insuficientes. Roberto Chale a sus 21 años estuvo en el quipo con que la “U” derrotó a River Plate y Racing en 48 horas en Buenos Aires, 1967. En México 70, Cubillas y Sotil tenían 21 años, Eladio Reyes, 20 años, y Ramón Mifflin, 23 años. Eran épocas de Inter barrios, campeonatos escolares, Copa Perú amateur, temporadas internacionales con equipos extranjeros de primer nivel, campeonatos con sistemas de puntaje claros y definidos (campeonaba quien hacía más puntos en dos ruedas), y dirigentes de clubes que aportaban a sus colores en vez de cobrar sueldos. El desarrollo de las divisiones inferiores es la única manera de contar con un equipo competitivo, siguiendo el camino de Colombia, Ecuador, y hoy Venezuela, a quienes hace cuarenta años derrotábamos en la mayoría de los encuentros.


Por si acaso, en las dos eliminatorias anteriores, perdimos los dos partidos contra Bolivia en La Paz, sin hacer goles, y contra Venezuela en Lima, empatamos 2-2, y ganamos 2-1. Esta vez el reto son 6 puntos.


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